Canción de la Espera Infinita

Imagen por @flipped out

Por: Jorge Federico Travieso

Pesa a veces la vida y el hombre desespera.
Pesa el pesar y pesa la dicha que no fue;
la esperanza musita: espera, espera, espera,
y el corazón cansado responde: ¿para qué?

¡Cuando yo sea grande! oh, frase verde y fresca
que florece en los labios cuando principia abril,
¡cuando yo sea grande! espera, espera, espera,
y la niñez se prende perdida al porvenir.

¡Cuando tenga dinero! ¡Cuando ella me sonría!
¡Cuando lleguen las glorias por caminos de ayer!
¡Cuando tenga el secreto de la muerte y la vida!
¡Cuando Dios me visite tras un atardecer!

Y las cosas que llegan ya no tienen aroma,
el corazón cansado pregunta: ¿para qué?
Espera, espera, espera, la esperanza pregona
y otra vez nos ponemos a esperar y a creer.

Pero un día se hiela la canción en la boca,
la esperanza no tiene ni aguijón ni poder,
el amor está lejos, como estrella en derrota,
y Dios está lejano como sol por nacer.

Erguido ante el poniente el corazón enreda
su pregunta de siempre, ¿para qué?, ¿para qué?
Y musita la muerte: espera, espera, espera,
¡y otra vez nos ponemos a esperar y a creer!

Tomado del libro “100 Poesías Famosas del Mundo y de Honduras”. Primera edición. Graficentro Editores.


Citas relacionadas

«La vida humana debe ser algún tipo de error. La verdad de esto será lo suficientemente obvia si tan solo recordamos que el hombre es un complejo de necesidades difíciles de satisfacer; y que incluso cuando están satisfechas, todo lo que obtiene es un estado indoloro, donde no queda nada más que abandonarse al aburrimiento. Esta es una prueba directa de que la existencia no tiene valor real en sí misma; ¿Porque qué es el aburrimiento sino el sentimiento de la vacuidad de la vida? Si la vida —el deseo por la cual es la esencia misma de nuestro ser— tuviera algún valor intrínseco positivo, no habría tal cosa como aburrimiento en absoluto: la mera existencia nos satisfaría en sí misma, y no deberíamos necesitar nada».
— Arthur Schopenhauer

«Alcanzar algo deseado es descubrir lo vano que es; y … aunque vivimos toda nuestra vida con la expectativa de mejores cosas, a menudo al mismo tiempo nos lamentamos por lo pasado. El presente, por otro lado, se considera algo bastante temporal y sirve solo como el camino hacia nuestra meta. Es por eso que la mayoría de los hombres descubren cuando miran hacia atrás en su vida que han vivido todo el tiempo de manera interina, y se sorprenden al ver que lo que dejaron pasar tan despreocupadamente e indiferentemente era precisamente su vida, era precisamente la expectativa en la que ellos vivieron.»
– Arthur Schopenhauer

«Cierto es que el trabajo, la preocupación, el afán y los problemas forman parte de la suerte que les toca a casi todos los hombres durante toda su vida. Pero si todos los deseos se cumplieran tan pronto como surgieran, ¿En qué ocuparían los hombres sus vidas? ¿Qué harían con su tiempo? Si el mundo fuera un paraíso de lujo y comodidad, una tierra en la que fluye leche y miel, donde todos los Jack obtuvieran a su Jill a la vez y sin ninguna dificultad, los hombres morirían de aburrimiento o se ahorcarían; o habría guerras, masacres y asesinatos; para que, al final, la humanidad se infligiera más sufrimiento que el que ahora tiene que aceptar a manos de la Naturaleza.
— Arthur Schopenhauer

«La vida es lo que sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes.
— John Lennon

«Nuestra situación no es muy diferente de la de un burro que tiene una zanahoria colgada justo delante de sus ojos; nuestra zanahoria se llama felicidad; persiguiéndola, corremos como tontos en busca de algo que nunca alcanzaremos. Tenemos la impresión de que nacemos para ser felices porque estamos visceralmente atrapados en la lógica interna de nuestra naturaleza biológica; la condición de ser vivo nos impone como referenciales supremos el placer y el sufrimiento. Sin embargo, el placer es sólo un mecanismo psicológico para influenciar nuestro comportamiento, no una realidad a la que estamos caminando. Esto queda claro si consideramos el hecho de que, al alcanzar la satisfacción de algún deseo, tendremos sólo unos instantes de placer como recompensa y, a continuación, ya nos empiezan a molestar nuevas necesidades que nos volverán inquietos; no pasará mucho tiempo para que partamos nuevamente a la acción, en un ciclo de insatisfacción que sólo terminará con la muerte del individuo o con la adquisición de un grano de sentido común.
— André Cancian

Himno a la Materia

José Antonio Domínguez

Imagen tomada del libro:
“Obra poética de sus manuscritos”

Por: José Antonio Domínguez

¡Oh, materia sublime, eterna y varia,
que con el gran prodigio de tu esencia
y el arcano infinito de tus formas
como madre perenne, siempre joven
a quien su propia fuerza fecundara,
llenas la inmensidad del Universo
y eres causa y efecto misterioso
de cuantos seres bullen y rebullen
con aspecto de vida en los espacios,
desde los vastos mundos y los soles
que por la noche brillan como antorchas
suspensas en el éter cristalino,
hasta los invisibles infusorios
que habitan en miríadas y millones
en el fondo irisado de una gota
de rocío…!

¡Oh, prolífica y sagrada
materia que en el vasto mecanismo
de la augusta creación tienes tu imperio
de onmímodo poder, y a todas horas
ordenas y ejecutas por ti misma
las leyes admirables que presiden
la vida universal, diversa siempre
del coro de criaturas que en ti nacen
y a ti vuelven al fin: obras perfectas
en cuanto cabe serlo en lo infinito,
que ora inmensas cual moles desmedidas,
ora medianas, ora imperceptibles,
de ti el cuerpo reciben y el aliento
que sujeta sus órganos y hace
que cumplan por lo menos el destino
de nacer y morir!

¡Salve mil veces
oh, materia infinita y soberana!
De la que surge sin cesar creadora,
ordenándolo todo con maestría,
la fuerza, ese milagro portentoso,
especial de alma-mater de tu seno
que incontrastable, inteligente y pura,
cual si Dios mismo su poder rigiese
produce los fenómenos más grandes,
combina los agentes más fecundos,
da vida a los primarios elementos
y organiza la vida de los seres
que brotan de los mundos, de igual modo
que hace que giren éstos en sus órbitas,
por la atracción tan solo suspendidos
alrededor del sol!

En ti reside,
de ti dimana y hacia ti refluye
la vida universal que no se agota
y es como inmenso genesiaco río
que al recorrer su seno lo fecunda,
porque lleva en sus ondas la simiente
de que brotan en mágicos regueros
las vidas de que surgen nuevas vidas,
que al llenar su misión dejan el germen
de nuevos seres que al vivir difunden:
porque en el laboratorio de lo creado
en tanto que unos mueren otros nacen
y la vida se extiende y se derrama
buscando nuevos moldes y por último
se transforma y renace de la muerte
cual fabuloso Fénix.

¡Oh, materia!
Tú eres lo único eterno; tú no acabas:
tú no aumentas, tú no disminuyes:
eres principio y fin de cuanto existe;
de ti depende todo y a ti torna.
Eres la misma aunque diversa siempre,
pues tu esencia suprema, indestructible,
es tan compleja y a la vez tan una
que recorre una escala interminable,
de formas, de organismos y de vidas,
y en labor incesante por doquiera
renueva sus creaciones y persiste
esparciendo destellos de sí misma
que encarnan nuevas vidas cual si fueses
¡oh, materia! alma y vida del gran todo
llamado Creación.

Tú solamente
no has tenido alborada ni podrías
tener jamás ocaso. Cuanto alienta
lo mismo en lo pequeño que en lo grande
está sujeto al tiempo: vive y muere:
es decir, se transforma y en ti queda:
pues la vida del ser solo es fenómeno
de resplandor fugaz. Los mismos
soles y los mundos de fábrica tan sólida
tienen su fin; tras incontables años
llega el día en que extinto su calórico
giran en los espacios insondables
cadáveres helados e insepultos,
en tanto que quizás en otros cielos
nuevos mundos se forman donde pronto
brotarán nuevos seres.

¡Oh, prodigio!
Mas si la vida individual es breve
y pasa como sueños y luego se hunde
en la noche espantosa del olvido,
no es así la vida universal. En vano
la muerte apaga con su helado aliento
las llamas de la vida una tras otra.
Una vida en verdad es casi nada;
pero el conjunto inmenso de las vidas
que forman el vastísismo Universo
eso es algo magnífico y grandioso
que no puede abarcar el pensamiento,
que no puede extinguir soplo ninguno,
que a todo cataclismo sobrenada
y en inmortal cadena se prolonga
llenando lo infinito.

Lo que el hombre
llama muerte y la teme a cada instante,
es solo una apariencia, un accidente
que prepara ¡oh, materia! tus desechos
a nuevos organismos, sin que pueda
amenguar el poder de tus creaciones
porque previsto se halla y mucho sirve
en el plan colosal de sus sistemas.
La muerte para ti solo es acaso
como un abono que te das a ti misma
tal vez por mantener ágil e incólume
de tu vigor el germen patentísimo;
o quizás como un baño en cuyas aguas
rejuveneces tus gigantes miembros
por cuyas venas corre siempre nueva
savia de eternidad.

La muerte nunca
destruye, ni podrá de modo alguno
la más mínima parte de tu masa;
ella es quizá el agente más activo
que en el taller más inmenso de los seres
esparce los raudales de la vida
que de ti mana en incansables ondas.
Ella no mata; en realidad divide,
y separa elementos que bien pronto,
al combinarse en prodigiosas mezclas,
dan vida inesperada y repentina
a extraños organismos que se forman
como por ley fatal, pero que es siempre
la providencia eterna de las cosas
que también es corono deslumbrante
de sus grandes virtudes.

¡Oh, materia!
Sin duda cuando creas y transformas,
cuando enciendes la antorcha de una vida
o cuando apagas esa antorcha, no haces
ni bien ni mal: o al menos no meditas
tan extraños efectos que anonadan
la obscurísima mente de los hombres;
reside en ti la perfección suprema
de la inconsciencia que por ley divina
bajo el influjo de potentes causas,
lo mismo crea un mundo prodigioso
que da vida a un insecto. Eres hermosa,
eres sublime cuando das la vida
lo mismo que al quitarla en apariencia
sin que te importe a quién.

¿Sabes acaso
que el hombre, ese pigmeo miserable,
te desprecia creyéndose en la tierra
el rey de lo creado, un ser distinto
y superior a ti, que tiene un alma
en donde se concentra lo infinito
y eterno de las cosas, viva chispa
que no puede morir; porque su origen
arranca del aliento luminoso
del divino arquitecto de los mundos
del que sacó del fondo de la nada
el principio de todo, el caos mismo,
que al condensarse y adquirir contornos
te dio el cuerpo y la vida que trasmites
a cada ser que en la extensión vacía
se despierta a vivir?

¿Has hecho caso
jamás de sus abstrusas ambiciones,
engendros del delirio de su mente,
que a comprender no alcanza cosa alguna
de cuanto encierra el panorama espléndido
de la naturaleza que es tan solo
como un movible espejo de sus formas
diseminadas infinitamente
por los incalculables horizontes
apenas escuchados, porque nunca
la ciencia humana explorará el misterio
de tu extensión ni encontrará la clave
que la ayude a explicarse los enigmas
que ve por todas partes, ni siquiera
conocerá la esencia milagrosa
del átomo más leve?

El hombre iluso,
nacido del calor de tus entrañas
e hijo tuyo a toda hora, no comprende,
no quiere comprender, que su existencia
es como todo lo que alienta y vive
en la esfera del orbe, solamente
el resultado de fatales fuerzas
que por virtudes propias al fundirse
producen el fenómeno que informa
la gran vitalidad de un organismo;
no comprende que salvo la excelencia
de ciertas facultades que requieren
medios propios en él para externarse,
su vida se equipara por completo
a la de tantos seres multiformes
que como él también viven.

No comprende,
en su orgullo satánico engreído,
que su vida es levísima burbuja
que el roce más ligero despedaza;
no comprende que él es menos que un grano
de arena que se pierde y se confunde
en las inmensidades de un desierto:
átomo del océano infinito
que se piensa ¡oh blasfemia inexorable!,
imagen del Dios mismo. ¿Acaso ignora
que hay en el éter incontables mundos
superiores mil veces a la Tierra,
mundos que han de poblar sin duda seres
más perfectos que el hombre, ya en figura,
ya en fuerza y en facultad o porque tengan
más nobles atributos?

Pobre hombre,
infeliz individuo condenado
a ser el habitante de un planeta
de los más inferiores que gravitan
en el éter azul de lo insondable,
alrededor de un sol, como si fuesen
enormes colibríes revolando
en torno a inmensa flor. El hombre vive
sobre un planeta opaco y pequeñísimo
donde la vida es corta y sin objeto:
gusano miserable que se sueña
muchas veces gigante, y por desdicha
despierta de su sueño de locura
para caer en seguida en otro sueño,
y así pasa entre sombras y quimeras
hasta que muere al fin.

¿Acaso tiene
misión alguna individual el hombre?
¿No es verdad que a pesar de cuanto digan
sobre la triste tierra el hombre pasa
en perpetua niñez y luego se hunde
en la tremenda noche inescrutable,
sin dejar ni la huella de su paso,
porque implacable con su mano el tiempo
todo lo borra al fin? ¿Cuál es entonces
el destino del hombre? ¿Por qué vive?
¿A qué viene a este valle de miserias
si no es a perpetuar sin proponérselo
su propia imagen que al vivir prosigue
en la misma ignorancia, fatalmente
trasmitiendo la vida sin pensarlo
a nuevos infelices?

¡Ah!, la vida,
la vida individual es para el hombre
una cosa tristísima: hasta es justo
dejar que el pensamiento se solace
soñando nueva vida tras la tumba.
¡Es tan triste vivir breves momentos
para morir después, que a ser posible
fuera mejor exterminar la especie
e impedir que el dolor la perpetúe
vedándole al amor reproducirse!
¡Ay, infeliz del que por suerte cae
en el círculo odioso de la vida,
porque juguete de inclementes hados,
irá sin rumbo padeciendo siempre
hasta hallar su sepulcro…!

Mas, con todo
a pesar de que el mundo de los hombres
no nos brinda la dicha ni podemos
hallar un alto fin que satisfaga
nuestra osada ambición, es indudable
que el mundo, el Universo, cuanto existe
si no nos dan felicidad alguna,
tal vez porque jamás nos conformamos,
son un bello espectáculo, una cosa
tan grande, tan magnífica y sublime
que muchas veces sin quererlo el labio
lleno de admiración se abre entusiasta
para entonar un himno laudatorio
al estupendo autor de tanto hechizo,
de tanta maravilla incomprensible
y de tanto esplendor.

Cuando extasiado
contemplo la hermosura de un paisaje,
en la hora misteriosa del crepúsculo,
o admiro por la noche el firmamento
constelado de ardiente argentería;
cuando absorto y suspenso me divago
recordando en mi espíritu el efecto
de los mágicos cuadros que a mi vista
llenaron de estupor, ya en pleno bosque,
ya en las cúspides altas, o bogando
sobre el dorso del mar; yo me deleito
con transportes de gozo indefinible;
yo me alegro en verdad de la existencia
para ver y sentir, y dentro del alma
encontrar la certeza de algo grande
que eleva el corazón.

Cuando así pienso,
cuando el escepticismo se adormece,
a través de la fe yo miro el mundo
como amable mansión y hallo la vida
en conjunto de todos los hermanos
como un vasto taller de donde surgen
para la sociedad inmensos bienes,
el progreso constante, el noble imperio,
de la fraternidad, la dicha misma
brindando su porción a cada uno;
todos unidos en grandioso anhelo
cumpliendo algún destino se figuran
ver a Dios que les ve tras de las nubes
y les sonríe como padre amante
con entrañable amor.

Pero todo eso
es sólo un espejismo de la mente;
todos los seres que lo creado encierra
sólo somos visiones muy fugaces.
Todo fenece al fin, la vida es sueño
que se pierde entre dos noches abscuras.
La muerte misma es ilusión. Tú sola,
oh, materia grandiosa e ilimitada,
persistes sobre todo eternamente.
¿Eres hija de Dios? ¿Eres Dios mismo?
Yo no sé que eres tú, ni a ti te importa
que yo crea o que dude. Inexorable
y muda a mis preguntas permaneces
como si fueses sorda e insensible,
¿Qué le importa al coloso formidable
lo que piense una oruga?

Tú sin duda
no debes ni pensar. No te hace falta
porque tus pensamientos son acciones.
Eres tan grande, en realidad tan grande,
que delante de ti todo es pequeño.
Y pensar que muy pronto, yo si acaso
soy átomo que piensa porque vive
dejaré de alentar para perderme
y fundirme en tu seno hecho partículas
que la combinarse han de dar vida luego
ora a viles insectos y gusanos,
ora a yerbas y arbustos al mezclarse.
¡Pensar que este fenómeno radiante
de mi vida infeliz ha de extinguirse
cual si no hubiese sido!

¡Qué tristeza!
El hombre es en la tierra cual sonámbulo
que dirige fantástico destino
o torpe acaso sin razón ninguna;
mas, no les escarnezcamos, que no es justo:
su desgracia fatal no es culpa de nadie;
pues nada en realidad es malo o bueno.
Por eso resignado y conmovido,
yo te canto, ¡oh, materia despiadada!
Eres monstruo a la vez que santa madre;
mezcla de sombra y luz; conjunto inmenso
donde todo comienza y todo acaba
como en terrible mar. ¡Salve mil veces
cuna y sepulcro de los mismos astros!
¡Digna obrera de Dios!: ¡mil veces salve!

Tomado del libro “100 Poesías Famosas del Mundo y de Honduras”. Primera edición. Graficentro Editores.

La inolvidable frase de Rodrigo Castillo Aguilar

Rodrigo Castillo Aguilar

Rodrigo Castillo Aguilar.
Foto de La Tribuna.

Don Rodrigo Castillo pasará a la posteridad como el hombre que dijo la frase “Hay que violar la Constitución cuantas veces sea necesario”.

Esta frase se ha sacado de contexto. Las declaraciones de Rodrigo Castillo con respecto a la necesaria violación de la Constitución se dieron en respuesta a un escrito publicado por un grupo de diputados que condenaban la manera en que se sacó al conocido narcotraficante Juan Ramón Matta Ballesteros del país.

Este escrito fue leído en el Congreso el 7 de abril de 1988 por el entonces diputado Manuel Zelaya Rosales, y en una de sus partes decía: “Exigimos que la Corte Suprema de Justicia, sin vacilaciones, ejecute los actos legales pertinentes en contra de las autoridades que han perpetrado este atentado a nuestra Constitución.”

Los parlamentarios que refrendaban con su firma estas palabras fueron los siguientes: del Partido Liberal, Manuel Zelaya Rosales, Ramón de Jesús Sabillón y Walter Galindo; del Partido Demócrata Cristiano, Efraín Díaz Arrivillaga.

A estos diputados les respondió el mismo 7 de abril de 1988 el también parlamentario y entonces Ministro de Recursos Naturales, Rodrigo Castillo Aguilar, con la declaración de donde se sacó la célebre frase: “Yo entiendo que con la entrega de Matta a Estados Unidos se violó la Constitución, pero si es para beneficio de Honduras, que se viole las veces que sean necesarias.” (El énfasis es nuestro)

Esta frase se ha querido relacionar con la dicha por el diputado nacionalista Plutarco Martínez en 1936, cuando defendía el continuismo en la presidencia del general Tiburcio Carías Andino con la frase “La Constitución es pura babosada.”

Sin embargo, la diferencia es clara. No hay cinismo en la declaración de Rodrigo Castillo, por que defiende ante todo el bienestar del país. En un claro orden de prioridades primero está Honduras, y la Constitución se hizo para servir al país, y no el país para servir a la Constitución. La parte de “violarla cuantas veces sea necesario” se puede entender como un recurso retórico para darle fuerza a esa idea, y no como un llamado a violar reiteradamente la Constitución.

Ironías de la vida: Manuel Zelaya Rosales, que en ese tiempo defendía la Constitución, después siendo ya presidente intentó violarla sin ningún escrúpulo; y posteriormente, después que le dieron el “golpe”, estuvo de acuerdo con la declaración de Oscar Árias de que “la Constitución de Honduras es un adefesio”.

Por otra lado, al haberse expulsado a Zelaya del país, el asesor legal de las Fuerzas Armadas, Herberth Bayardo Inestroza, admitió que se cometió una ilegalidad al expulsar a Zelaya, pero que se hizo para evitar la muerte de muchos hondureños; y que están dispuestos a someterse al proceso legal correspondiente.

Fuente: Libro “Evolucion Histórica de Honduras” (2009) de Longino Becerra.

Ver la nota de La Tribuna: Fallece reconocido dirigente político Rodrigo Castillo.

Las lecciones del supuesto golpe de Estado

  • Las libertades cotidianas a las que estamos acostumbrados pueden convertirse en un estado caótico sino velamos por la paz, la democracia y el imperio de la ley.
  • Los procesos electorales son muy importantes para mantener la estabilidad del país.
  • Es necesario votar, aunque sea por el menos malo. No da igual quien gane las elecciones. Si Pepe Lobo hubiera ganado las elecciones del 2005 no estaríamos en esta crisis política.
  • Los gobernantes deben atender a los sectores más necesitados para evitar que líderes mesiánicos intenten sorprender al pueblo con falsas promesas.
  • El Estado hondureño debe disminuir su dependencia de las ayudas externas, para evitar ser extorsionado por imposiciones foráneas.
  • Para que el Estado hondureño sea más independiente es necesario eliminar exoneraciones fiscales injustas, eliminar el clientelismo político y disminuir la burocracia. Alentar la carrera del empleado público para que no dependa de vaivenes políticos. Eliminar la corrupción fomentando la transparencia.
  • No se puede seguir permitiendo los abusos de los gremios magisteriales con sus constantes huelgas.
  • La ALBA es una alianza de países alineados en una izquierda destructiva. La ALBA tiene elementos políticos e ideológicos, y no solo comerciales.
  • A pesar de que se terminó la guerra fría, cayó el Muro de Berlín y se desintegró la Unión Soviética, los grupos izquierdistas radicales todavía buscan imponer su agenda en el mundo. La polarización ideológica no ha terminado.
  • La izquierda internacional tiene un gran peso en la prensa mundial, en las organizaciones multinacionales como la OEA y la ONU, y en las organizaciones de derechos humanos.
  • La izquierda moderada frecuentemente acuerpa los excesos de la izquierda destructiva.
  • La izquierda destructiva, con solo utilizar su retórica demagógica, goza de gran simpatía a nivel internacional, por lo que sus excesos son disculpados o pasados por alto.
  • La izquierda destructiva carece de un discurso teórico desarrollado. A falta de ideas se apoya en consignas.
  • La izquierda destructiva, a pesar de que presume de un alto grado de sensibilidad social y conciencia ética, no discrimina en medios para perseguir sus fines: es capaz de mentir en forma sistemática, y promover el odio y la violencia; y no le importa si con su discurso de defender a los más pobres termina siempre perjudicándolos.
  • El pueblo hondureño en su mayoría es de tendencia conservadora, por lo que para conquistar el poder la izquierda destructiva mantuvo infiltrado por años al Partido Liberal.
  • Debe revisarse la hoja de vida de los candidatos presidenciales, y evitar que llegue al poder alguien que no tenga la formación académica y política suficiente. Jamás debe llegar a la presidencia alguien que tenga una personalidad caótica e impredecible, un transtornado mental.
  • Se debe crear un sistema de juicio político para evitar la percepción de golpe de Estado.
  • Se debe procurar descentralizar el poder, disminuir el poder de la figura presidencial.

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