El comunismo viene y nadie lo detiene.
Nacionalizaciones y expropiaciones por doquier.
Miles de hondureños deportados.
Los inversionistas huirán espantados.
Esto es lo que me ha tocado oir últimamente a raíz de la firma del ALBA el día de ayer.
Huelga decir que tales rumores son exagerados.
El ALBA no compromete a seguir las políticas de los países miembros.
Y Estados Unidos no va a darle un peor trato a los indocumentados hondureños que a los demás indocumentados.
El espantajo del comunismo ya aburre.
El discurso de afrenta a Estados Unidos, y todas las ñangaradas que se dijeron, son puro show.
Cada país toma diferentes políticas según la situación social en que se encuentre, y Zelaya no puede seguir el mismo camino de Chávez, por que aquí la situación es distinta.
Lo importante son los beneficios que pueda dejar este acuerdo.
Muchos de los que ahora se quejan de que este tratado fue firmado en secreto, sin conocer sus pormenores, no dijeron ni pío cuando se firmó el CAFTA en las mismas condiciones, antes bien aplaudieron.
La Tribuna nos informa de algunos beneficios del ALBA.
El El Heraldo no puede estar más prejuiciado en este asunto. Es un periódico claramente de derechas.
Chequen este artículo de Eduardo Bähr.