Archivo de la categoría: biografias

Julio Lozano Díaz

Julio Lozano Díaz
Imagen: portalestoria.net

(Presidente Sustituto)
(20 días)
16 de Noviembre de 1954
5 de Diciembre de 1954

Al abandonar el Poder por enfermedad el Dr. Juan Manuel Gálvez, quedó como Presidente don Julio Lozano Díaz y al reunirse el Congreso Nacional y no haber éste hecho la elección Presidencial en razón de no haber ninguno de los candidatos obtenido la mayoría absoluta, vencido el término legal del Dr. Gálvez, asumió de hecho todos los Poderes del Estado, rompiéndose el orden Constitucional.

(Presidente de Facto)
(Entregó el Poder)
5 de Diciembre de 1954
21 de Octubre de 1956

Gobernó de Facto, asesorado por los miembros del Congreso nacional, que pasaron a ser Consejeros de Estado. Se rodeó de elementos capacitados de los tres Partidos para hacer un Gobierno Nacional. Gobernó por medio de Decretos-Leyes, muchos de ellos de carácter revolucionario; dio amnistía general para los delitos políticos e indulto; rebaja de penas para los delincuentes comunes; suprimió el Impuesto de Vialidad que recargaba la economía de los hondureños injustamente, decretó la supresión del 5 por ciento que los empleados públicos y funcionarios pagaban para el sostenimiento del Partido Nacional; dictó leyes de trabajo para regular las relaciones entre patronos y trabajadores, regulaciones sobre accidentes de trabajo, y bases para la futura institución de Seguridad Social; dio el voto femenino, optativo para la mujer, etc.

Durante su período presidencial convocó al pueblo para elegir diputados a una Constituyente. Se integró con elementos afines al gobierno del Partido Unión Nacional, que ganó todas las curules, participando nada más que el Partido Liberal, ya que el Nacional se abstuvo de ir a las elecciones. Al rebasar el nuevo Partido al Partido Liberal que en las elecciones presidenciales había obtenido la mayoría, hubo una ola de disconformidad en toda la República.

El día 21 de Octubre de 1956 las Fuerzas Armadas de la Nación conminó al Presidente Lozano Díaz a que abandonara el Poder y lo entregara a la Junta Militar y se marchó a los Estados Unidos, falleciendo en Miami, Florida el 20 de Agosto de 1957.

Su actuación es muy discutida, y será la historia la que dé un veredicto final.

Tomado de la «Revista Histórica Presidente»

Tiburcio Carías Andino

Tiburcio Carías Andino
Imagen: Honduras Educacional

(Presidente Electo)
(16 años en el poder)
1° de Febrero de 1933
1° de Enero de 1949

El General Tiburcio Carías Andino, Jefe del Partido Nacional, salió electo como presidente de la República en los comicios libres que diera el Presidente Dr, Mejía Colindres. Como Vice-Presidente el Ingeniero Abraham Williams Calderón. Antes de tomar el Poder, por dos veces anteriores, había sido víctima de fraudes electorales, y al resultar electo se levantaron en armas para no entregarle el Poder, los Generales José María Reina, José María Fonseca y otros militares del Partido Liberal, pero fueron sometidos.

Sus primero cuatro años presidenciales fueron legales y de libre escogencia de los hondureños, pero al finalizar su primer período constitucional, convocó una Constituyente para que elaborara una nueva Constitución que cambiara los períodos presidenciales de cuatro a seis años, y asimismo para que prorrogara el ejercicio del Poder a los titulares Carías y Williams por un subsiguiente período de seis años. En la reunión del Congreso ordinario, al vencerse este segundo período de seis años, se ratificó el Artículo de la Constitución que prorrogó el período presidencial a dichos seis años y la Presidencia en los titulares Generales Carías y Williams hasta el 31 de Diciembre de 1948, cuando se convocó al pueblo a elecciones generales…

Toca a la historia calificar su actuación y hacer de ella un sereno balance. Del sector del Partido Nacional opuesto a la continuidad del Poder en manos del General Carías se formó un nuevo Partido, el Movimiento Nacional Reformista, que encabezó el General Abraham Williams Calderón.

Tomado de la «Revista Histórica Presidente»

Patricia Rodas: Doctora en Historia

Patricia Rodas Baca
Foto: elnuevodiario.com.ni

Doctora en Historia

Patricia Isabel Rodas Baca nació en Comayagüela, municipio del Distrito Central, el 22 de junio de 1962, siendo hija del connotado líder liberal Modesto Rodas Alvarado y de doña Margarita Baca Saravia de Rodas Alvarado.

Realizó sus estudios primarios en la Escuela Miguel Obregón de Alajuela, Costa Rica, en donde sus progenitores estaban exiliados a raíz del golpe militar del 3 octubre de 1963. Su enseñanza secundaria la hizo en el Instituto Sagrado Corazón y en el Instituto Tegucigalpa donde se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras.

Recibió su título de licenciada en Historia, con excelencia académica en la UNAH. Se especializó en la Universidad Internacional de Andalucía en la Rabida, España, en donde leyó una tesis con el nombre de: «1921: el fracaso de la Federación Centroamericana, del Estado Cafetero al Negocio del Canal Interoceánico», bajo la dirección de los profesores Jorge Celman y Juan Machena Fernández, obteniendo el grado de Master, Cuma Cum Laude.

Radicada en Sevilla, en la Universidad Pablo Olavide, presentó el trabajo de investigación «Movimiento de Resistencia Jurisdiccional en la Construcción de Frontera en la Región Centro-Sur de Honduras (1830-1840)», para poder aspirar al grado de Doctora en Historia, con la calificación de sobresaliente.

Fue convencional suplente liberal por Sabanagrande en 1978 y fue dirigente del Movimiento Esperanza Liberal (MEL) que impulsó la candidatura presidencial de Manuel Zelaya. Se desempeñó como presidenta del Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal, de donde pasó a ser la primera ministra de Relaciones Exteriores.

Contrajo matrimonio con Rodolfo Gutiérrez Gonzales, es madre de Braulio Antonio Gutiérrez Rodas y es la hermana menor de Mabel, Modesto José, Lempira Rafael, Ana Joaquina de la Cruz y Victoria Margarita Rodas Baca.

(Revista Política de Honduras, Editorial Iberoamericana)

Tomado de «La Tribuna», del sábado 31 de octubre del 2009.

José Trinidad Reyes

José Trinidad Reyes

El Padre José Trinidad Reyes

Por: Esteban Guardiola

Este ínclito varón nació en Tegucigalpa el 11 de junio de 1797.

Tuvo por padres legítimos a don Felipe Santiago Reyes y a doña María Francisca Sevilla, modelos de bondad.

Recibió la instrucción primaria en una escuela privada, que servían gratuitamente unas señoritas de apellido Gómez.

Llegado a la pubertad, aprendió Latín con Fray Juan Altamirano, en el convento de La Merced; Música, con su padre, y Dibujo, con Rafael M. Martínez.

Para dedicarse a estudios superiores se trasladó a León. En la vieja Universidad de la metrópoli nicaragüense se perfeccionó en Castellano y Latín y cursó Matemáticas, Filosofía, Cánones y Teología hasta obtener los títulos de bachiller en las tres últimas materias.

Con esa preparación profesó en el Convento de Recoletos y en 1822 recibió la sagrada orden sacerdotal.

La guerra civil que en 1824 estalló en el Estado de Nicaragua obligó a Reyes a salir para Guatemala, en donde entró al convento en su orden. Allí, en los momentos que le dejaban libres las prácticas religiosas, se dedicó, en la rica biblioteca del monasterio, al estudio de las ciencias y a la lectura de los clásicos latinos y castellanos.

A principios de 1828 obtuvo del Guardián del convento permiso para venir a Honduras a ver a su familia; y en julio de este mismo año llegó a Tegucigalpa, instalándose en el abandonado edificio de los mercedarios.

La revolución de 1829 abolió los institutos monacales establecidos en Centro América y por este hecho quedó Reyes secularizado para bien de su patria. En ella ejerció el sacerdocio, fundó la Universidad, cultivó la Música, fue diputado al Congreso Nacional y pulsó la lira de poeta.

Como sacerdote, fue humilde, abnegado y caricativo. Su casa fue la despensa de los pobres. Como el Divino Maestro, amó entrañablemente a los niños. Nuestro insigne literato Ramón Rosa, refiere las encantadoras escenas que se efectuaban en la sacristía del templo de Nuestra Señora de la Concepción, cuando él, que apenas había salido de la infancia, iba a buscar al anciano y casto sacerdote, quien le colmaba de suaves caricias, le regalaba nardos y claveles, que recogía de los pies de la Virgen, y además algunos centavos para que comprara juguetes.

Contribuyó eficazmente a la erección y reparación de los templos de Tegucigalpa. El Papa Gregorio XIV lo designó obispo de Honduras; pero por una deplorable intriga fue nombrado para esa dignidad otro sacerdote.

Como fundador y Rector de la Universidad, se dedicó con desinterés a la educación de la juventud, abarcando en ella al hombre y a la mujer. Escribió un compendio de Física.

Como filarmónico, compuso la música que acompaña a varias de sus producciones poéticas y la de algunas misas y alabados. Introdujo el primer piano en Honduras.

Como diputado, trabajó para el bien del país; y como poeta, produjo himnos patrióticos, poesías amatorias, cantos elegíacos, lindos villancicos, punzantes sátiras y epigramas y sus bellas pastorelas Noemí, Micol, Neftalia, Zelfa, Rubenia, Elisa, Albano y Olimpia, de argumentos sencillos, pero llenos de encantos. No pulió su obra porque no pensó en la inmortalidad. Regocijar y moralizar a su pueblo fué su principal tendencia.

Es indudable que a las pastorelas, en las que insertaba el poeta sus epigramáticos Cuandos, siguen en interés los dulces villancicos que bien pueden figurar en el Cancionero Español. Están llenos de alabanzas y ternezas al Niño Dios y van acompañados de música regocijada que su mismo autor compuso.

Como muestra de villancicos léanse algunas de las seguidillas que van a continuación:

«Nació en Belén un niño
Tan admirable
Que sin ir a las aulas
Todo lo sabe.
Con ciencia tanta,
Toda la de los hombres
Es ignorancia;
Vamos a verlo,
Y que nos comunique
Algún destello.
Aunque yace tan pobre,
Su grande ciencia
Sabe formar metales
Y hermosas perlas
Es el que sólo
Ha encontrado el secreto
De criar el oro;
Mas lo desprecia,
Y al hombre ha prometido
Mayor riqueza.

—————————

A los villancicos siguen los Diálogos, que además de tratar de asuntos de navidad y adoración al divino Infante son verdaderas sátiras destinadas a combatir los vicios y ridiculeces de la sociedad. Uno de los más graciosos e intencionados es el titulado Las Mentiras. He aquí su génesis:

Vivía, por aquel tiempo, en Tegucigalpa, un competente carpintero (padre de un Licenciando y General que fué más tarde Presidente de Honduras) quien recibió un día del Padre Reyes algunas piezas de madera para fabricar unos candeleros destinados a la iglesia La Merced; pero el tiempo transcurría y había embrollo y plazos, y nunca llegaban a su destino los referidos utensilios. El Padre Trino compuso entonces un picarezco diálogo de Navidad y aprovechando el hecho de que el artesano incumplido llegaba con frecuencia a oír misa, en la primera oportunidad aprovechable, le dió un papel escrito en solfa para que lo llevara al coro y le indicó que lo tuviera en la mano frente al músico que debía ejecutar lo que allí iba escrito. Fué entonces cuando nuestro protagonista oyó cantar, estupefacto, lo siguiente:

LAS MENTIRAS

– Yo soy, Niño, un carpintero
Que al verte en un muladar,
Una cuna quiere hacerte,
Si la madera le das.
Y te haré unos candeleros
Sin pedirte medio real.
¡Mentiras! ¡mentiras!
Lo quiere engañar,
¡Y con la madera
Se quiere quedar!
Cajones de muertos y trompos hará;
Esas son pamplinas
¡Vaya por allá!
¡Que salga a chiflidos
Luego del Portal!

————————-

El carpintero, corrido y avergonzado, al día siguiente principió a fabricar los candeleros en cuestión.

Murió el Padre Reyes, el 20 de septiembre de 1855, dejando un imborrable recuerdo. Por tantas ejecutorias, exaltemos su nombre y digamos con Juan Ramón Molina, el aedo prodigioso:

«Loor al dulce poeta. Alabemos a Reyes,
porque llenó las almas con su cristiana luz;
y supo mostrar siempre a las humildes greyes
el poder de la lira y el poder de la cruz».

Tomado del Libro de Lectura de Quinto Grado, de Miguel Navarro (1945).

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