Todos dicen que la educación es la clave para desarrollar al país. Todos están de acuerdo en que hay que apoyar la educación. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho.
Hay quienes establecen como índice el tiempo y nos dicen que el mínimo de días que los maestros de primaria deben permanecer en las aulas de clase es de 200 días, pero pocos hablan de mejorar la calidad educativa, o de hacer una reforma académica. Otros dicen que el porcentaje mínimo de aprobación debe de ser de 70%, como si subiendo el porcentaje se fuera a mejorar automáticamente la educación. Es más fácil echarle la culpa al alumno.
Según mi experiencia como educando, desde la escuela hasta la universidad, el sistema educativo hondureño deja mucho que desear. Estuve en una escuela semi-pública y semi-católica donde se dedicaba mucho tiempo a memorizar cosas como nombres de países y capitales, tipos de plantas y huesos del cuerpo humano. Muchas de esas cosas las he olvidado. Demasiado tiempo perdido. Mucha propaganda cívica (patriotera) llena de información falsa y manipulación histórica. Preparación excesiva para los desfiles del 15 de septiembre.
Una piedad religiosa mecanizada que me resultaba ofensiva siendo yo evangélico (y así me querían convertir…). Largos discursos moralizantes de los que no recuerdo casi nada.
En secundaria mi educación era más secular, pero nunca nos enseñaron la teoría de la evolución biológica; a lo más se mencionaba de paso en las clases de ciencias sociales. Creo que lo más valioso que aprendí en secundaria fueron las matemáticas (en bachillerato).
En la universidad me tocó cursar clases que supuestamente ya había llevado en secundaria (como español, historia, sociología, matemáticas etc.) conocidas como clases generales. Otra pérdida de tiempo.
La primera carrera que cursé (ingeniería civil) fue también una pérdida de tiempo (4 años) ya que después de haber pasado matemáticas y físicas me di cuenta que no lograba avanzar en las clases propias de la carrera. Me cambié a Economía, lo que también resultó una mala opción, ya que después de cursar todas las clases caí en la cuenta de que la teoría económica que me enseñaron nunca aterrizaba en el mundo real.
La premura en querer avanzar mucho en poco tiempo hace que solo se vean los contenidos en forma superficial; también produce ansiedad.
Es natural que me sienta estafado por la educación hondureña. Muchas de las cosas interesantes que he aprendido las he aprendido por cuenta propia. Aun en el sistema de enseñanza formal, he aprendido más de los libros que de los maestros.
No nos enseñaron a ser personas libres y con criterio propio. Este sistema de enseñanza alienta el conformismo y la pasividad. Provoca la aversión a la actividad intelectual en vez de estimularla.
Sorprende que nadie se pronuncie contra semejante estafa educativa, ni siquiera los empresarios (burgueses) que se suponen beneficiarios del producto humano que sale de los engranajes de este torpe sistema. Sospecho que en el fondo les conviene las actitudes de pasividad y conformismo que este sistema alienta.
Muy cierto Ardegas,
Es muy triste la forma como educan a los Hondureños para repetir como loros, y no a aprender.
Gracias a el trabajo de mi papá y becas, pude ser educado en un sistema diferente, el de los Estados Unidos. Que diferencia.
Ahora me ha tocado ser maestro, y me indigna ver como mis alumnos vienen entrenados a hacer trampa, a entregar trabajos y no aprender, ni pensar. Sus maestros los entrenaron a ser perezosos mentales. Toda su inteligencia y potencial son desperdiciados.
Mis alumnos me dicen que prefieren mis clases, porque yo les explico bien. Lo que sucede es que mi prioridad no es cubrir material, sino que ellos aprendan.
He escrito acerca de esto en mi blog, si quieres leerlo. (en inglés).
Temo que nadie protesta esto porque pocos conocen un sistema mejor, y por lo tanto, no saben de lo que se están perdiendo.
En la educación mecanicista reinante las mentes de loro son las campeonas. Mientras no tengamos una educación que estimule el juicio analítico y la creatividad, andamos perdidos.
En sorprendente saber que en algunos países la educación en el hogar supera a la educación institucional, sea esta pública o privada. Según me cuentan.
La burguesía hondureña es menos que mediocre, para evitar que surjan nuevos ricos que los desplacen, prefieren no apoyar la educación y volverla tan rancia como su capacidad emprendedora.
Saludos.