Hay nuevo presidente en Honduras. Su nombre: Porfirio Lobo Sosa, más conocido como Pepe Lobo.
Después del calvario de la crisis política, producto de un supuesto golpe de Estado, a Pepe Lobo ya no le dirán “presidente de facto” (¿o sí?). Contra lo que apostaban los enemigos de Honduras, las elecciones se llevaron a cabo, y la transmisión de mando se dio, a pesar de que Manuel Zelaya nunca fue restituido, ni lo será nunca. Honduras es ese pequeño país que sí pudo, para dolor del izquierdismo internacional.
Ya hay países que han reconocido en Porfirio Lobo a un presidente legítimo, al contrario de Micheletti, que siendo legítimo según la ley de Honduras, no fue reconocido por una campaña bien montada por el chavismo, y por los comprensibles temores de los presidentes del mundo.
Tenemos un nuevo presidente, y nadie puede alegar que no fue electo en elecciones libres, en las elecciones más limpias y más votadas de la historia. Por que el pueblo hondureño quiere vivir en paz y salir de ese clima de tensión y confrontación al que se ha sometido a Honduras por siete meses. Ahora es el momento de comenzar de nuevo.
Estamos agradecidos por el coraje de Roberto Micheletti, que junto con su equipo se sostuvieron ante presiones internacionales fortísimas, dando un ejemplo de dignidad y patriotismo que dejará huella.
Ese nuevo aliento de patriotismo nos hace aspirar a mejores cosas, a exigirles a los políticos que cumplan con la ley, a que sean más transparentes y democráticos, a que no hagan las cosas a que los ha acostumbrado a hacer la vieja política. Ahora el pueblo quiere que haya más diálogo y menos autoritarismo, que se hagan las cosas por consenso y no por imposición de un sector.
Pero lamentablemente, vemos que los políticos no aprenden, y a veces parece que de nada sirvió el “golpe”, que siguen en las mismas andanzas de siempre.
Manuel Zelaya fue destituido por violar flagrantemente la Constitución y las leyes. El daño que Zelaya hizo al país fue inmenso. Y no solo fue una cuestión política, las arcas del Estado fueron saqueadas, y ahora una mayoría de diputados nacionalistas ha decidido darle amnistía a este delincuente, en aras de una pretendida reconciliación nacional. Ahora, nos tachan de extremistas a todos los que pedimos que se cumpla la ley y no haya perdón y olvido, por que perdonar a los que han traicionado a la patria es fortalecer a los que nos han hecho daño.
No puede haber una reconciliación vía decreto. No se debe otorgar perdón cuando el delincuente no admite haber cometido delito, por que eso solo sirve para hacerlo sentir impune. No es justo, que mientras hay personas en las cárceles por delitos menores, Zelaya, que saqueó las arcas públicas, sea considerado “huesped de honor” en otros países.
El Partido Nacional sigue con la misma vieja política de hacer las cosas sin consultar al pueblo. Después de tanto hablar de la necesidad de reconciliación, resulta que desde la primera jornada de trabajo, en el Congreso utilizan su mayoría mecánica de diputados, su aplanadora azul, para imponer sus criterios.
Y Pepe Lobo, que tanto hablaba de diálogo, fue a cometer errores de principiante en la negociación que hizo con el presidente Leonel Fernández, en República Dominicana. Se comprometió a todo, a cambio de nada. Y al parecer, nadie pudo asesorarlo, o no quizo recibir consejo. Lo peor, es que se comprometió a hacer algo de dudosa legalidad, que le puede traer problemas desde el primer día. En su afán por ganar puntos con la “comunidad internacional” pierde puntos con la comunidad nacional, que está exigiendo una mejor actuación de los políticos.
Cuando Zelaya intentó salir de la embajada de Brasil hacia México, el gobierno de Micheletti le negó con razón otorgarle el salvoconducto, por que no cumplía los requisitos que exige el derecho internacional y las leyes de Honduras, por lo que sorprendió que con gran desparpajo Pepe Lobo apareciera firmando un acuerdo para otorgar un salvoconducto a Zelaya y a su “círculo íntimo” sin exigir el cumplimiento de ningún requisito.
Hay que reconocer a que de no ser por la acción heroica de expulsar a Zelaya y de soportar la presión internacional, no hubieran habido elecciones en Honduras. El plan de continuismo de Zelaya era muy claro. De manera que debemos estar agradecidos con Roberto Micheletti. Pero Pepe Lobo no tuvo la decencia de siquiera mencionarlo en su discurso de toma de posesión. Pero esto es comprensible, dada la aversión que sienten muchos gobernantes contra Micheletti es fácil entender que Pepe Lobo no quiere ser asociado con él.
Sin embargo, no debió llegar hasta el extremo de agradecer a los enemigos de Honduras en su discurso de toma de posesión. Sólo faltó que le diera las gracias a Hugo Chávez.
Pepe Lobo está entregando el gobierno en manos de los enemigos de Honduras. Es un craso error haber nombrado a César Ham de ministro del INA y a Alejandro Ventura en Educación. César Ham dijo que va a administrar el INA según las directivas que le den en su partido, la UD, en vez de comprometerse a seguir la política de Pepe Lobo. Y poner a Alejandro Ventura, un dirigente gremial, a dirigir la Secretaría de Educación es como poner al zorro a cuidar el gallinero.
Antes yo creía que Pepe Lobo era un político muy hábil que hacía uso del maquiavelismo político, pero veo que me he equivocado. Pepe Lobo no tiene un plan maestro ni una gran estrategia. Pepe es papo.
Espero que me equivoque, para el bien de Honduras, pero las cosas pintan mal desde el primer día.