Considero que el acuerdo Cartagena es positivo, porque sirve para disminuir el nivel de confrontación en Honduras. Aunque puede resultar extraño el deseo del presidente Chávez de colaborar con Honduras para que ésta regrese a la OEA, después de su retórica extremista, acusando al gobierno de Lobo de ser una continuación del «golpe de Estado». También es positiva la reanudación de las relaciones diplomáticas con Nicaragua.
Con este acuerdo, el presidente Lobo se anota una victoria diplomática más, ubicándose en el centro de la controversia entre las facciones encontradas de blanquitos y «resistencia».
Un sector de la auto-denominada resistencia interpreta este acuerdo como una victoria política, mientras que otro sector cuestiona la poca transparencia de las negociaciones.
Se espera que Manuel Zelaya arribe a Honduras el sábado 28 de mayo. Se está organizando un recibimiento multitudinario por parte de la «resistencia».
En el sector de los blanquitos también hay división, hay quienes ven este acuerdo como una traición a la patria, mientras que otros lo ven como una oportunidad para bajar el perfil de Zelaya.
Este acuerdo no significa la finalización de las tensiones. Es posible que el acuerdo sea malinterpretado por alguna de las partes, lo que creará tal vez más conflictos. Específicamente en lo que concierne a la supuesta persecución judicial de los funcionarios zelayistas.