La evidencia del fraude electoral en Honduras 2017

Las elecciones del 2017 en Honduras están manchadas por las sospechas de fraude.

Las irregularidades se empezaron a notar cuando se tardó en dar el resultado preliminar la noche del 27 de noviembre, se esperó hasta la una de la madrugada para dar el resultado de que, teniendo el 57% de los votos contados, Salvador Nasralla aventajaba con cinco puntos porcentuales a Juan Orlando Hernández en el conteo de votos.

Hubieron problemas técnicos, el sistema informático «se cayó», y cuando se restableció la ventaja de Nasralla fue disminuyendo con el paso de los días hasta que Hernández quedó como ganador con menos de dos puntos porcentuales de ventaja.

Este desenlace desató acusaciones de fraude y protestas que fueron reprimidas por las fuerzas de seguridad del Estado, en medio de graves abusos contra los derechos humanos de los manifestantes.

Hasta el día de hoy, continúa la sospecha de que el partido gobernante fraguó un fraude, lo que ha traído problemas para la estabilidad del país, con fuertes protestas que reaparecen periódicamente contra un gobierno que muchos consideran ilegítimo.

¿Pero realmente hubo fraude? ¿Cómo se explica el cambio de tendencia que al final favoreció al candidato oficialista?

Éstas son preguntas que merece la pena examinar a fondo.

La versión oficial

Según la versión del partido de gobierno, el cambio de tendencia se debió a que primero se contaron los votos en zonas que favorecían a Nasralla. Esto produjo una impresión engañosa de que Nasralla era el candidato ganador, pero que después se contaron los votos de las zonas que favorecían a Hernández.

Las zonas que favorecían a Hernández eran las zonas rurales, mientras que Nasralla habría ganado el voto urbano.

Al final, el voto rural inclinó la balanza hacia el candidato oficialista.

Esto tiene cierto sentido, ya que las zonas rurales tienden a ser más conservadoras, y Nasralla era un candidato en una situación política novedosa.

Las caídas del sistema y el cese en la transmisión de resultados se dieron por problemas técnicos en los que no había malicia alguna.

Además, los resultados de las actas físicas en poder de los partidos políticos no tenían muchas diferencias con los resultados oficiales del Tribunal Supremo Electoral.

Este es un punto importante. A pesar de sus alegatos de fraude, el Partido Libertad y Refundación no pudo presentar evidencia física de que Nasralla había ganado la presidencia.

La Misión de Observación Electoral de la Unión Europea (MOE UE) cotejó en forma aleatoria una muestra de las copias de las actas en poder del partido Libre con las publicadas en el sitio web del Tribunal Electoral y comprobó que no había prácticamente ninguna diferencia.1

Según Marisa Matías —la persona que dirigió a la MOE UE en Honduras— el problema que tiene Honduras en las elecciones es un problema de falta de confianza en las instituciones. El sistema podría haberse caído cinco mil veces y aparecer mil sospechas, pero toda disputa se habría podido solucionar con solo comparar las copias físicas de las actas con lo que publicó el servidor.2

Lo que la Alianza hizo fue pedir varios recuentos parciales, y en cada recuento que se hacía se confirmaba la victoria del candidato oficialista.3

El informe final de la MOE EU vino a confirmar la versión del gobierno y la Alianza de Oposición no pudo rebatir las conclusiones de ese informe.

Es importante notar que según la ley electoral, para declarar inválida una elección «la carga de la prueba recae en el denunciante y el TSE no realiza investigaciones de oficio».4 La Alianza de Oposición tenía el deber de probar el fraude y no lo hizo. En vez de eso intentó resolver la situación por medio de una insurrección popular, lo que trajo como respuesta la represión del gobierno y graves violaciones a los derechos humanos.

La incapacidad de la oposición de argumentar su caso con argumentos válidos y con capacidad técnica ha producido resultados lamentables para la sociedad hondureña.

Cuestionando la versión oficial

La versión oficial no es incuestionable, y a pesar de la falta de evidencia física contundente, la impresión inicial de que hubo fraude no es algo que se pueda desestimar fácilmente.

Un hecho importante de notar, es que ningún partido tenía la copia de todas las actas, ni siquiera el Partido Nacional, que es el partido en el poder.5

Esto menoscaba el argumento de Marisa Matías de que para arreglar la disputa sólo es necesario cotejar las actas. Esto se señala en el informe de la OEA sobre las elecciones que estamos analizando, en el que se advierte que la copia de las actas entregadas a los partidos políticos no es una medida de control infalible ya que los partidos políticos no tenían todas las actas, algunas de ellas fueron llenadas a mano, no tenían medidas de seguridad y presentaban discrepancias entre sí.6

A primera vista, el argumento del voto rural también resulta sospechoso. Al concentrarse la mayoría de la población en los centros urbanos, es de esperarse que el voto urbano tenga mayor peso en una elección. También al haberse contado más de la mitad de los votos, los votos restantes necesitan presentar un fuerte sesgo a favor del candidato oficialista para contrarrestar la victoria de la oposición.

La publicación «The Economist» en inglés, al consultar la opinión de una antropóloga especializada en Honduras encontró que no había ninguna correlación entre el carácter rural o urbano de un municipio y la tendencia a votar con marcada preferencia por Juan Orlando Hernández.7

Este punto es importante, porque si el Tribunal Electoral no puede explicar el cambio de tendencia a través del voto rural, no hay manera de que se pueda establecer la confiabilidad de las elecciones en la mente de la mayoría de los hondureños.

Por otra parte, el informe final de la MOE OEA menciona el trabajo del doctor Irfan Nooruddin, en lo que se refiere al análisis estadístico de las elecciones en Honduras.

Nooruddin encuentra que hay una anomalía en el último tercio del conteo de votos, ya que analizando cada departamento por separado, se encuentra que hay un aumento pronunciado en la participación electoral y en la votación a favor de Juan Orlando en todos los departamentos, y no sólo en los departamentos en los que ganó Juan Hernández.

Nooruddin termina diciendo que el patrón de comportamiento del conteo de votos —especialmente en lo que concierne a las tasas de participación electoral— es sospechoso; que hay una ruptura muy marcada en la colección de datos que es difícil explicar como un resultado puramente aleatorio, lo que le lleva a rechazar la conclusión de que el Partido Nacional haya ganado legítimamente estas elecciones a nivel presidencial.8

La señora Rosibel Pacheco, una docente especializada en estadística, confirma que en la UNAH un grupo de profesionales de la matemática y la estadística realizó un estudio estadístico de las elecciones y llegaron a conclusiones que están en la misma dirección de lo antes expuesto. Según ella, «la Matemática había hablado, pero ese lenguaje no tuvo validez para los que toman decisiones y dan recomendaciones»9.

El análisis académico de las elecciones publicado por la MOE OEA ya estaba disponible antes de que la MOE EU redactara su informe final, por lo que no tienen excusa para no haberlo incluido en su análisis. Tampoco el Tribunal Electoral ha intentado siquiera responder a estas objeciones, como tampoco lo ha hecho el gobierno, ni el Partido Nacional.

El Partido Nacional y todo el oficialismo se contenta con colocar la carga de la prueba en la oposición; pero es importante, para la estabilidad del país, aclarar —para la satisfacción de la gente razonable— si realmente hubo fraude o no. No es suficiente con que hayan elecciones limpias, también deben de parecerlo.

Sospecho que el oficialismo no ha intentado siquiera responder a estas objeciones eruditas porque realmente hubo fraude en las elecciones generales del 2017 y no tienen como justificar ese fraude.

4 comentarios en “La evidencia del fraude electoral en Honduras 2017

  1. Angel

    … Decía mi Abuelo, » Cuando digo que la mula es prieta es porque traigo los pelos en la mano » . Personalmente no me interesa ni me importa si ganan con fraude o no, ya he visto bastante como para saber que en cada votación el lado perdedor dirá que hubo fraude, eso es ya costumbre.
    Las pruebas son las que hablan y no las suposiciones o sospechas y esas son las que nunca presentan lo mismo ayer, hoy y lo será igual mañana.

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    1. ardegas Autor

      Personalmente no me interesa ni me importa si ganan con fraude o no.

      A usted puede que no le importe, pero a la mayoría de la población sí le importa. La percepción de un fraude sí que importa en lo que respecta a la gobernabilidad y estabilidad de un país. Y eso es lo que estamos viendo cuando hay protestas masivas, y el gobierno responde con represión.

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  2. Angel

    … Leí éste reporte por lo que dice el título : LA EVIDENCIA DEL FRAUDE ELECTORAL EN HONDURAS 2017. lo leí completo y lo que me vine a encontrar es OTRO FRAUDE, creí que iba a leer como fue el fraude.

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    1. ardegas Autor

      Mi escrito no es fraude, por que jamás prometí revelar como habría sido el fraude. El título hubiera sido engañoso si en vez hubiera dicho CÓMO SE COMETIÓ EL FRAUDE EN HONDURAS.

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