Carlos Alberto Uclés nació en Tegucigalpa el 5 de Agosto de 1854, de noble tronco y emparentado cercanamente por la sangre con don Marco Aurelio Soto y con don Ramón Rosa. Falleció en Tegucigalpa el 15 de Enero de 1942.
Don Carlos Alberto Uclés es uno de los exponentes más fulgorosos de nuestra literatura. Su vida no sufrió jamás los vaivenes de la incertidumbre, ni fue acosado nunca por la miseria. Nació, vivió y murió gran señor.
Se graduó Doctor en Derecho de la Universidad de Guatemala y regresó a Tegucigalpa, allá por el año de 80, cuando se lesgislaba y se reformaba al son de las liras endomingadas, y cuando Valle de Ángeles era el Petit Trianon de los escogidos.
Ninguno de los eminentes varones que formaron en los tercios del magnífico Marco Aurelio, había cumplido los cuarenta años, por lo que se puede afirmar, sin hipérbole, que las bases de la República fueron fijadas por las manos de una gloriosa muchachada.
En este ambiente de reformas y aristocratizante, el Doctor Uclés, como un árbol temprano, se alzó lleno de lozanía, floreció y cuajó el pulposo fruto. Eran los años del Romanticismo y nuestros poetas templaban sus liras según Musset, Víctor Hugo, Byron, Heine y Espronceda. Nuestro poeta, como un provenzal, hilvanó sus canciones y bordó madrigales y repujó sus castellanísismos romances. Asumió galantes posturas del más refinado rendimiento cabe al piano de la amada, y se murió de amor ante las rejas empapadas de luna y florecidas de claveles, tras las que soñaba la niña de azules orejas. Toda la poesía del bardo está saturada de romanticismo, sin que pueda otro cantor disputarle este puesto.
Pero el rebuscamiento acabó por ahogar sus afanes líricos, dejándonos de él nada más que el orador y el político.
Pocos años antes de morir, el Doctor Uclés recopiló y publicó su obra en dos volúmenes, tanto en verso como en prosa.