Visitar supermercados puede ser divertido.
Ayer fui al supermercado La Colonia que queda en el Boulevar Suyapa, cerca del Hospital Materno Infantil.
Me gusta comprar ropa en supermercados, ya que allí no existe la presión psicológica que ejercen los dependientes con su porfiada insistencia en que uno compre.
«Sí, le queda bien. Llévelo.»
Es lo que dicen, aunque no sea cierto.
Pues bien, una señora me dijo en otro supermercado (Paiz, de Mall Multiplaza) que en La Colonia #1 había buenos descuentos en ropa. Pero llego, y me encuentro que lo están remodelando, por lo que está trabajando a medio vapor, y ni siquiera funciona bien el aire acondicionado.
Pregunto por el departamento de ropa y encuentro unos cuantos pantalones y camisas en el segundo piso, la mayoría de mujer. Nada que ver con el surtido que esperaba encontrar.
Bajé al primer piso y estuve entretenido buscando libros. Encontré tres que me llamaron la atención: un libro de dibujos de monstruos para colorear (de Tere Valenzuela) que pienso regalarle al hijo de una amiga, y dos libros de temas de empresas: Cómo hacer más Dinerode Marvin Small y Negocios al estilo de Richard Bransonde Des Dearlove. Espero encontrarles aplicación práctica ya que aspiro a escapar de la trampa de la esclavitud asalariada.
Luego subí de nuevo a la hora del almuerzo al segundo piso, donde tienen un pequeño restaurante de comida buffet donde la mayoría de los que van a comer son empleados del supermercado.
Me senté a darle una hojeada a los libros, y pensé que cualquiera que tenga el tiempo suficiente podría ponerse a leer los libros a la venta como si fuera una biblioteca.
Como vivo solo, aprovecho cualquier oportunidad para hacer una charla ligera. Un empleado me comentó que no cree que terminen las remodelaciones a tiempo para Navidad. También me dijo que en ese supermercado había muchas cosas buenas que tiraban a la basura, incluyendo verduras. Yo le respondí que no les conviene regalar esas cosas por que disminuirían los precios y les perjudicaría el negocio. (Aquí falla el capitalismo).
A todo esto ya había divisado una preciosa muchacha como de 32 años, era de pelo castaño y como 1.70 de estatura, andaba con tacones altos y esos jeanes que dejan al descubierto las pantorrillas. Estaba haciendo cola para pedir la comida, por lo que procedí a esperar a que terminara de ordenar para abordarla. Por mientras me puse a platicar con otro empleado.
Cuando ella iba a tomar asiento para comer, decidí abordarla, le dije que estaba muy guapa, me dijo «gracias» en tono seco, sin voltearme a ver. Intenté iniciar una conversación pero ella seguía indiferente. Dije «okey» y me fui. No es la primera vez que me rechazan ni será la última, puedo afrontarlo.
Bajé al primer piso de nuevo y entablé una conversación rápida con una bella señora como de 40 años, que estaba comprando abarrotes.
Luego de dar unas vueltas más decidí irme a joder a otro lado.
Talvés comente algo de los libros que compré en mi blog Contra Economía.
Ahora que lo pienso, mi amiga es cristiana evangélica, y puede pensar que los monstruos del libro para colorear son diabólicos y que no son apropiados para su hijo (aunque a mí me parecieron simpáticos).
¡Ah, las religiones!
Espero que no diga eso, ya que me salió un poco carito.
Dato Útil
Para los que viven en el extranjero: pueden regalar a sus familiares en Honduras certificados de regalo de supermercados La Colonia.
Dato Curioso
Richard Branson escribió un libro titulado Losing My Virginity: How I’ve Survived, Had Fun, and Made a Fortune Doing Business My Way (Perdiendo mi Virginidad: Como sobreviví, me Divertí, e hice una Fortuna haciendo Negocios a mi Manera). Branson es el fundador de la compañía Virgin.