Las Pastorelas del Padre José Trinidad Reyes

Por: Rómulo E. Durón

Nueve Pastorelas escribió el Padre Reyes:

Noemí; que todas las personas de su tiempo, que le sobreviven, reconocen por la más antigua.

Micol; que según la copia de fecha más remota, que obra en mi poder, fue escrita el 15 de diciembre de 1838. Esta fue dedicada a las señoritas Rafaela y Juana Rovelo, y se estrenó, a lo que recuerdan algunas personas, en 1841, aunque es de presumir que se haya estrenado antes, dada la fecha de su composición.

Neftalia, la que compuso para las señoritas María Antonia e Isidora Reyes, la segunda de las cuales fue escogida para el papel de Séfora.

Zelfa, dedicada a las señoritas Manuela Vega (después de Ugarte); Juana Vásquez (después, de Bonilla); y Maclovia Bonilla (después de Dávila).

Rubenia, dedicada a las mismas personas a quien dedicó Zelfa. En varias representaciones se ha suprimido el acto primero, o sea, las Posadas de José y María, que han creído algunos obra independiente; pero la intervención de estos personajes en el último acto, que también han acostumbrado suprimir, quita toda duda de que las Posadas forman parte de Rubenia. Por lo demás así consta en el manuscrito más antiguo que poseo.

Elisa, que compuso para las señoritas Juana y Jerónima Godoy, se estrenó el 2 de febrero de 1851, día de Candelaria. La señorita Teodora González (despues, de Vigil) y don Juan Ramón Jereda, primeros que la estrenaron, sacaron copia de ella por saberla de memoria: el original quedó en poder de la familia Godoy, y se perdió.

Albano, que dedicó a la señorita Raimunda Milla (después, de Moncada). Refiérese que se iba a estrenar en 1851, pero que se quedó ensayada y no se representó por haberse anunciado que apedrearían a los pastores por las alusiones a ciertos personajes políticos. Otros afirman que, no obstante la amenaza, se dio la representación.

Olimpia, la cual dedicó a la señorita Trinidad Borjas, y se estrenó en 1855. Al representarse por segunda vez, se perdió el original.

Y finalmente Floro, o sea la Pastorela del Diablo, la cual casi no parece del Padre Reyes, tan defectuosa es la copia que de ella se conserva. De ésta, don Miguel R. Ugarte me ha informado que se imprimió en vida del Padre Reyes: ¿se habrá salvado algún ejemplar impreso? ¡Dios lo quiera!

Tomado del libro José Trinidad Reyes: Rubenia, Olimpia. Biblioteca Básica de Cultura Hondureña.

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