Por: Augusto Irías Cálix
En aquellos lejanos tiempos cuando nos iniciábamos en los estudios en la Facultad de Derecho en Tegucigalpa, me encontraba en el segundo piso del Hotel Honduras, frente al Parque Central en compañía de una prima y una pariente que venían de Estados Unidos; cuando llegó el Cnel. y Licdo. TOMÁS ROJAS CANELAS, amigo y paisano de la ciudad de Juticalpa; y me dijo: «Dentro de unos momentos llegará mi sobrino el DR. JUAN MANUEL GÁLVEZ (EL FUTURO PRESIDENTE DE HONDURAS), a él le gusta tener sinceros y buenos amigos, y por eso te lo presentaré; como sabes, yo soy LIBERAL, pero ya estoy muy viejo; y deseo aprovechar esta oportunidad para ayudar a mi familia».
En efecto: a los pocos minutos llegó el Dr. GÁLVEZ, acompañado de un gran grupo de amigos, y fui presentado, tuvimos una amena plática y llegamos a ser muy buenos amigos.
En aquellos tiempos se acostumbraba que el «11 de junio» (Día del Estudiante), el Presidente concediera un avión, para que un grupo de estudiantes viajara a algún lugar de la República a disfrutar de ese privilegio; y en esas condiciones me encontraba a las 7 de la noche en casa del Presidente Gálvez, solicitándole un avión de la empresa «SAHSA», para viajar a la ciudad de La Ceiba; el cual nos fue concedido.
Esa noche estábamos en la de la casa del Presidente Gálvez las siguientes personas: El Dr. Esteban Mendoza, Ministro de Relaciones Exteriores —el mejor ministro que hemos tenido en esa rama—; el que impuso la regla de los exámenes por oposición como condición para desempeñar los cargos diplomáticos y consulares en el exterior. Y recordamos que bajo esos requisitos fueron nombrados embajador y secretario de la embajada de Honduras en Francia el Dr. Carlos Roberto Reina y como secretario del buen amigo y paisano Dr. Enrique Ortez Colindres.
También se encontraban allí el Cnel. y Licdo. Roberto Palma Gálvez, el Licdo. Santiago Chavarría y el jefe de la Fuerza Aérea Cnel. Héctor Caraccioli.
En amena plática nos encontrábamos, cuando llegó un amigo del Dr. Gálvez, el Sr. Jesús Sahury; y le manifestó que venía a cumplir una misión de «la colonia árabe», la cual consistía en un regalo de un automóvil «Cadillac» negro, y le ofrecía las llaves del mismo al Dr. Gálvez; el cual le dijo lo siguiente: «Mi querido amigo Jesucito: siento mucho decirte que no puedo aceptar este regalo, ya que yo tengo afuera un carro «Packard» verde nuevo, y yo casi no lo uso; ya que voy a la Presidencial a pie. Me les dices a los amigos de «la colonia árabe», que les agradezco mucho, pero es como si lo hubiera aceptado. ¡Gracias!»
Después que se fue don Jesús Sahury, el Dr. Gálvez nos dijo: si hubiera aceptado ese regalo le hubiera costado muchos millones de lempiras al erario público; ya que en estas circunstancias estos regalos se pagan con creces!!!
Qué regalo de honestidad y honorabilidad de este humilde y gran ciudadano, que como un segundo Gral. José Trinidad Cabañas, nos deja su trayectoria luminosa en el inmaculado azul del cielo de la patria; para que las presentes y futuras generaciones lo imiten.
En esta permanente crisis política, económica e inseguridad ciudadana y jurídica en que vivimos, debido a que no se quiere enfrentar la responsabilidad de gobernar para beneficio del pueblo, en un constante diálogo de sordos, con el que se quiere favorecer a grupos privilegiados que lo que pretenden es el asalto al Poder Público.
Ya es tiempo que se reestructure el gabinete de gobierno y que recuerde quiénes lo llevaron al poder; y que se produzca de inmediato «EL CAMBIO YA».
Exelente articulo muy insprirador saber que nuestra patria ha producido hombres de semejante talla.