¡Viva el comunismo!

El siguiente relato fue tomado de la revista Danlí, Leyenda y Misterio II Edición.

Vos fuistes Angel!!

Hace muchos años nuestro amigo Ángel, jefe de una honorable familia de la ciudad, fue víctima de un cruel atropello propio del sistema político que imperaba en nuestro país, regidos por un gobierno de facto, irrespetuoso de la ley y de la dignidad humana.

En aquella época era muy común «el oregismo», apelativo que se le daba a la persona que en forma inescrupulosa se dedicaba a fustigar a la gente honrada, acusándolos de insubordinación, conspiración y delitos inexistentes por que para ellos, quien no era gobiernista era comunista.

Resulta ser que una mañana fresca de un día cualquiera y quizás travesuras de algunos estudiantes del Instituto Departamental de Oriente, aparecen las paredes del cementerio general pintadas con letras gigantes y la leyenda «viva el comunismo».

Aquello alarmó a los jerarcas militares de la zona y de inmediato pusieron a trabajar a los hombres de inteligencia para capturar a los responsables de aquel delito de lesa patria.

La maldad se impuso a través de un connotado oreja, señalando a nuestro amigo como el causante de aquella irrespetuosa propaganda comunista.

Un contigente de militares irrumpe la tranquilidad de aquel hogar y Ángel que recién se había fracturado, lucía su pierna izquierda enyesada y auxiliado por dos muletas; se sorprende de aquella abrupta e irrespetuosa acción. El oficial de mando se dirige a él, y le dice:

«Por órdenes de mi jefe, quedas detenido «comunista de marras».

Aquel hombre fue sacado violentamente su casa y como un animal lo introdujeron al interior del carro militar.

«Ángel» no entendía nada y un tanto alarmado se atrevió a preguntar cuál era la razón de su detención y la respuesta fue un culatazo en el pecho. Igual de como lo sacaron de su casa, así en forma violenta lo metieron al despacho del comandante, quien una vez que conoció los antecedentes de su captura dijo:

– Así que vos sos el subversivo que atentas contra la seguridad del estado y que pretendes derrocar nuestro gobierno progresista.
– Sargento Padilla, alísteme la capucha, vamos a sacarle la verdad a este jodido, y quiénes son sus compañeros de célula, para fusilarlos.

Aquel hombre casi lloraba de la impotencia, pero sacó fuerzas de flaqueza y con voz fuerte le dijo al jefe militar:

– me han traído de mi hogar sin ninguna justificación soy un ciudadano honrado, dedicado al trabajo y pago correctamente mis impuestos, ésa es una acusación descabellada, en primer lugar no entiendo eso del comunismo y en segundo lugar en que cabeza cabe, que en esta condición física, yo pude haber pintado las paredes del cementerio.

Terminando de hablar nuestro amigo cuando del cuarto contiguo al despacho del comandante apareció un individuo no identificado como una recalcitrante oreja y enemigo político del acusado diciendo:

-Si, vos fuistes Ángel
– Yo te vide

Aquel cínico hombrecillo de tez blanca, ojos zarcos y manipulando un palillo entre sus dientes, repitió:
-Si, vos fuistes Ángel
-Yo te vide

De repente Ángel se olvidó que estaba facturado y se tiró sobre el y se armó una tremenda pelotera, que al final y gracias a la gestión de numerosos amigos, aquel jefe militar, se vio obligado a excarcelar a nuestro amigo Ángel.
Posteriormente dio órdenes para que aquel oreja le dieran tremenda paliza y lo tiraran al famoso calabozo.

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