Cuando Hables al Pueblo

Por: Raúl Gilberto Tróchez

Cuando hables al pueblo,
político rudo,
límpiate la boca de pecado.
Soy el pueblo que engañas;
soy el pueblo en harapos,
columna vertebral de tu existencia;
sin mí, tus palabras irán al vacío,
sordas, mudas,
terribles, sin eco…
Cuando mi nombre invoques,
registra tu conciencia;
no malgastes las palabras:
PUEBLO, LIBERTAD y PATRIOTISMO
como escudo a tu maldad premeditada.
Haz de cada jirón de mi vestido
una bandera de redención;
de cada lágrima mía,
un manantial perenne
que refresque el desierto miserable
en que me abraso;
de cada sacrificio,
de cada lamento,
un Código Moral en mi Destino,
que mande, no a mi destrucción,
sino a mi completo bienestar;
al disfrute de plenitud
de mi montaña;
mi buey y mi caballo;
mi perro y cabaña.
No te pido más, político ciego:
quiero ver a mi Patria
libre de miserias;
libre de rencores;
libre de ambiciones…
Soy el Pueblo humilde,
inmenso en bondades
y terrible en acciones
cuando no se cumple
tu misión de hombre.
Soy un pueblo bravo
de miles de hermanos,
millones de brazos,
pidiendo, invencibles,
que no haya esclavos.
Que tu acción no me hunda
en el atraso que asfixia;
mi condición de ser libre
y de ser soberano,
le dan dignidad a mi Destino.
Tú, político sordo;
político rudo,
me mantienes atado;
me mantienes enfermo…
Tú, sembrador de discordia,
me has legado tu herencia
en misión negativa
de un fatal heroísmo.
Cuando hables al Pueblo,
ve con alma pura;
ve con Dios adentro,
porque estoy cansado
para ser tu esclavo
porque tu palabra
ya no me convence…

Tomado de «Poemas y Cuentos».

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