Con la muerte de Altagracia Fuentes se refuerza la sensación de impunidad en la sociedad hondureña. Personajes importantes como Carlos Salgado, alias «Frijol el Terrible», mueren, y sus muertes quedan en el misterio. Nunca hay culpables.
También quedan pendientes de investigación las muertes del edecán del Presidente, y del marido de la secretaria del presidente.
Pero hay varios sospechosos.
Y el principal sospechoso resulta ser el gobierno mismo.
Pepe Lobo dijo que el edecán posiblemente había «escuchado algo que no debió haber escuchado».
Y con el asunto de Altagracia, recordar que hace poco se dio una huelga, y que este parece ser un mensaje para advertir a la clase trabajadora.
Y lo peor, es que como la justicia está controlado por los partidos políticos, el gobierno tiene un control sobre la justicia. Los partidos políticos liberal y nacional se encubren unos a otros.
Otra posibilidad es que Altagracia haya sido asesinada por algún rival en el movimiento sindical.