Cuento tomado de la revista Danlí, Leyenda y Misterio, II Edición.
Los hombres en nuestro afán de demostrar un inteligente machismo, sufrimos muchas veces desengaños, otras veces nos llevamos chascos como lo ocurrido a un buen amigo nuestro:
En El Arenal hay un centro que los Danlidenses conocemos como El Lugar Tranquilo, allí, se puede comer carne asada, yuca con chicharrón, refrescos y otro tipo de golosinas.
Además hay un pequeño zoológico en donde se pueden admirar monos, guaras, pisotes, conejos y muchos otros tipos de aves.
En el lugar alquilan cuartos a las parejas que lo soliciten.
En cierta ocasión, nuestro amigo llevó a una amiga al lugar tranquilo, alquilaron un cuarto y se entregaron a los anhelos y regocijos.
Un mono logró escaparse de su cautiverio y comenzó a caminar por el techo del cuarto, donde estaba la pareja.
Tan absortos estaban en sus arrumacos, que no se dieron cuenta que el mono desencajaba el cuarto, y al ver a la pareja, en el animal se despertaron sus apetitos sexuales y ni corto ni perezoso, se lanzó sobre nuestros amigos, con tal acierto que cayó sobre las espaldas desnudas del hombre, la cola se afianzó entre sus piernas y con sus brazos le atenazaba el cuello.
El amigo al sentir aquel bulto sobre su cuerpo, sorprendido se levantó, y al mirar el mono creyó que era el diablo y comenzó a gritar desaforazadamente, saliendo desnudo junto a la dama, ante la sorpresa de la clientela del lugar.
De no haber sido porque la dueña del negocio salió y le quitó el mono, nuestro amigo todavía anduviera corriendo. Concluyó el perrero más grande que existe en Danlí.
Jocoso Minicuento.
Una amiga me contó hace tiempo que casi fue victima del ataque libidinoso de un mono. El primate pertenecía a un negocio siendo la atracción para los clientes; lo tenían atado y ella se acercó para curiosear llevándose la sorpresa de su vida. Supongo que tales arranques se deben al propio cautiverio.
Bueno, yo no culpo al mono por perseguir esa muchacha. Así que las perradas llevan algo de verdad.
Saludos