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Pastores y Estado laico en Honduras

Los pastores tienen derecho a participar en política como cualquier otro ciudadano, si seguimos el principio de igualdad ante la ley. Sin embargo en Honduras la ley prohíbe que los ministros religiosos puedan optar a cargos públicos.

Dice el artículo 77 de la Constitución: «Se garantiza el libre ejercicio de todas las religiones y cultos sin preeminencia alguna, siempre que no contravengan las leyes y el orden público. Los ministros de las diversas religiones, no podrán ejercer cargos públicos ni hacer en ninguna forma propaganda política, invocando motivos de religión o valiéndose, como medio para tal fin, de las creencias religiosas del pueblo«.

Y en el artículo 151 nos dice que «la educación será laica«.

El por qué de esa discriminación en contra de los ministros religiosos y de la enseñanza de valores cristianos es algo que no se explica en la ley, pero parece basarse en una tradición anticlerical que tiene su origen en la revolución francesa.

Es sabido que el himno nacional de Honduras contiene una estrofa de alabanza de esta revolución, y se celebra que se haya cortado la cabeza del rey consagrado. La revolución francesa fue una guerra sangrienta en contra de la religión católica que es celebrada en todo el mundo como una fuente de libertad y valores republicanos, y Honduras no es la excepción. En Honduras se celebra el 14 de julio, día de la toma de la Bastilla, como algo positivo.

El laicismo finge ser una doctrina de paz y conciliación, pero está basada en el prejuicio anticlerical, la tiranía, el totalitarismo y la violencia.

Según Aristide Briand, político francés que promovía una ley laicista a principios del siglo XX: «El Estado laico, para garantizar su seguridad y su predominio, es por fuerza anticlerical. Le pertenece, en efecto, oponerse a que la Iglesia, saliéndose de su ámbito religioso e interviniendo en el terreno político, ponga en peligro el predominio del Estado. Pero si la Iglesia permanece en su sitio, si los fieles se contentan con manifestar, bajo la forma del culto, sus sentimientos religiosos, el Estado está obligado a detenerse ante ese ámbito sagrado«.1

El estado laico es juez y parte, él decide cuál debe ser el ámbito de acción de la iglesia y él ejecuta el castigo.

El anticlericalismo ha sido una forma no muy disimulada de anti-cristianismo.

Cómo parte de esa cruzada anti-religiosa en Honduras se le quitaron propriedades a la Iglesia Católica sin compensación y se disolvieron las cofradías. Esta destrucción del patrimonio religioso y cultural se realizó presentándola como un triunfo de la modernidad y el progreso económico.2

La doctrina misma del estado laico es un sinsentido, no se sostiene ante un mínimo análisis. Es inconcebible una sociedad en la que la religión no tenga influencia en la política. Es normal que en una sociedad mayormente cristiana, las personas van a votar preferentemente por candidatos cristianos.

En la práctica, el estado o bien admite la existencia de la influencia de la religión o se dedica a perseguirla. No hay una posición neutral posible.3

El laicismo debe ser abandonado. La constitución debe ser cambiada para reflejar la realidad de la sociedad hondureña, la cual siempre ha sido cristiana.

Honduras, de facto, no es un estado laico. Algunas de las principales festividades, de días de asueto, son celebraciones cristianas: la semana santa, la navidad.

En la práctica, el estado hondureño colabora con instituciones cristianas. No se persigue a los funcionarios del estado por expresar su fe en público. Se dice que la educación es laica, pero no se castiga las expresiones de fe en los centros de enseñanzas públicos.

Hay una tradición en que las autoridades del gobierno visitan el templo de la Virgen de Suyapa cuando se celebra el día de esta advocación, el 14 de febrero.

También hay una celebración del día de la Biblia el último domingo de cada mes de septiembre que está basada en una ley del congreso.

En Honduras se le ha cancelado el permiso para operar a sectas religiosas como «Creciendo en Gracia» y la «Iglesia de la Unificación» del reverendo Moon.

Pastores evangélicos y sacerdotes católicos han participado en comisiones de notables nombradas por el Congreso Nacional.

El laicismo ha fracasado en Honduras porque no ha podido reemplazar la moral religiosa con una moral secular. La pérdida de valores morales religiosos tiene un impacto en la violencia, corrupción y delincuencia. El declive de la moral cristiana ha incidido en la pérdida de la identidad nacional y hace presa fácil a la población de la influencia de ideologías extranjeras.

Los defensores del laicismo afirman que el argumento a favor del laicismo fue decidido de una vez por todas durante el siglo XIX. Hay una venerable tradición laicista que hay que defender y hasta los próceres nacionales como Francisco Morazán eran laicistas.

Paradójicamente, se pretende que aceptemos el laicismo como dogma de fe, cuando se nos dice que los hombres de fe no están capacitados para desempeñar un cargo público.

Mi respuesta es que los próceres y héroes nacionales también eran humanos y que podían equivocarse, que todavía se puede discutir qué significa el laicismo en el siglo XXI, qué papel tiene la religión en la sociedad y cuál ha sido el balance de la historia del laicismo, preguntarnos si realmente se han alcanzado los objetivos que se proponía. Las situaciones sociales cambian, hoy en día las religiones son más tolerantes que antes, y los grupos evangélicos no tienen la misma capacidad para imponer sus creencias.

Se apela a la historia, se dice que la religión católica era demasiado opresiva y que el laicismo nos trae la libertad de creer lo que se quiera. El predominio de la religión produjo guerras religiosas y la religión se opuso al avance de la ciencia, de lo cual es paradigmático el caso de Galileo.

Opino que es falso que el laicismo traiga más libertad cuándo abiertamente reprime la religión de la mayoría de las personas. Las guerras se dan por diferentes motivos y no han dejado de darse con el predominio de los estados laicos. La religión cristiana, en lugar de ser un estorbo a la ciencia fue lo que permitió su surgimiento.4

El laicismo no ha resultado más tolerante, cuando en el siglo XX ideologías laicistas persiguieron y asesinaron a millones de personas por causa de su fe.

La visión que se tiene de la iglesia católica está fuertemente sesgada por una visión anticlerical. Es lo que se conoce como leyenda negra. La iglesia católica ha tenido un papel más positivo del que se le da crédito, aun por los mismo católicos.

En lo que respecta a la Inquisición, los tribunales de la Inquisición también se encargaban de asuntos seculares y ayudaron a rebajar las tensiones que se daban en los países protestantes por asuntos de diferencias religiosas. Según María Elvira Roca, «la Inquisición evitó grandes barbaridades».5

Se advierte con preocupación que si renunciamos al laicismo se va terminar en una situación similar a los países islámicos, cuando históricamente es la fe católica la que ayudó a los españoles a liberarse del yugo islámico y conquistar un nuevo mundo.

La conquista de ese nuevo mundo tuvo éxito gracias a la religión católica, que proveyó el aglutinante social para mantener en relativa armonía a personas de diferentes etnias durante siglos. La conquista no fue esa sucesión de abusos con que se difama el nombre de la hispanidad.6

Es obvio que la religión cristiana es mucho más tolerante que el Islam.

La Iglesia existía mucho antes que el estado laico, y formaba parte integral de la sociedad, el estado laico no tenía ninguna legitimidad para venir a pisotear a la Iglesia en nombre de una ideología extranjera.

Hoy en día la amenaza de la intolerancia del laicismo de línea dura es más urgente que lo que pueda ser la intolerancia religiosa cristiana. El laicismo ya está llegando en los países del primer mundo al nivel de un totalitarismo secular. Cuando antes a las diversas formas de la religión cristiana por lo menos se las toleraba, ahora al cristianismo de la vieja escuela se le considera «una ideología peligrosa que propaga el odio y debe ser eliminada para el bien de la sociedad».7.

Las personas de fe que vengan a poner un contrapeso a la influencia anticristiana son más necesarias que nunca.

«La libertad de religión solo funciona mientras haya una religión tolerante que sea lo suficientemente dominante; deja de funcionar tan pronto hayan minorías religiosas que se vuelvan lo suficientemente influyentes para desafiar su dominio cultural imponiendo su propia perspectiva, la cual es menos tolerante».8

Un laicismo que trate a todas las religiones como iguales en realidad estará imponiendo una tiranía de las minorías.

La libertad religiosa se ve vulnerada cuando por causa de la corrección política se producen leyes contra el discurso de odio al que no someta su conciencia a las nuevas formas de pensar del secularismo dominante. Hoy en día, la libertad de expresión recibe su mayor desafío por parte de un laicismo intolerante.

Se nos dice que los ministros religiosos no deben acceder a cargos públicos, porque existe el peligro de que usen el cargo para imponer sus ideas religiosas, pero los defensores del laicismo anticristiano tienen vía libre para optar a cargos públicos. Esto parece fundamental injusto, dándole la ventaja a los enemigos de la religión para imponer sus ideas sin la correspondiente oposición.

En el mundo real la política no está separada de la religión. Los votantes cristianos van a querer votar por alguien que apoye los valores cristianos. Si un pastor no puede participar en un cargo público por causa de sus creencias, tampoco podría hacerlo ningún creyente que practique su religión. Habría que prohibir que los creyentes participen en política en nombre de una supuesta neutralidad, lo que es absurdo. En el nombre de la neutralidad religiosa habría que permitir que una minoría no religiosa se imponga a una mayoría religiosa.

Se teme que un pastor use la influencia de la religión para obtener votos, lo que constituiría una ventaja injusta sobre otros contendientes, y por eso debería prohibirse la participación de ministros religiosos, pero esto no es un argumento sólido, porque hay también otras personas que tienen ventajas en política, como los famosos, periodistas, o los que ya han participado en política antes.

Otro argumento es que los ministros religiosos no deben participar en cargos públicos porque pueden fingir hablar en nombre de Dios, y así influenciar de forma indebida a los votantes. Este argumento subestima el poder de discernimiento de los creyentes, pensando que la mayoría de los creyentes son personas crédulas que se dejan arrastrar por cualquier persona que use un título religioso. En la realidad, no se cree en la infalibilidad pastoral, y mucho menos para asuntos de gobierno. Existe una diversidad de opiniones en los grupos cristianos, y aún entre cristianos de una misma denominación.

Se cree que no puede haber pastores en cargos públicos, por que inmediatamente transformarían el gobierno en una forma opresiva de teocracia, lo que tampoco está justificado.

Estados Unidos se considera como un estado laico, y sin embargo a los ministros religiosos se les deja participar en cargos públicos.

Además el anticlericalismo era dirigido principalmente contra la Iglesia Católica. En las iglesias evangélicas la diferencia entre clero y feligresía no es tan pronunciada. En ellas no existe el sacramento del orden sagrado.

En Honduras las iglesias evangélicas se consideran jurídicamente como organizaciones no gubernamentales (ONG). En el año 2010 se creó una ley Marco de la Iglesia Evangélica que fue declarada inconstitucional. Los pastores evangélicos siguen sin estar registrados como ministros religiosos ante el Estado.

El reverendo Glen Solomon fue diputado por el departamento de Islas de la Bahía, a pesar de ser un ministro religioso, y él fue el que introdujo en el año 1988 la moción para que se celebrara el día nacional de la Biblia.

Sin embargo al pastor Mario Tomás Barahona se le ha impedido participar como candidato a cargos de elección popular.

Un estado laico no es necesariamente más avanzado que un estado confesional. «En Inglaterra, Holanda, Suecia, Noruega y Dinamarca, por ejemplo, hay una religión oficial del Estado establecida en las respectivas constituciones y recibe apoyo financiero del Estado».9 En Centroamérica, Costa Rica es un estado confesional económicamente y socialmente más avanzado que el estado laico de Honduras.

Argumentos teológicos

Frecuentemente se exponen argumentos teológicos a favor de un estado laico y la no participación de ministros religiosos en política, lo que constituye una contradicción, ya que el laicismo excluye el uso de argumentos teológicos en asuntos públicos.

Se dice que la participación de ministros religiosos en la política desprestigia a la religión, y que por eso deben abstenerse de toda participación política. Que la actividad política es siempre moralmente cuestionable y corrompe a todo aquel que participa en ella.

Se cita el versículo: «Nadie puede servir a dos señores» (Mateo 6:24) y se interpreta como que el área de la política es el área del mal, y por lo tanto hay que dejar la política a los no creyentes.

Aunque se le diera credibilidad a este argumento, este no es motivo para que la ley les impida participar. Esto debería ser decisión de cada cada iglesia o institución religiosa.

La realidad es que los cristianos tienen interés en influir en el debate público conforme a sus valores cristianos. La religión no es algo que pueda separarse totalmente de la vida pública. Además los cristianos necesitan defenderse de sus enemigos en la arena política. La función de un pastor religioso es cuidar a sus ovejas, y la arena política es un ámbito más de protección moral y espiritual. Se puede argumentar que el bienestar social y comunitario es más importante que la percepción que se pueda tener de los ministros religiosos. Hay que sacrificar incluso el propio prestigio para que el bien triunfe.

La política es demasiado importante para dejársela a los políticos. Si la gente de fe y principios morales le entrega la esfera política a la gente sin escrúpulos morales, entonces estamos capitulando ante el mal. Preferimos dejar que el mal nos venza como sociedad con tal de alardear de pureza moral individual.

Se tiene el temor de que al participar los cristianos en política, se está imponiendo una carga muy gravosa al resto de la sociedad, y no se le estaría respetando su libertad de elección. Que la opción por los valores cristianos debe ser algo libremente elegido y de forma individual.

Esta es una preocupación legítima, se debe tratar de no oprimir al prójimo que piensa diferente, pero al mismo tiempo, si desistimos de promover nuestros valores en la esfera política otros promoverán los suyos, que pueden ser diametralmente a los nuestros y contrarios a la voluntad de Dios.

Se cita el versículo: «Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. (Marcos 12:17) Con esto se interpreta que debe haber un muro de separación total entre la actividad religiosa y la actividad política.

Esta es una frase de Jesús que se da dentro de un contexto histórico específico que es muy diferente a la situación de los creyentes actuales y tiene que ver específicamente con el pago de impuestos a la autoridad romana, que era un gobierno de ocupación. Jesús dice que hay que pagar a la autoridad romana lo que se le debe. Es un abuso del texto interpretarlo como una invitación al pueblo de Dios a desistir de participar en la vida pública para influenciarla conforme a los valores espirituales.

También se cree que Jesús dijo: «Mi reino no es de este mundo». (Juan 18:36) Lo que implicaría que los creyentes deben abandonar toda actividad política para dedicarse exclusivamente a asuntos espirituales. Pero hay versiones de la Biblia que traducen «realeza» en lugar de «reino». Jesús habría dicho «Mi realeza no procede de este mundo» (Juan 18:36, Biblia de Latinoamérica). Lo que añade un matiz importante. La manera de Jesús de implantar su reino en la tierra es diferente a la de los reinos terrenales, pero eso no quiere decir que renunciemos a tratar de mejorar las cosas de este mundo de acuerdo con la voluntad de Dios.

De hecho, en la conocida oración del Padre Nuestro se dice: «Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo». Parecería entonces que el Padre Nuestro es la oración anti-laicista por excelencia. Parece seguro afirmar que uno no puede ser un buen cristiano si se rechaza las intenciones de Jesús en esta plegaria que él nos enseñó como modelo de oración.

San Pablo asegura que él como apóstol era colaborador de Dios en la tierra: «Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios». (1 Corintios 3:9). Los ministros religiosos son colaboradores de Dios para que se haga su voluntad en la tierra. Jesús les dice a sus discípulos que ellos son «la luz del mundo» y «la sal de la tierra». (Mateo 5:13-14)

Otro versículo que se suele citar a favor del laicismo es una exhortación de San Pablo a Timoteo, joven ministro de la naciente iglesia: «Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado». (2 Timoteo 2:4) Con esto se interpreta que las actividades del ministerio cristiano son incompatibles con el servicio civil.

Esta interpretación se derrumba desde el momento en que notamos la frecuencia con la que en la historia los jefes militares se convierten en jefes políticos. El ejercicio del poder político no sólo no es incompatible con la actividad militar, sino que a menudo es su objetivo y consecuencia directa.

El siguiente versículo sugiere que la gente de fe es la más adecuada para gobernar:

«Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; mas cuando domina el impío, el pueblo gime». Proverbios 29:2

Según el papa Francisco: «Los cristianos no podemos hacer las de Pilato, lavarnos las manos, no podemos, debemos involucrarnos en la política porque la política es una de las formas más elevadas de la caridad porque busca el bien común —continuó— los laicos cristianos deben participar en política».10

El reverendo Jerry Falwell, pastor y activista conservador, decía: «La idea de que la política y la religión no se mezclan fue inventada por el diablo para impedir a los cristianos gobernar su propio país«.11

Para el intelectual católico español Juan Manuel de Prada: «Se debería también empezar a formar católicos conscientes que entiendan que existe una idolatría que odia su fe, en lugar de formar católicos zombis que, o bien se resignan al desistimiento, o bien invocan bobaliconamente la libertad religiosa, que es como invocar la soga en casa del ahorcado».12

Cuando Dios se reveló al antiguo pueblo de Israel no les sugirió el laicismo, sino que les ordenó que abandonaran a los ídolos y lo adoraran sólo a él. Moisés, el libertador, era un líder político y religioso al mismo tiempo. La función de mediación espiritual y el servicio civil se separó con el paso del tiempo, pero sólo había una religión permitida.

Cuando se escribió el Nuevo Testamento los cristianos no habían conquistado su independencia política y estaban a merced de la voluntad de otros. Esta independencia se logró con la conversión del Imperio Romano al cristianismo. Fue entonces cuando la participación de los cristianos en la política se hizo inevitable. Es natural y esperable que un pueblo cristiano quiera regirse de acuerdo con principios cristianos.

En el Apocalipsis, el último libro de la Biblia, se anuncia que al final «los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos». (Apocalipsis 11:15)

Desde principio a fin de la historia sagrada, Dios se complace en hacer su voluntad sobre los seres humanos. Dios es anti-laicismo y el laicismo es anti-Dios.

Qué hacer

Hay que resistir todo intento de secularizar la sociedad hondureña. Los cristianos deben organizarse políticamente para impulsar los valores cristianos en la sociedad y resistir a las leyes impías.

Desafiar el laicismo en la educación. Los maestros cristianos deben tratar de promover los valores cristianos por diferentes medios. Esto no es tan difícil, ya que aunque teóricamente está prohibido, generalmente esta prohibición no se hace cumplir.

Oradores Políticos Hondureños

Por: Pedro Salinas Navarro

Cuando se trata de personas que disertan ante un auditorio, siempre ronda en los pasillos populares una mala apreciación al decir: «Fulano o zutano» no ocupa papelitos para hablar en público. ¡Es gallo para improvisar!

Pero a decir verdad, improvisar no es hablar sin soporte de referencia, desde mi punto de vista, el que improvisa y lo hace bien, se apoya en lecturas, textos o incluso en discursos previamente leídos, lo cual lo hace más suelto de palabra «lógica y coherente». Pero aquel que se para en un estrado y dice lo primero que se le viene en gana, ¡no es improvisado, sino un valiente!

Seguramente se ha leído y escuchado sobre todo de aquellos ya peinan canas, que en Honduras existió un amplio grupo de conspicuos ciudadanos que sabían cómo tratar de manera exquisita el castellano. Personajes como: Marco Aurelio Soto, Ramón Rosa, Policarpo Bonilla, Álvaro Contreras, Modesto Rodas Alvarado y Ramón Villeda Morales entre otros. Eran brillantes (Unos mejores que otros, claro) pero encantaban, eran grandes motivadores y encendedores de masas, electrizantes, pujantes y altamente carismáticos.

Existen y existieron también personajes políticos de otros países latinoamericanos, que sinceramente es un placer escucharles, más allá de su estilo, ideología política, filosófica o doctrinal. Lo que envuelve es la manera de captar la atención. Sus discursos están vigentes. Personajes como: Jorge Eliezer Gaitán (Colombia), Alan García (Perú), Fidel Castro (Cuba), Ernesto «Che» Guevara (Argentina), Hugo Chávez (Venezuela), Mario Vargas Llosa (Perú), Luis Donaldo Colosio (México), Luis Carlos Galán (Colombia), Raúl Ricardo Alfonsín (Argentina), entre otros.

A mi edad, (ya pasaditas las tres décadas) he visto y presenciado algunos «tamagases» más que discursos en el país, prácticamente desde el año 1997 hasta la fecha (tiempo en que adquirimos un poco de conciencia en estos temas).

Nuestros políticos básicamente «las dos últimas generaciones» como «oradores», han dejado mucho desear, digo esto, porque los que saben de historia política, siempre rememoran los pasillos del ayer, haciendo alusión a los personajes antes mencionados.

En su auge como oradores constantes, figuras como: Rafael Pineda (QDDG) y Oswaldo Ramos, no eran excelsos, pero para decir algo, Pineda tenía dominio escénico y voz recia envolvente, y en el caso de Ramos su discurso era florido.

Presidentes como: Roberto Suazo Córdova y José Azcona, la verdad no se dice casi nada de ellos como oradores, más que eran de contenido lineal, sencillo y llano, con esquemas folklóricos en el caso de Suazo. Pero, lo triste es, que ni esperanzas existen de ver o escuchar sus actuaciones de aquellas épocas en videos o audios.

1. Rafael Leonardo Callejas (Nacionalista 1990-1994)

Por suerte he visto recién unos videos de sus mejores años como político, en su campaña de (1989) El poseía un discurso enérgico, fluido de palabra, de voz alzada que por la emoción vibrante la perdía por momentos. Discurso desarrollado casi siempre en la emotividad y coherente en la estructura de su contenido. Contenido que era de crítica permanente a sus oponentes de aquel entonces.

2. Carlos Roberto Reina (Liberal 1994-1998)

Sinceramente no recuerdo alguno de sus discursos, y no hay material vigente o al menos accesible para verle u escucharlo. Pero volviendo al «me cuentan» dicen que su fuerte estaba en la retórica y en la improvisación con buen suceso y de contenido superfluo. Lo que si recuerdo, es que poseía una voz bastante modulada.

3. Carlos Roberto Flores (Liberal 1998-2002)

Él es un político con gesticulaciones pronunciadas, (se expresa con las manos) marcando muy bien sus pausas. Es levemente emotivo pero casi siempre intenso, ilusionista en gran medida su contenido. Poseedor de una voz melódica, y por momentos su estilo descansa en lo poético.

Los más recientes

Desde mi óptica ha sido el grupo de políticos menos dotados con este recurso.

1. Ricardo Maduro (Nacionalista 2002-2006)

Un líder con un discurso común, se comunicaba con su masa partidaria casi como cualquier plática de amigos. Prácticamente enmarcado en tecnicismos financieros, muy sencillo y sin contenido oral atrayente.

2. José Manuel Zelaya (Libertad y Refundación 2006-2010)

Es un político de voz recia y amplia, mesurado en ciertos momentos. Su discurso duerme en el populismo envuelto con frases dominantes, carece siempre de guión alguno. Además, entra en la distracción y al mismo tiempo navega en «la jocosidad». «Mel» es un experto en el entretenimiento masivo, apoyándose en herramientas estrictamente folclóricas.

3. José Porfirio Lobo (Nacionalista 2010-2014)

«PP», de voz templada y contenido plano. Sus discursos políticos se hacían sentir con fuerza, pero sinceramente expresaba poco o nada. Además no contaba con solvencia lírica para llamar la atención. De estilo campechano, jocoso y de corte populista.

4. Juan Orlando Hernández. (Nacionalista 2014- 2018)

El actual presidente es un político de voz fuerte de aceptada tonalidad, siempre y cuando navegue en tonos no exacerbados, porque en espacios intermitentes tiende a perder el control por su excesiva emotividad. Su discurso descansa en las comparaciones, de argumento confrontativo y extenso, de contenido llano y muy repetitivo.

En conclusión la proyección de la oratoria hondureña se vislumbra poco optimista, ya que a nuestros políticos se le olvida, que la oratoria es parte esencial de una figura pública, más cuando se pretende alcanzar cimeras posiciones en la estructura pública del país.

Para casi todos, el creer hacerlo bien, ya es suficiente.


Extenso

(Poema)

La vida renueva su magia al llorar de la nada, y presiona
El botón de las viejas costumbres, para mermar la humedad.
¿Que sueña el que sueños ha cumplido?, ¿El que ha dormido
Sin temor a la profundidad? ¿Y sin temor a nadar en lo perdido?

Miles de sueños rotos por el filo de una noche,
Tirados al vacío que esconde su nombre, manchando su cielo,
De viejos, de ligeros sueños que devoraron mi juventud,
Sagacidad sin preguntar, sin temor de mentirle a la verdad.

El tiempo se ha escurrido, y las gotas
Mojan con júbilo el cristal, se inhibe lo silente del camino,
Se prestan a volver, y los titanes apetitos, que no
Fueron atrás vencidos, hoy quieren florecer.

Déjame cruzar y estar de ese lado, aun
Sabiendo, que al volver las huellas se habrán borrado,
Que habré sido hechizo, para atar tus pies al suelo,
Ya así la miel derramará cada gota lentamente.

Volveré a la locura añorada, al trastorno que sigila 
El futuro, prendiendo el horizonte a mis ojos tibios,
Envolviendo el deseo que en tu lecho ha sucumbido,
¡Atrás de ti princesa!.. Atrás de ti, mi luz quedó encendida,
Y tras tu caída, quedo un peñón; con sus alas extendidas.

Pedro Salinas Navarro
Honduras C.A. 14/03/2015
DR

Juan Orlando Hernández vs. Manuel Zelaya

Juan Orlando Hernández y Manuel Zelaya

Se insiste mucho por parte de simpatizantes del Partido Libertad y Refundación en que estamos en una dictadura encabezada por Juan Orlando Hernández por la manera que siendo presidente del Congreso acumuló poder, y por haber ganado con fraude las elecciones presidenciales.

Estas acusaciones resultan un tanto exageradas, ya que si realmente hubiera una dictadura se esperaría una represión violenta contra los opositores y un bloqueo de los medios de comunicación que no siguen la línea del gobierno, cosa que no se ha dado.

Tal vez sería más correcto hablar de un gobierno autoritario. Pero si esto es así, los hondureños hemos vivido por mucho tiempo bajo regímenes autoritarios. En gobiernos donde liberales y nacionalistas se reparten los puestos del gobierno. Se podría decir que hemos vivido bajo una dictadura bipartidista donde la idea de un Estado de Derecho donde rige el principio de legalidad, de la separación de poderes y de pesos y contrapesos, solo ha sido una vana retórica que no se cumple en la práctica.

Esto también lo vivimos durante el gobierno liberal de Manuel Zelaya Rosales, quien ahora milita en otro partido por causa del golpe de Estado. También Zelaya Rosales intentó controlar los otros poderes del Estado, aunque sin mucho éxito, porque las reformas populistas que él pregonaba atemorizaron a la élite socio-económica que gobierna el país y a la que él llamaba «los poderes fácticos».

A Juan Orlando Hernández se le acusa de militarizar el país, pero fue Manuel Zelaya el que inició un acercamiento indebido con el ejército, ratificando en su puesto a Romeo Vásquez Velázques, quien después le dio golpe de Estado, y colocó a un militar retirado como ministro de Seguridad.

Fue Manuel Zelaya quien intentó colocar a Sonia Marlina Dubón, la esposa de Enrique Flores Lanza como magistrada de la Corte Suprema de Justicia, sin pasar por el procedimiento acordado.

Manuel Zelaya impuso un estilo de gobierno personalista y caudillista que fracasó por falta de apoyo interno. Su falta de prudencia resultó en un golpe de Estado que resultó muy dañino para el país y del que todavía sufrimos las consecuencias.

Ahora se alega que hubo fraude electoral, pero no se tuvo el valor de protestar enérgicamente en las calles. Esas denuncias de fraude ahora resultan poco creíbles ante la falta de acción de los supuestamente agraviados.

Si aún caso, lo que se le puede reprochar a Juan Orlando es que tuvo éxito donde Manuel Zelaya falló.

El caudillismo de Zelaya también hizo fracasar al partido LIBRE al imponer a su esposa como candidata única en una farsa de elecciones internas.

El partido LIBRE también le facilita a Juan Orlando a implantar su autoritarismo azul, ya que por miedo a ser gobernados por una izquierda irracional, la élite burguesa prefiere ser oprimida por un tirano de derechas. Por esta razón las medidas fiscales opresivas para la libre empresa no reciben la oposición que de otro modo tendrían.

Difícilmente el partido LIBRE puede ser una opción democrática si ni siquiera practican la democracia que predican a lo interno, ya que Manuel Zelaya es el que decide lo que se hace o se deja de hacer. Se quejan de la supuesta dictadura de Juan Orlando, pero por otro lado apoyan sin condiciones los regímenes autoritarios de lo peor de la izquierda internacional. Particularmente cuesta entender como los izquierdistas que se jactan de ser demócratas apoyan con entusiasmo la dictadura de los hermanos Castro en Cuba.

Socialismo vs. Libre Empresa

Gina Kawas escribe un artículo en el que trata de sostener la tesis de que el socialismo está luchando contra la libre empresa.

Para ella el problema del socialismo es que en él las instituciones del Estado tienen «demasiadas facultades» y que esto termina degenerando en una burocracia ineficiente. Esta es la conocida tesis de que las empresas privadas siempre son más eficientes que las organizaciones del Estado.

Poniendo como modelos de socialismo latinoamericano a países como Venezuela, Bolivia, Brasil, Ecuador y Brasil; ella considera que estos Estados «a través de bonos y subsidios mantienen en dependencia a sus poblaciones, pero no promulgan la verdad innegable que el mejor programa social es generar empleo».

¿Y cómo se puede generar más empleo? Sencillo, mediante la libre empresa. Es decir, permitiendo que sean las empresas privadas las que provean de bienes y servicios, sin mayor intervención del Estado.

La consecuencia de esta concepción de la libre empresa es la privatización. Para generar mayor empleo habría que privatizar todas las empresas estatales, como las que proveen de electricidad y las empresas de telecomunicaciones. En Honduras, Gina Kawas sostendría que privatizar empresas como Hondutel, ENEE y SANAA produciría más empleo y resultaría en una mayor eficiencia económica. Pero no hay porque detenerse en estas grandes empresas; siguiendo esta misma lógica, también hay que privatizar los hospitales y centros de salud públicos, privatizar escuelas, colegios y universidades.

Es evidente que un programa de privatización de tal estilo recibiría una fuerte oposición popular, por lo que se necesitaría un gobierno de corte dictatorial para implementarlas. De hecho esto ya ha sucedido, como en el caso del Chile de Pinochet. Tal parece entonces que la democracia y la «libre empresa» no son compatibles.

Siguiendo la concepción de socialismo de Kawas, Honduras es un estado socialista, por la restricciones que tiene la empresa privada en Honduras y por el número de empresas públicas. El Partido Liberal y Nacional, de conocida tendencia conservadora, también serían partidos socialistas. Tal concepción de socialismo no es la que defienden los sectores de izquierda en Honduras, que consideran que el Estado de Honduras está siendo dirigido por una élite corrupta, en la cual se encuentran poderosos empresarios que utilizan al Estado para obtener grandes beneficios en contra de los intereses de la mayoría de la población.

Un socialismo sin representación popular no es socialismo. Un socialismo en el que una élite burocrática manipula a la población con bonos y dádivas para comprar voluntades no es a lo que aspira los sectores con simpatías de izquierda, aunque lamentablemente la teoría no siempre concuerda con la práctica.

Tampoco es evidente que la privatización generaría más empleo. En el caso de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica, una privatización podría provocar un aumento a las tarifas, lo que sería perjudicial para la actividad económica.

No es evidente que las empresas privadas siempre sean más eficientes que las empresas estatales. En Honduras, como parte de una estrategia de privatización no declarada, se abandona deliberadamente a las empresas estatales a una gestión negligente, con lo que la idea de que las empresas del Estado son ineficientes se convierte en una profecía auto-cumplida para justificar su privatización.

Con las políticas de privatización se socializan las pérdidas y se privatizan las ganancias, beneficiando solo a un pequeño grupo de empresarios favorecidos por el Estado.

En lo que respecta a los países mencionados por Kawas, muchos de ellos cuentan con mejores indicadores económicos que Honduras, por lo que la idea de que imitar algunas de sus políticas nos afectaría económicamente no encuentra asidero. Para el caso de el país vecino de Nicaragua, algunas empresas transnacionales están emigrando de Honduras a Nicaragua por que encuentran allí un mejor ambiente para desarrollar sus actividades.

Recientemente se aprobó en Honduras un paquete de medidas fiscales que resulta una onerosa carga para el sector empresarial, especialmente para la pequeña empresa y para los sectores de bajos ingresos. Estas medidas, impuestas por el conservador Partido Nacional sin consultar con la población, se pueden considerar socialistas según la concepción de socialismo de Kawas. Irónicamente, el Partido Libertad y Refundación (LIBRE), que se considera de izquierda, sería un campeón de la libre empresa en este aspecto. El Partido LIBRE también propone la eliminación de exenciones tributarias y combatir a los monopololios y oligopolios, con lo que también se contribuiría a la libre empresa.

Con todo esto es claro que resulta una falsa dicotomía pretender que la derecha defiende siempre la libre empresa y que la izquierda siempre se opone a ella. Por otro lado no está claro que la concepción tradicional de «libre empresa» resulte siempre en la implementación del bien común. Por ejemplo, en lo que respecta al libre comercio, es sabido que la eliminación de aranceles puede perjudicar a los empresarios nacionales, aumentando el desempleo y la pobreza. En este sentido la izquierda se ha opuesto al libre comercio, y con buenos argumentos.

No todas las izquierdas son iguales. ¿Qué es mejor? ¿Una derecha corrupta o una izquierda inteligente? Según el empresario hondureño Adolfo Facussé: «Yo no me asusto con las ideas de izquierda, de una izquierda inteligente (…) a El Salvador no le ha ido mal, en Nicaragua los empresarios están contentos. Nosotros, sin tener un gobierno de izquierda tenemos un gobierno imbécil. A los empresarios no nos conviene gente muerta de hambre, gente pobre».