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Doctor Marco Aurelio Soto

Por: Carmen Fiallos

Marco Aurelio Soto, residente desde hacía varios años en Guatemala y quien por sus ideas revolucionarias, había desempeñado cargos de importancia en los gobiernos de García Granados y Barrios.

El doctor Soto contando con el apoyo moral de los presidentes de Guatemala y El Salvador, llegó a Amapala el día sábado 26 de agosto 1876, en compañía de los doctores Ramón Rosa, Céleo Arias y Adolfo Zúñiga, el domingo 27 de agosto el doctor Soto emitió decreto tomando posesión del mando provisional, fundándose en las espontáneas manifestaciones que a favor de este acto habían hecho varios pueblos y en el decreto que el 21 del mismo mes había emitido en Erandique el general José María Medina. En la misma fecha Soto nombró al doctor Ramón [sic] Secretario General del Gobierno.

El coronel Salvador Cruz, presidente proclamado en Comayagua, dictó decreto el 31 de agosto reconociendo como Presidente al doctor Soto y nombrando una comisión para que saliera al encuentro del mandatario. El doctor Soto fue logrando la pacificación del país y con inteligencia tino y habilidades de político consiguió que poco a poco que [sic] las fuerzas hostiles se le fueran uniendo, hasta que entró en Tegucigalpa y Comayagua, la obra gubernativa del doctor Soto fue vasta y fecunda, después de haber ejercido en forma provisional, fue elegido para el para el primer período constitucional en mayo, 1877 [sic] y en 1881 fue reelegido para un segundo ejercicio de 4 años que no pudo terminar debido a las desaveniencias que se hicieron entre él y Justo Rufino Barrios.

Entre las obras más importantes realizadas por el doctor Soto: El reestablecimiento de la paz mediante la destrucción de la anarquía imperante en el país, el saneamiento y el aumento de las rentas fiscales que llegaron a ser suficientes para cubrir los gastos del gobierno, la consolidación de la deuda pública y la creación de los medios para amortizarlos, la supresión de los diezmos, la extinción del fuero eclesiástico, la secularización de los cementerios y los bienes de fundación piadosa, haciendo cesión de estos últimos a favor de los hospitales, la organización de los servicios de correos y telégrafos, el establecimiento del servicio militar obligatorio, la concesión de apoyo para la industria minera y para los cultivos de café y de bananos, el establecimiento de la libertad de enseñanza y la fundación de la escuela laica, gratuita y obligatoria. La reconstrucción de la línea ferrea entre Puerto Cortés y Pimienta, la apertura de la Casa de la Moneda, el establecimiento de la escuela de niñas y de un colegio para señoritas, la fundación de la Biblioteca Nacional y la organización del archivo.

En el segundo período constitucional de gobierno, regido ya por la Carta Fundamental de 1880, el doctor Soto después de trasladar la capital de Comayagua a La Paz, y de este lugar a Tegucigalpa, continuó su obra de progreso, realizando la promulgación de los Códigos de Instrucción Pública y Penal Militar, de las leyes de Tribunales y de Notariado y el Código de Aduanas, creó el departamento de Colón, poner [sic] en Tegucigalpa estatuas de Francisco Morazán, José Cecilio del Valle, José Trinidad Reyes y José Trinidad Cabañas, protegió las letras, las ciencias y las artes. El adelanto de Honduras cobró impulso desde el Gobierno de Soto, aprovechas [sic] las luces de los mejores cerebros de su tiempo.

Tomado de La Tribuna del 25 de septiembre de 2009.

Roberto Suazo Córdova, un chusco

Roberto Suazo Córdova pelándose la panza

Suazo Córdova con la panza pelada. Mostró su tórax, hasta la orilla del calzoncillo, ante una red internacional de televisión para hacer creíble su informe de que no había recibido uno o dos balazos en el pecho.

Por Longino Becerra

Dibujo de la cara de Roberto Suazo CórdovaNunca en la historia de Honduras se tuvo, y es probable que jamás se vuelva a tener, un presidente tan chusco en todo lo que hacía y decía. Por ejemplo, cuando sus actos de gobierno, ridículos y torpes, suscitaban la crítica de algunos líderes, como Carlos Roberto Reina, Enrique Aguilar Paz, José Simón Azcona, Hernán Corrales Padilla, Edmon L. Bográn, Arturo Rendón Pineda y otros, él contestaba directamente a través de la radio o la televisión con alegatos incoherentes, de poca altura en su forma y contenido, es decir, muy lejos de lo esperable tratándose de un Primer Mandatario. Uno de esos actos ridículos fue, para el caso, ordenarle al Canciller por ley, Tomás Arita Valle, el 12 de marzo de 1985, que le explicara al cuerpo diplomático que él no estaba loco, acción tomada en respuesta a opiniones sostenidas por algunos de sus adversarios. Otro es cuando el 14 de diciembre de 1984 recibió en casa presidencial a la bruja Martina Rodríguez, originaria de Flores, Comayagua, para que le hiciera saber si se iba a dar la posibilidad en Honduras de que él prorrogara su mandato. Cuando actuaciones como éstas u otras peores eran criticadas, con frecuencia las réplicas de Suazo consistían en dedicarles una canción de moda a sus críticos, entre ellas «El Candado«, «Mil Besos«, y «Querida«, como lo hizo al hablar en Ojo de Agua el 7 de enero de 1985.

Sus discursos improvisados, en los que no estaba la mano de los secretarios, entre ellos Amílcar Santamaría, se caracterizaban por superar, dada su cruda vulgaridad, el sanchopancismo pedestre de quienes no rebasaban el nivel aldeano del insigne escudero de don Quijote. En efecto, durante una conversación sostenida el 19 de julio de 1985 en Casa de Gobierno con varios periodistas, al preguntarle uno de ellos sobre el afán de ampliar el mandato presidencial dos años más, Suazo respondió: «Yo creo que esa masturbación mental de periodistas hablados y escritos que están hablando sobre eso todos los días debe de pasar a la historia. Ya lo expresé, ni un día más ni un día menos en la presidencia de la República». En esa misma conversación, otro de los locutores inquirió sobre si era cierto que él tenía preferencias entre los reporteros y él respondió así: «Bueno, yo no sé si entre los hombres -o lo que sean- del otro lado se sientan celosos porque yo ande con algún reportero ¿verdad?. Creo que son hombres hechos y derechos, y supongo que se refieren a la información que sale hoy.»

Un rasgo muy particular de Suazo es que frecuentemente se refería a sí mismo como en tercera persona, no en primera, lo que le quitaba a sus palabras todo sentido de compromiso. Por ejemplo, durante una polémica radial con Azcona Hoyo, sostenida el 15 de noviembre de 1985 a través de Radio América, en el programa que dirigía allí el periodista Rodrigo Wong Arévalo, habló en el estilo y los términos chuscos que le eran propios. En esa oportunidad expresó: «Que no crea Azcona y los demás catrines de Tegucigalpa que Suazo Córdova se va a morir de nostalgia porque no lo vienen a ver. Yo me crié solo, Rodrigo, tengo mis libros para leer, tengo la Biblia para leer, tengo para escribir muchas cosas que me van a servir mucho en el futuro». Durante una conversación telefónica con el presidente del Congreso, Efraín Bu Girón, sostenida el 29 de marzo de 1985, en plena crisis de poderes, al enardecerse y pedirle su interlocutor que no perdiera la calma, el Presidente contestó: «Si no me violento, si hay hombre tranquilo y sereno ese es Roberto Suazo Córdova».

Pero el colmo de la chabacanería y del escaso respeto de Suazo al cargo que desempeñaba se produjo el 20 de noviembre de 1985 cuando, al ser entrevistado por la cadena hispana de televisión SIN (Spanish International Network), no tuvo empacho en abrirse la camisa y levantarse la camiseta ante las cámaras con el propósito de que se le viera que no tenía ninguna cicatriz en el tórax. Diario Tiempo dio la noticia el jueves 21 en la forma siguiente: «Para demostrar que a él no le habían pegado dos balazos en el pecho, el presidente de la República, doctor Roberto Suazo Córdova, se despojó ayer de su camisa en el estadio de fútbol de la ciudad de La Paz. Todo sucedió cuando periodistas de la Cadena de Televisión SIN le dijeron que en Estados Unidos corría el rumor de que él no sufrió un infarto, sino que había recibido dos perforaciones de bala. En respuesta, Suazo Córdova se despojó de su camisa y camiseta para mostrar que esos rumores eran falsos».


Tomado del libro «Evolución Histórica de Honduras» de Longino Becerra. Editorial Baktún.