Archivo de la categoría: cultura hondureña

Incultura hondureña

Carlos Molina escribe un post criticando las malas costumbres de los hondureños y el estado deplorable de las ciudades de Honduras.

Él considera que si hubiéramos sido conquistados por holandeses o alemanes en vez de españoles, otro gallo nos cantara. Pero por haber sido conquistados por españoles hemos heredado de estos «la cultura de la destrucción».

Por eso, somos irresponsables, peresozos, desordenados, impuntuales, mentirosos, sucios, contaminadores, ladrones y corruptos.

Carlos Molina comparte la opinion de César Indiano en su libro «La Biblia del Asno», de que «vivimos en un país de mierda».

Pero Molina se contradice, por que admite que en otros países de Latino América hay una cultura más avanzada, sin embargo, ellos también fueron conquistados por los españoles.

Esto me recuerda cuando en una expocisión en una clase de la universidad yo comentaba que «los hondureños somos haraganes». Y el profesor me preguntó: «¿Y usted se considera haragán?.» Y yo le dije: «No». «Entonces no generalice y no diga que todos los hondureños somos haraganes». Y admití que el profesor tenía la razón. Este tipo de generalizaciones son incorrectas.

Hay muchas teorías que tratan de explicar el subdesarrollo, pero ninguna de ellas es completamente satisfactoria. En vez de acomplejarnos por nuestra supuesta incapacidad cultural, debemos de proyectarnos hacia el futuro, pensando en el tipo de pueblo y de personas que queremos ser, y tomar acciones para llegar ahí.

Si queremos cambiar, debemos ser optimistas y esperar lo mejor. La malas opiniones que tenemos de nosotros mismos se vuelven en contra de nosotros, y nos impiden mejorar, pensando que no tiene sentido hacer un esfuerzo, por que la lucha está perdida de antemano. Estas creencias sobre la identidad hondureña se vuelven profecías que se cumplen a sí mismas. Rompamos el círculo vicioso del pesimismo.

Quién era Marcelo Tinoco

Por Roberto E. González

Marcelo Tinoco

En todo Honduras se sabe que el estadio de fútbol de la ciudad de Danlí se llama MARCELO TINOCO, ¿pero sabe usted quién fue este personaje?

Marcelo Tinoco nació el 16 de enero de 1939 en cuna humilde como la mayoría de los futbolistas en Honduras, su madre, una mujer humilde de nombre Adriana Tinoco, siempre estuvo con él en todo momento.

Marcelo, de oficio carnicero, dio sus primeros pasos en el fútbol bajo la dirección del maestro carpintero y gran jugador y entrenador de fútbol: Pablo Valladares. Éste le enseñó los movimientos básicos de un arquero, ya con esto y su habilidad natural se convirtió en deportista admirado por todos los aficionados de este deporte.

Hablar de Marcelo Tinoco es remontarse a épocas de pundonor, coraje y vergüenza deportiva, donde los jugadores de antaño se entregaban a plenitud minuto a minuto.

Marcelo era de estatura mediana, 1.66 mts. y 150 libras de peso, pero cuando estaba bajo el marco defendiendo los colores del equipo de sus amores era un gigante. Con un estilo suicida que salía a barrérsele a los pies de los delanteros contrarios, hacía que la emoción se desbordara en los aficionados que asistían al campo Julio Verne a ver especialmente sus voladas de esquina a esquina y su seguridad para tomar el balón en sus manos.

Marcelo se convirtió en el ídolo del fútbol para los niños y jóvenes de los años 60 del siglo pasado, muchos niños lo rodeaban antes de cada partido y ya luego cuando el partido iniciaba, se ubicaban detrás del marco donde él estaba.

Esto y más fue el gran Marcelo Tinoco. Su estilo de juego valiente y suicida lo llevó a la muerte. Sucedió en un partido entre DANLÍ vrs. COLINAS, al lanzarse a los pies de un delantero en el momento que éste pateaba al marco el balón. Portero y delantero rodaron por la gramilla, pero Marcelo tuvo golpes internos que quizá por falta de recursos no fue atendido a tiempo. Murió el miércoles 10 de julio de 1968 en su humilde morada.

Con la muerte de Marcelo Tinoco se cierra un histórico capítulo en el acontecer deportivo de la zona oriental.

—-
Tomado de la revista «Danlí, Leyenda y Misterio».

Don Pedro Nufio y su impacto cultural en Honduras

Por Federico González C.

Pedro Nufio

Don Pedro Nufio

La cultura de la ciudad de Danlí se enriqueció con la presencia del gran educador guatemalteco Don Pedro Nufio, que llegó contratado por la Municipalidad de Danlí que presidía un danlideño de gran visión, educado en Guatemala: Don Francisco Gamero, para que prestara sus servicios en la Escuela donde se educaba la niñez y juventud de esta bella y amada ciudad. Don Pedro trabajaba entonces en el Instituto Nacional de Varones de Guatemala, y su traslado a Danlí pudo llevarse a cabo mediante la intervención de dos destacados danlideños que laboraban en Guatemala: el Doctor Remigio Díaz, que representaba al Gobierno de Honduras presidido por el General Luis Bográn, ante el gobierno del General Justo Rufino Barrios en aquella República hermana y el doctor Antonio Lazo Arriaga, que en ese mismo tiempo desempeñaba en aquella República, la Subsecretaría de Educación Pública. De manera que por la intercesión de estos dos hijos de Danlí y por una concesión especial de aquel gobierno hacia la ciudad de Danlí, fue que el destacado Maestro Nufio pudo venir a esta ciudad en el año de 1883.

En este centro educativo laboró con tesón y con métodos modernos hasta el año de 1887. Pero a iniciativa de varios padres de familia fundó en ese mismo año el Liceo El Porvenir, de carácter privado, pero con la autorización del Ministerio de Educación; en el que iniciaron sus estudios varios jóvenes de algunas ciudades cercanas a Danlí y también danlidenses, entre otros, Francisco Valle Cárcamo, que después cursó estudios universitarios en Guatemala, lugar en el que fijó su residencia destacándose como poeta, prosista y en varios cargos que ejerció. Las labores en este Colegio tuvieron una duración de dos años, es decir, hasta 1890.

Después, de 1891 a 1896, Don Pedro se dedicó al arte fotográfico que realizaba con verdadera maestría. Fundó un estudio fotográfico en Danlí que fue famoso.

En 1897 reactivó sus labores educativas; fundó y dirigió un Colegio de segunda enseñanza para la formación de Maestros y Bachilleres en la ciudad de Danlí. Los primeros egresados de este Colegio fueron Salvador Moncada y Gilberto Gamero, como maestros; Modesto Armijo y Ambrosio Ponce como Bachilleres.

En este Colegio fundó un teatro en el que hizo representaciones de buenas obras de autores españoles. Los artistas eran los alumnos de más edad. La celebración de las fiestas cívicas en este Colegio eran famosas y hacían llegar a muchas personas de varias localidades cercanas.

Algunas destacadas señoritas de la ciudad de Danlí, tuvieron la suerte de realizar estudios de Magisterio bajo su acertada dirección, entre otras, Trinidad Gamero, que ejerció esa noble profesión por varios años.

Don Pedro fue dueño de una personalidad polifacética: Maestro de Enseñanza Primaria y Secundaria con especialidad en Física y Química; conocedor perfecto de los idiomas francés e inglés; artista, pues como ya lo dijimos, gustaba de la literatura, de la fotografía en la que se destacó, y también practicó actividades teatrales. Fue un hombre sencillo, bueno y con sentimientos filantrópicos. Su humildad le ganó el nombre de «Maestro Violeta», que en forma poética le dió nuestro admirado y querido Profesor, el poeta Heliodoro Valle. En resumen, podríamos decir que fue un super-hombre.

Danlí, la hermosa y culta ciudad oriental, fue desde la llegada de Don Pedro Nufio, como un faro de luz que irradiaba por todo Honduras, ya que en su seno albergaba un astro de primera magnitud que fulguraba con destellos propios, floreciendo una cultura jamás existida en nuestra tierra; y por consiguiente, la fama de su preparación hacía afluir a la «ciudad de las colinas» estudiantes de toda edad de las diversas latitudes hondureñas.

En Danlí, Don Pedro formó su propia familia, casándose con la virtuosa Señorita María Gallardo, con la cual procreó cuatro hijos: María, Gustavo, Héctor y Pedro. También formaron parte de su familia las señoritas Marina y Clementina Gallardo, sobrinas de su esposa y asimismo, dió albergue y protección en su hogar a otras personas más.

CARGOS EDUCATIVOS DE DON PEDRO EN TEGUCIGALPA

Don Pedro se traslada a la Capital de la República.

Por su fama de gran educador, el Gobierno de Honduras lo nombró Director de la Escuela de Artes y Oficios y de la Casa de la Moneda en el año de 1902.

Después fue nombrado Director del Instituto Nacional Central de Tegucigalpa, en donde estuvo hasta el año 1905. Aquí se graduaron de maestros los jóvenes Cosme García, Miguel Núñez Casco y Cecilio Colindres Zepeda, (1904) y de Maestros y Bachilleres en 1905, los jóvenes Eusebio Fiallos V., Gregorio Selva, Santos Valladares, José Pérez, Manuel Rovelo Landa y otros, algunos de los cuales siguieron estudios universitarios hasta sacar sus títulos de Abogados.

En 1906, el Presidente de Honduras General Manuel Bonilla fundó la Escuela Normal de Varones, y Don Pedro Nufio fue nombrado para organizar y dirigir este nuevo centro de enseñanza. Un magnífico cuerpo de Profesores, inolvidables, colaboró con él en la tarea de forjar hombres para el futuro cultural de nuestra Honduras.

El Maestro Nufio estuvo al frente de la Escuela Normal de Varones hasta el año de 1915, en que obligado por la enfermedad se retiró del cargo.

Murió el 16 de Mayo de 1916 en la ciudad de Danlí. Su muerte llorada por sus innumerables alumnos, fue considerada como una pérdida nacional, decretándose tres días de duelo con suspensión de labores en toda la Nación.

Tomado del libro «Páginas de Oriente» de Federico González C. El título original del artículo es «Danlí, Don Pedro Nufio y la Cultura Oriental y Nacional».

Ver también el libro Pedro Nufio: Datos Biográficos y Algunas Anécdotas del Venerado Maestro, disponible para la compra en Amazon.

Biografía de Lucila Gamero de Medina

Por el P.M. Don Roberto Gamero.

Lucila Gamero de Medina

NACIÓ DOÑA LUCILA GAMERO DE MEDINA EN LA CIUDAD DE DANLÍ, EL 12 DE JUNIO DE 1873.

Fueron sus padres el Doctor don Manuel Gamero y Doña Camila de Gamero.

Contrajo matrimonio con el distinguido ciudadano don Gilberto Medina. Sus hijos: Doña Aída Cora Medina viuda de Sevilla y don Gilberto Gustavo Medina, éste ya fallecido.

Tuvo una infancia feliz y fue una niña voluntariosa, llevando siempre la dirección en todos los grupos para hacer travesuras y para hacerles también a todos sus compañeros y a gente de mayor edad una serie de diabluras de su invención.

Desde muy niña comenzó a escribir y estaba en el campo cuando se le vino la idea de pasar al papel sus pensamientos, que la llevaron más tarde a ser la primera novelista del país.

En el siglo pasado, en sus dos últimas décadas, publicó su primera pequeña obra AMELIA MONTIEL y sus novelas ADRIANA y MARGARITA y PÁGINAS DEL CORAZÓN. De las dos primeras no se han podido conseguir ejemplares y la última está publicada en varios números de la Revista del Archivo y Biblioteca Nacionales.

A principios de este siglo publicó su famosa novela BLANCA OLMEDO, que ha hecho llorar especialmente a infinidad de jovencitas. Se publicó una segunda edición en 1933 y una tercera en 1954 y la reciente fue publicada en 1972. Parece que ha habido también ediciones clandestinas.

Sobre esta novela escribió un gran escritor nicaragüense, don Antonio Medrano, lo siguiente:

«BLANCA OLMEDO». Libro intensamente vivido y sentido. Libro en que la autora ha puesto Alma, Pasión, Dolor… Libro en que palpita el Amor y la Vida, que pasan como meteoros, que se esfuman… Sus páginas no se leen, se devoran, se viven, se sienten, y nuestras lágrimas las hacen inmortales. LUCILA GAMERO DE MEDINA está ya CONSAGRADA POR LA GLORIA.

Posteriormente aparecieron sus novelas AÍDA, EL DOLOR DE AMAR, LA SECRETARIA, AMOR EXÓTICO y BETINA.

La autora dejó de publicar PÉTALOS SUELTOS y PROSAS DIVERSAS, pues ya estaba muy cansada. En seguida le sobrevino la muerte.

Además de ser la primera novelista de Honduras fue la pionera del feminismo en este país. Desde muy joven luchó por los derechos de la mujer y sus frutos se han venido viendo en los últimos tiempos.

Era Doña Lucila miembro de varias asociaciones literarias de Centro América y miembro de la Academia Hondureña de la Lengua.

Ejerció la profesión de medicina con gran acierto, habiendo estudiado bajo la dirección de su padre. Le fue extendido un Diploma de Médica y Cirujana, siendo Decano de la Facultad de Medicina el Doctor Manuel G. Zúñiga.

Su autobiografía fue publicada en la Revista de la Universidad de Honduras, siendo Rector el Dr. Jorge Fidel Durón.

Falleció en Danlí el 23 de Enero de 1964.

Esta biografía fue publicada en Danlí, el 12 de junio de 1973, en el Centenario de su nacimiento.

————
Tomada del libro «Páginas de Oriente» de Federico González.