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Supermercado para pobres

Eso viene siendo la Despensa Familiar, un supermercado para gente de bajos ingresos.

Lo que no me gusta de este supermercado:

Tienen un surtido limitado. Hay productos que no se encuentran, por estar fuera del alcance del grupo de mercado al que está dirigido.

Hace un calor del demonio. Apenas unos ventiladores que no alcanzan a disminuir el calor. Siempre salgo sudando de este supermercado.

Y la presentación del local deja mucho que desear.

No te dan bolsa, te la venden. Siempre andan preguntando «qué cuantas bolsas quiere».

Aquí en Danlí es opción obligada, ya que el supermercado Al-Rashid, que es el otro supermercado, tampoco tiene un surtido completo.

Y por último, que es propiedad de una transnacional explotadora como ser Wall-Mart.

Pensar que lo poco que gana la población quede en manos de estos tipos…

Debería de haber otras opciones…

Otros supermercados de Wall-Mart en Honduras son el supermercado Paiz e Hiper Paiz.

Herbalife: Falsa entrevista de trabajo

Había leído en los clasificados de La Tribuna sobre una compañía de mercadeo en red en expansión que requería personas para trabajar sin necesidad de experiencia. Y me dije a mí mismo que esta podía ser una buena oportunidad. Llamé por telefóno y pregunté por el nombre de la compañía, pero solo me repitieron que era una empresa en expansión.

Al día siguiente iba algo emocionado por ser mi primera entrevista de trabajo. Cuando llegué al lugar de la entrevista ví bastante gente esperando, de diferentes edades. Todos tenían algo de preocupación reflejada en sus rostros, estaban tensos.

Después de apuntarnos en una lista nos pasaron a un pequeño salón, dónde en vez entrevistarnos nos dieron una presentación de Power Point. Con solo eso me puse suspicaz. En los próximos 15 minutos se nos habló sobre las penurias de la vida de un trabajador asalariado.

Al fin dijeron que la empresa que nos quería «contratar» era Herbalife, lo que me produjo una decepción inmediata. Ya quería abandonar el salón, pero por cortesía me abstuve. Pensé además que por lo menos podía escribir un post sobre el asunto.

La presentación adquirió luego rasgos insólitos: un grupo de mujeres situadas atrás de nosotros daba gritos de entusiasmo durante partes clave del discurso de la presentadora. Aquello parecía un mitín político ó un culto religioso pentecostal. Pero las personas que supuestamente íbamos a ser entrevistadas no compartíamos el entusiasmo de esas extrañas gentes.

Nos bombardearon con testimonios de mujeres que habían bajado de peso gracias a los productos de Herbalife, nos dijeron que ganaban más que en los trabajos asalariados normales y presumieron de sus viajes al extranjero.

A fin de cuentas lo que nos proponían era consumir sus productos y convertirnos en vendedores de Herbalife (solo que ellos les llaman «distribuidores» en vez de vendedores. Suena menos vulgar.)

Al final se pidió que levantaran la mano los interesados, y sólo una señora levantó la mano. A ella se le dijo que fuera a otra reunión dentro de dos semanas, pagando 70 lempiras.

Los demás nos fuimos decepcionados.

Anteriormente una amiga ya me había hablado de Herbalife, y consiguió que alguien me diera una charla sobre los productos de la empresa. Me enseñaron algo así como un complemento alimenticio y pude leer en inglés un disclaimer de la FDA de Estados Unidos diciendo que no había ninguna garantía de que el producto sirviera para lo que decía que servía. Le pedí a la persona que me explicara este disclaimer y no supo qué responder.

Ese mismo día investigué en Google y me encontré el artículo ¿Es Herbalife un engaño? Lo imprimí y se lo enseñé a mi amiga.

En realidad no estaba tan interesado en una chambita, sino en aprender sobre mercadeo en red.

Pero esta forma de mercadeo: ofreciendo falsas entrevistas de trabajo, es ofensiva. Nos quisieron ver la cara de pendejos pero no les resultó.

Actualización 5/11/2007

Los productos de Herbalife no son tan inocuos cómo nos quieren hacer creer.

Leer:

REPORTE DE 22 CASOS DE TOXICIDAD HEPÁTICA POR CONSUMO DE PRODUCTOS HERBALIFE®

Mi visita al supermercado La Colonia #1

Visitar supermercados puede ser divertido.

Ayer fui al supermercado La Colonia que queda en el Boulevar Suyapa, cerca del Hospital Materno Infantil.

Me gusta comprar ropa en supermercados, ya que allí no existe la presión psicológica que ejercen los dependientes con su porfiada insistencia en que uno compre.

«Sí, le queda bien. Llévelo.»

Es lo que dicen, aunque no sea cierto.

Pues bien, una señora me dijo en otro supermercado (Paiz, de Mall Multiplaza) que en La Colonia #1 había buenos descuentos en ropa. Pero llego, y me encuentro que lo están remodelando, por lo que está trabajando a medio vapor, y ni siquiera funciona bien el aire acondicionado.

Pregunto por el departamento de ropa y encuentro unos cuantos pantalones y camisas en el segundo piso, la mayoría de mujer. Nada que ver con el surtido que esperaba encontrar.

Bajé al primer piso y estuve entretenido buscando libros. Encontré tres que me llamaron la atención: un libro de dibujos de monstruos para colorear (de Tere Valenzuela) que pienso regalarle al hijo de una amiga, y dos libros de temas de empresas: Cómo hacer más Dinerode Marvin Small y Negocios al estilo de Richard Bransonde Des Dearlove. Espero encontrarles aplicación práctica ya que aspiro a escapar de la trampa de la esclavitud asalariada.

Luego subí de nuevo a la hora del almuerzo al segundo piso, donde tienen un pequeño restaurante de comida buffet donde la mayoría de los que van a comer son empleados del supermercado.

Me senté a darle una hojeada a los libros, y pensé que cualquiera que tenga el tiempo suficiente podría ponerse a leer los libros a la venta como si fuera una biblioteca.

Como vivo solo, aprovecho cualquier oportunidad para hacer una charla ligera. Un empleado me comentó que no cree que terminen las remodelaciones a tiempo para Navidad. También me dijo que en ese supermercado había muchas cosas buenas que tiraban a la basura, incluyendo verduras. Yo le respondí que no les conviene regalar esas cosas por que disminuirían los precios y les perjudicaría el negocio. (Aquí falla el capitalismo).

A todo esto ya había divisado una preciosa muchacha como de 32 años, era de pelo castaño y como 1.70 de estatura, andaba con tacones altos y esos jeanes que dejan al descubierto las pantorrillas. Estaba haciendo cola para pedir la comida, por lo que procedí a esperar a que terminara de ordenar para abordarla. Por mientras me puse a platicar con otro empleado.

Cuando ella iba a tomar asiento para comer, decidí abordarla, le dije que estaba muy guapa, me dijo «gracias» en tono seco, sin voltearme a ver. Intenté iniciar una conversación pero ella seguía indiferente. Dije «okey» y me fui. No es la primera vez que me rechazan ni será la última, puedo afrontarlo.

Bajé al primer piso de nuevo y entablé una conversación rápida con una bella señora como de 40 años, que estaba comprando abarrotes.

Luego de dar unas vueltas más decidí irme a joder a otro lado.

Talvés comente algo de los libros que compré en mi blog Contra Economía.

Ahora que lo pienso, mi amiga es cristiana evangélica, y puede pensar que los monstruos del libro para colorear son diabólicos y que no son apropiados para su hijo (aunque a mí me parecieron simpáticos).

¡Ah, las religiones!

Espero que no diga eso, ya que me salió un poco carito.

Dato Útil

Para los que viven en el extranjero: pueden regalar a sus familiares en Honduras certificados de regalo de supermercados La Colonia.

Dato Curioso

Richard Branson escribió un libro titulado Losing My Virginity: How I’ve Survived, Had Fun, and Made a Fortune Doing Business My Way (Perdiendo mi Virginidad: Como sobreviví, me Divertí, e hice una Fortuna haciendo Negocios a mi Manera). Branson es el fundador de la compañía Virgin.