No tiene sentido celebrar la independencia de Honduras el 15 de septiembre, cuando el ideal de Morazán era el de una Centro América unida, no la independencia de un pequeño país.
No tiene sentido considerar a Morazán y a Valle como héroes hondureños, cuando ellos no se consideraban como ciudadanos de Honduras, sino de Centro América.
No tiene sentido que los países de Centro América celebren cada quien por su lado la fiesta de independencia de Centro América.
La verdadera fecha de independencia de Honduras: el 26 de octubre de 1838, es un día de triste recuerdo, porque se echó a perder el ideal morazánico y triunfó la reacción conservadora.
Francisco Morazán murió el 15 de septiembre de 1842, pero no murió por amor a la patria hondureña. En sus últimas horas en este mundo dijo: «Declaro que mi amor a Centro América muere conmigo». Y pidió que sus restos fueran llevados a El Salvador, por el particular cariño que le prodigaron los habitantes de ese país.
Ahora menos que nunca tiene sentido ir contra los ideales de Morazán y Valle en un mundo cada vez más globalizado e interdependiente. No es posible ya mantener la independencia de un pequeño país como un ideal a seguir.
Lo que necesita el mundo es una conciencia de ciudadanía universal. Una democracia global con base local. Humanismo en vez de patriotismo. Solidaridad internacional.