Por Longino Becerra
Nunca en la historia de Honduras se tuvo, y es probable que jamás se vuelva a tener, un presidente tan chusco en todo lo que hacía y decía. Por ejemplo, cuando sus actos de gobierno, ridículos y torpes, suscitaban la crítica de algunos líderes, como Carlos Roberto Reina, Enrique Aguilar Paz, José Simón Azcona, Hernán Corrales Padilla, Edmon L. Bográn, Arturo Rendón Pineda y otros, él contestaba directamente a través de la radio o la televisión con alegatos incoherentes, de poca altura en su forma y contenido, es decir, muy lejos de lo esperable tratándose de un Primer Mandatario. Uno de esos actos ridículos fue, para el caso, ordenarle al Canciller por ley, Tomás Arita Valle, el 12 de marzo de 1985, que le explicara al cuerpo diplomático que él no estaba loco, acción tomada en respuesta a opiniones sostenidas por algunos de sus adversarios. Otro es cuando el 14 de diciembre de 1984 recibió en casa presidencial a la bruja Martina Rodríguez, originaria de Flores, Comayagua, para que le hiciera saber si se iba a dar la posibilidad en Honduras de que él prorrogara su mandato. Cuando actuaciones como éstas u otras peores eran criticadas, con frecuencia las réplicas de Suazo consistían en dedicarles una canción de moda a sus críticos, entre ellas «El Candado«, «Mil Besos«, y «Querida«, como lo hizo al hablar en Ojo de Agua el 7 de enero de 1985.
Sus discursos improvisados, en los que no estaba la mano de los secretarios, entre ellos Amílcar Santamaría, se caracterizaban por superar, dada su cruda vulgaridad, el sanchopancismo pedestre de quienes no rebasaban el nivel aldeano del insigne escudero de don Quijote. En efecto, durante una conversación sostenida el 19 de julio de 1985 en Casa de Gobierno con varios periodistas, al preguntarle uno de ellos sobre el afán de ampliar el mandato presidencial dos años más, Suazo respondió: «Yo creo que esa masturbación mental de periodistas hablados y escritos que están hablando sobre eso todos los días debe de pasar a la historia. Ya lo expresé, ni un día más ni un día menos en la presidencia de la República». En esa misma conversación, otro de los locutores inquirió sobre si era cierto que él tenía preferencias entre los reporteros y él respondió así: «Bueno, yo no sé si entre los hombres -o lo que sean- del otro lado se sientan celosos porque yo ande con algún reportero ¿verdad?. Creo que son hombres hechos y derechos, y supongo que se refieren a la información que sale hoy.»
Un rasgo muy particular de Suazo es que frecuentemente se refería a sí mismo como en tercera persona, no en primera, lo que le quitaba a sus palabras todo sentido de compromiso. Por ejemplo, durante una polémica radial con Azcona Hoyo, sostenida el 15 de noviembre de 1985 a través de Radio América, en el programa que dirigía allí el periodista Rodrigo Wong Arévalo, habló en el estilo y los términos chuscos que le eran propios. En esa oportunidad expresó: «Que no crea Azcona y los demás catrines de Tegucigalpa que Suazo Córdova se va a morir de nostalgia porque no lo vienen a ver. Yo me crié solo, Rodrigo, tengo mis libros para leer, tengo la Biblia para leer, tengo para escribir muchas cosas que me van a servir mucho en el futuro». Durante una conversación telefónica con el presidente del Congreso, Efraín Bu Girón, sostenida el 29 de marzo de 1985, en plena crisis de poderes, al enardecerse y pedirle su interlocutor que no perdiera la calma, el Presidente contestó: «Si no me violento, si hay hombre tranquilo y sereno ese es Roberto Suazo Córdova».
Pero el colmo de la chabacanería y del escaso respeto de Suazo al cargo que desempeñaba se produjo el 20 de noviembre de 1985 cuando, al ser entrevistado por la cadena hispana de televisión SIN (Spanish International Network), no tuvo empacho en abrirse la camisa y levantarse la camiseta ante las cámaras con el propósito de que se le viera que no tenía ninguna cicatriz en el tórax. Diario Tiempo dio la noticia el jueves 21 en la forma siguiente: «Para demostrar que a él no le habían pegado dos balazos en el pecho, el presidente de la República, doctor Roberto Suazo Córdova, se despojó ayer de su camisa en el estadio de fútbol de la ciudad de La Paz. Todo sucedió cuando periodistas de la Cadena de Televisión SIN le dijeron que en Estados Unidos corría el rumor de que él no sufrió un infarto, sino que había recibido dos perforaciones de bala. En respuesta, Suazo Córdova se despojó de su camisa y camiseta para mostrar que esos rumores eran falsos».
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Tomado del libro «Evolución Histórica de Honduras» de Longino Becerra. Editorial Baktún.