Todos los años es lo mismo. Los maestros protestan y suspenden las clases por qué no se les paga a tiempo los salarios.
No les llaman huelgas, sino «asambleas informativas», pero para fines prácticos es lo mismo.
¿Por qué el gobierno nunca puede honrar sus pagos con puntualidad?
Según nos explica un artículo de La Tribuna, esto se debe a que hay maestros que trabajan «de gratis», sin haber recibido un nombramiento, con la esperanza de cobrar después.
Es por eso que la masa salarial siempre excede al presupuesto asignado, y de ahí la crisis permanente en este sector.
Esto sucede por que hay políticos que empujan a los maestros sin trabajo a realizar este tipo de acciones, y los dirigentes magisteriales son cómplices de esta situación.
Hay quienes proponen abolir el Estatuto del Docente y otros estatutos gremiales con el argumento de que la Constitución dice que no debe de haber clases privilegiadas en el país, y por eso se debe sustituir el Estatuto del Docente con una política general de salarios.
Pero los maestros son un gremio beligerante, con gran capacidad de presionar al gobierno. No abandonarán sus privilegios sin antes luchar hasta el final. No están interesados en el bienestar general de la población.
Ellos siguen una retórica de lucha de clases. En esta visión, el gobierno representa los intereses de las clases pudientes.
Pero una visión de lucha de clases es inadecuada para administrar al país. Una administración eficiente requiere conciliar conflictos y priorizar necesidades.
Los maestros no están interesados en que haya una administración eficiente del Estado, ellos ven al Estado como un botín al que hay que saquear.
Este problema va para largo.