Los argumentos de Carlos H. Reyes

Carlos H. Reyes
Foto: El Heraldo

El líder sindical Carlos H. Reyes era el primer candidato independiente a la presidencia de la República, sin embargo no supo aprovechar esa oportunidad que se le dió. Carlos H. Reyes ha renunciado. Su candidatura, que ponía en precario su «independencia» al apoyar a Zelaya, estaba destinada al fracaso desde el principio.

Manuel Zelaya no lo dijo abiertamente, pero era fácil adivinar sus intenciones continuistas con el proyecto de la «cuarta urna», que buscaba instalar una Asamblea Nacional Constituyente con el propósito de cambiar la forma de gobierno del país. Carlos H. Reyes apoyó el ilegal proyecto de la cuarta urna, que de haber tenido éxito hubiera permitido la reelección de indefinida de Zelaya por medios fraudulentos. No tendría sentido proponer una candidatura a la presidencia en tales condiciones.

Ahora que Zelaya fue destituido por el Congreso, Carlos H. Reyes dice que no participará en las elecciones, alegando que por el golpe de Estado éstas no son válidas, y que es necesario retornar al orden constitucional restituyendo a Zelaya a la presidencia.

Ayer, en declaraciones a HRN, Carlos H. Reyes declaró que apoyar las elecciones es apoyar el golpe de Estado, y que nadie de la «resistencia» contra este golpe de Estado va a votar o a apoyar las elecciones, por que apoyar las elecciones es apoyar el golpe de Estado.

Sin embargo, ayer mismo, el Partido Unificación Democrática, partido de izquierda que ha venido apoyando a Zelaya, anunció que participará en las elecciones.

Los argumentos de Carlos H. Reyes no convencen.

Se ha repetido hasta la saciedad que el proceso electoral es independiente de la figura del presidente de la República, y que es administrado en forma autónoma por el Tribunal Supremo Electoral. Que Zelaya habría sido automáticamente inhabilitado en su cargo antes de ser llevado a Costa Rica el 28 de junio pasado, en virtud del artículo 239 de la Constitución, que establece que cualquier funcionario público cesa inmediatamente en su cargo con el solo hecho de proponer la reelección presidencial. Y que en virtud del artículo 242, Roberto Micheletti debía sustituirlo, por ser el presidente del Congreso en ese entonces.

Que Zelaya perdió su cargo por haber propuesto la reelección queda claramente establecido por lo que dijo en este video que sigue en Youtube, en el que menciona la posibilidad de que Rafael Leonardo Callejas pueda volver a aspirar a la presidencia, tratando de apartar la atención sobre sus intenciones continuistas:

No hubo pues, golpe de Estado, siendo la sustitución de Zelaya legal. Además, en un clásico golpe de Estado, como el que se dio en contra del presidente Ramón Villeda Morales en 1963, se disuelven todos los poderes del Estado, y una Junta de Gobierno o Jefe de Estado gobierna por medio de decretos-leyes.

La sustitución del presidente Zelaya en Honduras no tiene precedentes, por eso es incorrecto etiquetarlo de «golpe de Estado». A diferencia de lo que sucedió en los clásicos golpes de Estado, en Honduras funcionan con legitimidad que está fuera de toda duda el Congreso, la Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Supremo Electoral.

Pero aun suponiendo que se hubiera dado un rompimiento constitucional el 28 de junio, la postura de Carlos H. Reyes resulta siempre contradictoria. Dice Carlos H. Reyes que no participará en las elecciones por que son ilegales, por darse dentro de un contexto de golpe de Estado, pero no tuvo problema alguno en respaldar las ilegales elecciones disfrazadas de encuestas de la cuarta urna. Dice que es necesario el retorno al orden constitucional, cuando ese orden constitucional es contrario a la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente que él promueve. No se entiende para qué insiste en el retorno al orden constitucional, si su objetivo es destruirlo en el plazo más corto posible… a menos… a menos que esa insistencia no se base en el respeto a la ley, sino más bien en el oportunismo político.

Carlos H. Reyes insiste que después de un golpe de Estado siempre es necesario crear una nueva Constitución, pero no explica por qué. La constitución de 1957 podría haber sido restaurada después del golpe de Estado de 1963, al menos en teoría. Ello no ocurrió así por que esa constitución era incompatible con el régimen militar que le puso término. Aun suponiendo que se hubiera dado un golpe de Estado, una Constituyente no es un evento inevitable ni necesario.

Carlos H. Reyes perdió su estatus de «independiente» por depender en su candidatura de la suerte de Manuel Zelaya y del chavismo hondureño. Carlos H. Reyes puede ser bueno en su trabajo como agitador, pero como político «no le entiende al trámite». No es extraño que él se oponga a las elecciones, por que la inestabilidad política de un régimen —ahora sí— de facto, le proporcionaría un ambiente propicio para realizar su trabajo de aprovechar el desorden.

El grupo de «resistencia» del que forma parte Carlos H. Reyes no es tal. Resistencia sería un grupo de ciudadanos que combatieran contra una invasión extranjera, como sucedió en la Francia invadida por los fascistas. Pero estos grupos subversivos lo que buscan es imponer el molde castro-chavista en Honduras, por la vía de la violencia y el terrorismo si es necesario, por lo que se constituyen en malos hondureños. La verdadera Resistencia somos nosotros, los que estamos del lado de la libertad y la alternabilidad en el poder, y que aguantamos las embestidas de estos grupos subversivos.

2 comentarios en “Los argumentos de Carlos H. Reyes

  1. Anonymous

    En un post de este blog, publicado en marzo, https://nacerenhonduras.com/2009/03/arabes-en-honduras.html, se habla de los apellidos árabes en Honduras.
    En un artículo del diario El Mundo de España, publicado el 27 de noviembre, se dice que 5 familias judías son las que controlan la economía del país, al menos el 40% del Pib. Algunos apellidos coinciden con los que aparecen en la entrada de su blog, por ejemplo Facussé. Los 5 apellidos que cita el diario español son Rosenthal, Facussé, Larachs, Nasser, Kafie y Goldstein. El primero y el último no parecen presentar dudas. ¿Qué hay de verdad en lo que atañe a los del medio? ¿Son quizás palestinos de orígen judío o El Mundo yerra en su información?

    La nota de El Mundo es accesible sólo a suscriptores, pero se puede leer gratis aquí: http://www.offnews.info/verArticulo.php?contenidoID=18761

    Gracias por adelantado

    XMD

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