Mi dulce Patria

Bandera hondureña ondeando al cielo

Por: Juan Ramón Ardón

Patria es todo lo que amamos, en la presencia y en el recuerdo. Patria es amor y esta palabra alada, dulce, rítmica, colorida, vibrante como un colibrí y expresiva como brazos maternales, lo comprende todo y sus raíces, esplendentes como un astro, se profundizan en la historia. Los griegos le rindieron pleitesía en diferentes manifestaciones.

Quien dijo que la Patria era el hogar abandonado, pensó en el Gran Hogar: en ese todo con su cielo y su Geografía. El amor a la Patria principia en la cuna: cuando el niño abre sus ojos a la vida, contempla a un ser querido: la mujer que lo llevó en su vientre y cuyas miradas reflejan amor, abnegación y sacrificio: tres vocablos que contienen admirablemente todo lo que significa amor.

Y como la Patria es amor, sus hijos la rodean de abnegación y sacrificio. Es necesario re-estructurar la lección de Patria en los centros de enseñanza. Para que en la mente y en el corazón de los niños y los jóvenes se grabe mejor la santa esplendidez de Patria.

Porque Patria no sólo es Geografía: con su cielo, su árbol, su valle, su montaña, su mar, sus gentes. Patria es algo más grande, más expresivo, más sugerente. Patria es sentimiento, noble y sagrada pasión. Patria es Honor, es Soberanía, es Integridad Territorial. Es la tierra bendita que nos heredaron nuestros mayores y de niños, principiamos a quererla y admirarla, hasta en el árbol hasta cuyas ramas llegábamos con nuestros pies descalzos, para alcanzar la fruta que deleitaba nuestro paladar.

En nuestra vieja, querida e inolvidable escuelita, existía en el centro del solar, un árbol de jícaro que sólo nos es suficiente cerrar los ojos para verlo de nuevo tal como lo contemplamos de niños. Esas cosas sencillas, también representan la Patria. Lo presente y lo que permanece dormido en el tiempo, cuando uno se encuentra lejos de la Patria, lo recuerda hasta con lágrimas en los ojos. No existe mejor representación de la Patria que sus símbolos: El Himno, la Bandera, el Escudo. Son preseas que viajan con nosotros a todas partes.

Tomado del libro «Días de Infamia» de Juan Ramón Ardón, que trata sobre la guerra de El Salvador contra Honduras en 1969.

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