En los últimos días hemos visto unos niveles de confrotanción sin precedentes entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo por la Ley de Telecomunicaciones y la ley de fortalecimiento de Hondutel. Esa agresión mediática de un poder del Estado hacia otro es realmente novedosa.
Parece que se cumple lo dicho por el presidente, de que hay una lucha de grupos de poder, entre los cuales creo que hay que incluir al gobierno.
¿Quién tiene la razón?
Por el momento me parece que es el Poder Ejecutivo. Esa ley que pretende reducir el costo de las llamadas para nuestros compatriotas en Estados Unidos puede que solo sirva para engordar las ganancias de las compañías estadounidenses: no hay garantía de que bajen las tarifas, como lo expresó Chimirri.
Parece difícil de creer que tantos honorables diputados estén en contra de los intereses del país y quieran destruir Hondutel, pero es lo que las evidencias indican.
Por otra parte, este es un momento apropiado para poner en duda la supuesta independencia de los poderes del Estado, que se suponen «independientes pero complementarios». Pareciera que ahora no es deseable que el Congreso sea tan «independiente». Empiezo a dudar de que estas atribuciones sean compatibles: si dos elementos son complementarios, entonces en sentido estricto no se puede decir que sean independientes.