Por: Francisco Arístides Mejía
CORO
Este día rendimos homenaje
en memoria de un ilustre educador
del que supo con su pluma hacer historia
con amor, con labor, con honor.
Al ideólogo de Marco Aurelio Soto
el pionero de aquel gran reformador
del que siempre le dio glorias a la patria
con amor, con labor, con honor.
SOLO
Ramón Rosa es el sol
es la luz y el crisol
que jamás se apagará.
Y su don de mentor
de fecunda labor
en nosotros brillará.
Ramón Rosa, Ramón Rosa
viva tu digna labor.
Ramón Rosa, Ramón Rosa
loor a ti noble mentor…
este día te rendimos homenaje
Ramón Rosa.
—
Breves datos biográficos de Ramón Rosa
El doctor Ramón Rosa nació en Tegucigalpa el 14 de Julio de 1841; eran sus padres Don Juan José Soto y Doña Isidora Rosa. Su primaria y secundaria la realizó en Tegucigalpa, y obtuvo el título de Bachiller en Filosofía y Derecho en forma brillante, por lo que el Presidente de la República, Don José María Medina, le confirió una medalla de oro. Fue partidario de la Unión Centroamericana y se consideraba un profundo admirador del General Francisco Morazán y José Trinidad Cabañas. Colaboró como Secretario General y Ministro de Instrucción Pública del Gobierno de Marco Aurelio Soto, emitiendo un código de educación y escribió las biografías de José Cecilio del Valle, José Trinidad Reyes y Francisco Morazán.
Falleció en Tegucigalpa, el 29 de mayo de 1893 antes de cumplir 52 años de edad. Ramón Rosa está considerado como uno de los mejores valores nacionales desde la independencia hasta nuestros días.
Pensamientos de Ramón Rosa
- En las llanuras del poder se ponen a prueba los amigos.
- Las sociedades viven, crecen y se perfeccionan bajo la influencia de las ideas.
- Los pueblos más dados a la política son los más atrasados, los más faltos de riqueza, de ilustración y de prosperidad.
- La ancha y sólida base de todos los conocimientos se halla en la instrucción primaria.
Poesía a Ramón Rosa
Por: Carlos Manuel Arita Palomo
Enérgica mirada, nobles gestos,
elegantes mostachos cervantinos,
un alma azul y un corazón bien puestos
como sus pensamientos diamantinos.
El supo de los líricos arrestos,
su pluma llevó luz a los caminos
y sus sueños fulgieron siempre prestos
al beso de los pámpanos divinos.
Y fue un orgullo de mi patrio suelo,
su palabra fue miel y pedrería,
ensueño, plenitud, sublime anhelo;
y por su hondo fulgor y su armonía
fue luminar su voz en nuestro cielo
que hizo más grande el esplendor del día.