Archivo por meses: mayo 2009

Julio Escoto

Por: Mario Argueta

Nació en San Pedro Sula (1944). Cuentista y crítico literario, además de ensayista. Obras: Los Guerreros de Hibueras (cuento). Tegucigalpa, 1967. La balada del herido pájaro y otros cuentos. Tegucigalpa, 1969. El árbol de los pañuelos. San José, 1972. Antología de la poesía amorosa en Honduras, Tegucigalpa, 1975. Casa del Agua. Tegucigalpa, 1975, Días de ventisca, noches de huracán. San José, 1980. Bajo el almendro… junto al volcán (1988), El ojo santo: la ideología en las religiones y la televisión (1990); José Cecilio del Valle: una ética contemporánea (1990). El general Morazán vuelve a marchar desde su tumba (1992). Rey del Albor, Madrugada (1993); Ecología para jóvenes de 10 a 190 años; Todos los cuentos (1999).

Premio Nacional de Literatura «Ramón Rosa» (1975). De él se ha dicho que es «probablemente el primer escritor hondureño que ha abordado la novela con un sentido claro de técnica», de acuerdo a Andrés Morris, mientras que Manuel Salinas lo considera «un narrador nato, ubicándose en la vanguardia de la moderna narrativa hondureña.» Escoto ha definido al escribir «como un hombre en introspección constante, en análisis continuo, en búsqueda de algo que quizás él mismo no ve con suficiente claridad.. es solo un tipo humano diferente, no mejor que el artesano, que el niño que juega en la arena, sino con diferencias, nada más. Sus características le dan una particular visión del mundo, desde luego».

Dirige la revista literaria Imaginación y el Centro Editor, en San Pedro Sula. Máster con especialidad en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Costa Rica. Fue jefe de la Unidad de Comunicación de la FHIA en La Lima, Cortés, Jefe de la División Editorial y Técnica del Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas en Costa Rica. Fue Director Ejecutivo de la Revista Desarrollo Rural de las Américas; Director de la EPUCA. Premio Gabriel Miró, rama de cuento, en Alicante, España; Premio José Cecilio del Valle, rama de ensayo. Su obra El árbol de los pañuelos fue traducida parcialmente al inglés y al polaco y algunos de sus cuentos han sido en Alemania.

Galardonado durante el XII Recital de otoño (1994) en su ciudad natal. Columnista de diario El Heraldo. En su opinión, «el escritor… es en alguna forma el barómetro, el sismógrafo de la sociedad y debe aplicar su inteligencia en advertir sobre aquello que se ve o va mal para la nación. Es su función de orientador de opinión, si quiere ser honesto con sus principios, su creencia y su fe. Venderla al mejor postor es fácil, ha habido y hay tantos casos así en Honduras. Pero hacerlo es cruel, sobre todo en una comunidad tan ausente de luces, tan manipulada y prostituida, tan engañada por quienes buscan únicamente el usufructo del poder».

En opinión de Jorge Eduardo Arellano, Escoto es «el intelectual con mayor conciencia de la identidad hondureña… así lo ha demostrado en su obra tanto de creación como de pensamiento».

Tomado del libro Diccionario de Escritores Hondureños, de Mario R. Argueta.

Obras más recientes de Julio Escoto: Del Tiempo y el Trópico (2002) y Lectura Postraumática del Año de la Guerra (1969) (2010).

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No quieren comida rápida, ni colegios bilingües

Hay personas que militan en grupos de izquierda que tienen unas ideas un tanto extravagantes y chauvinistas.

Y hay personas en grupos que dicen defender los intereses de los trabajadores que están alucinados con estas ideas.

Y es costumbre, que en el día del trabajo, algunas de estas personas se dediquen a pintar graffittis con sus curiosas consignas en las instalaciones de las comidas rápidas.

Hoy vi en Dunkin Donuts del centro esta leyenda: «¡Que vivan las baleadas! ¡Fuera las transnacionales!»

Es una ideología muy mal pensada. Destruir la empresa privada no puede beneficiar a los trabajadores, todo lo contrario.

Si la gente quiere comer baleadas, nada se los impide. No hay necesidad de prohibir las franquicias extranjeras de comida rápida.

Es cierto que resulta incorrecta la exención de impuestos que tienen estas franquicias en Honduras. Pero suspender estos privilegios no es sencillo, por que ello acarrearía demandas millonarias en contra del país y una mala imagen para el país, del que se pensaría que no tiene «seguridad jurídica».

Por otra parte, ayer me llegó un comentario de un simpatizante de la cuarta urna, que al parecer está de acuerdo con que Mel implante una dictadura para prohibir las franquicias de comida rápida, las telenovelas y los colegios bilingües.

Lo de los colegios bilingües parece ser una burda manifestación de anti-americanismo. Al parecer odian a los colegios biligües por que estarían trayendo la perniciosa cultura gringa. Esto me resulta un tanto patético.

En vez de atacar a las franquicias internacionales, sugiero que mejor se concentren en ayudar a los pequeños empresarios que quieran establecer negocios de comidas típicas.

No hay nada malo en aprender inglés, al contrario es una ventaja en estos tiempos de globalización, y el dominar esta lengua no nos convierte en admiradores incondicionales de la cultura americana, con todos los vicios que pueda tener.