Comentario sobre la poesía «Águilas Conquistadoras» de Luis Andrés Zúñiga

Esta poesía (ver texto completo) es una crítica al imperialismo de Estados Unidos en Latinoamérica, y particularmente en Honduras.

A principios del siglo XX Estados Unidos mandó marines a Honduras para salvaguardar los intereses de las compañías bananeras ante la inestabilidad política en Honduras, lo que provocó una reacción patriótica de algunos intelectuales hondureños como el escritor Froylán Turcios y el periodista Paulino Valladares.

En la poesía se recuerda la historia que representa el mito fundacional de Estados Unidos, con los peregrinos de Inglaterra huyendo de la persecución religiosa. También nos recuerda el ideal puritano de Estados Unidos como la nueva tierra prometida, como el nuevo Israel o el nuevo pueblo escogido de Dios, como la historia de la tradición bíblica escrita para una nueva generación.

En estimación del autor, Estados Unidos tuvo unos orígenes humildes que estaban basados en buenas intenciones, pero que se corrompió al aumentar su poder económico y militar, así como un torrente se ensucia al aumentar su caudal.

Por causa de esa corrupción ahora el imperio americano nos muestra ahora sus homicidas manos, queriéndose apoderar de los territorios de lo que algunos llaman el «patrio trasero» de Estados Unidos, desde México hasta el canal de Panamá, y lo hace con la violencia de las armas.

El poeta hace un llamado a todos los pueblos de herencia española en el continente americano a resistir con valor la invasión norteamericana, estando dispuestos a combatir sin importar si al final de la batalla los encuentra la amarga derrota y la aniquilación total, por que quizás al final del alma de la raza surgirá un resplandor. Este llamado de luchar hasta la muerte se hace eco de las palabras del himno nacional hondureño que nos dice que serán muchos Honduras, tus muertos, pero todos caerán con honor.

En la actualidad, sin embargo, la estrategia del imperialismo americano es mucho más sutil y pocas veces recurre directamente a invasiones militares para hacer valer sus intereses en el resto del continente americano, le basta hacer valer su influencia política y económica en forma indirecta y detrás de bambalinas. No va a poner a un gobernador político a gobernar directamente en nombre de Estados Unidos, sino que apoyará a los políticos locales que sean dóciles a sus intereses, utilizará medios indirectos, organismos internacionales como la OEA y el FMI para presionar a favor de sus intereses, intervendrá discretamente en los procesos electorales, perseguirá a sus enemigos utilizando el sistema judicial de los países, (sicariato judicial o lawfare) y apoyará discretamente golpes de Estado cuando sea necesario, como lo hizo en Honduras en el 2009.

El problema de Honduras, es que al ser un país pequeño, tendrá dificultad para luchar contra un gran poder hegemónico —como lo es Estados Unidos— para luchar por su independencia. Honduras se independizó de España solo para caer poco después en las garras del imperialismo americano. Se necesita el despertar de los pueblos de toda Hispanoamérica, combatir a las oligarquías locales aliadas del imperio, combatir la desinformación que nos sirven constantemente los medios de comunicación y una estrategia de lucha internacional para hacer retroceder la intervención americana en nuestros países.

Eso sería lo ideal, pero parece poco probable. Los pueblos latinoamericanos están divididos, tanto entre sí como a lo interno. Sin embargo, no todo está perdido. Existen indicios de que el imperio angloamericano se está debilitando día tras día por causa de su propia ineptitud. Existe el goteo constante de una migración masiva de gente de habla española que está entrando en Estados Unidos, ya sea legalmente o ilegalmente. Esta inmigración masiva cambiará la distribución demográfica de ese país. Los hispanohablantes seremos mayoría en ese país y dirigiremos sus instituciones. ¡El futuro pertenece a los que hablamos español!

Donald Trump llegó a la presidencia de Estados Unidos explotando los temores de la población nativa que teme ser desplazada, pero ha demostrado incapacidad para cumplir con sus promesas de campaña. Sus enemigos a lo interno son poderosos y quieren acoger a los migrantes con los brazos abiertos. ¡No hay nada que pueda detenernos! ¡Si el presidente Donald Trump no puede detener la inmigración nadie lo hará! Estados Unidos recibirá su justo castigo por su prepotencia imperial, y Honduras está tomando un papel protagónico en una invasión pacífica con sus ciudadanos que hará morder el polvo al imperio angloamericano a través de las caravanas de migrantes.

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