Archivo por años: 2010

Navidad en Tegucigalpa

Por Guillermo Bustillo Reina (1898-1964)

Semana Santa en León,
Corpus Christi en Guatemala,
y para Pascuas alegres
¡no hay como Tegucigalpa!
Aquí son los nacimientos
una institución vernácula
y el árbol de Navidad
en nuestro hogar nunca falta.

Las casitas de cartón,
ágiles como las cabras,
se suben por las laderas
a las colinas más altas.
Los montes son de aserrín
y de cristal es el agua,
los soldados son de plomo
y la iglesia de hojalata.

Vemos a los reyes magos
en solemne caravana,
dirigiéndose a Belén
tras una estrella de plata;
allá los espera el niño
sobre su cuna de paja
llorando a más no poder
porque no encuentra las sábanas.

La noche de Navidad
todos cenamos en casa
los ricos nacatamales
de gallina y alcaparras
y las sabrosas torrejas
que nos hacen la boca agua.

Luego entre sones de pitos
y estrépito de matracas
vamos a la Catedral,
a nuestra Catedral Blanca,
a oir la Misa de Gallo
tan típica y legendaria,
tan pronto como en la torre
suenan doce campanadas.

Las muchachas casaderas
van en alegres paseadas
a visitar nacimientos
todas las noches de pascua,
más no crea que van solas
sino bien acompañadas,
pues no faltan los galanes
ni tampoco las guitarras
y se baila en los salones
y a veces hasta en las plazas.

El Sabio Valle y el Santo Oficio

El Sabio Valle y el Santo Oficio es un cuento de Medardo Mejía, un periodista hondureño de orientación política marxista (Ver su autobiografía aquí). El cuento es un pedazo de propaganda anti-católica sin ningún sustento en la realidad. En él se presenta a José Cecilio del Valle, prócer hondureño, siendo perseguido por el Santo Oficio solamente por conversar en lenguas extranjeras. No hay ningún documento histórico que sustente esta fantasía. No hay ninguna evidencia, ni nunca se ha sugerido por parte de los historiadores, que José Cecilio del Valle haya renunciado a la religión católica, o que haya simpatizado con ideales políticos que fueran contrarios al catolicismo.

El tema de la Inquisición y el Santo Oficio ha sido objeto de manipulación histórica con fines políticos. En lo que concierne a los nuevos territorios conquistados por los españoles en el continente americano, al principio se utilizó la Inquisición para perseguir la idolatría de los indígenas, pero luego se decidió que al ser recién iniciados en la religión católica, sus errores provenían más de la ignorancia que de la rebeldía contra Dios.

Se calcula que en el Virreinato de La Nueva España, durante toda la época colonial, apenas se ejecutaron a 43 personas por parte de los tribunales inquisitoriales. Lo que es una cantidad baja para tres siglos en una extensión territorial considerable.1 La Inquisición no era una institución tan opresiva como nos lo quisiera hacer creer Medardo Mejía. Si la comparamos con la sangrienta persecución de opositores por parte del comunismo soviético, la Iglesia Católica aparece como una institución bastante moderada para su tiempo.

El doble rasero de Medardo Mejía se volvió evidente después de la caída de la Unión Soviética. Durante toda su vida él alabo un régimen tiránico y criminal que masacró a muchos de sus ciudadanos, mientras que menospreció e insultó a la relativamente tolerante Iglesia Católica. La realidad es que la Iglesia Católica sigue existiendo, mientras que el bolchevismo ruso cayó por su propio peso.

El Sabio Valle y el Santo Oficio

Por Medardo Mejía

José Cecilio del Valle

El Sabio Valle y el Santo Oficio es como decir la luz y las tinieblas. Muerto el rey Carlos III, monarca de la Ilustración, un año antes de la Revolución Francesa y ascendido al trono su hijo Carlos IV, éste hizo regresar a los jesuitas desterrados de los reinos españoles, hacía más o menos unos veinte años.

Los jesuitas regresaron siendo los mismos jesuitas: reaccionarios, ultramontanos, fanáticos, crueles, sin alma. Si ayer sirvieron para exterminar el protestantismo y las demás creencias deístas aunque no católicas, hoy llegaron para arrancar hasta la última raíz de la revolución democrática que se estaba desarrollando en Centro América.

Vigilaban a todo el mundo por medio de agentes especiales, situados en los distintos estratos de la sociedad. Había veedores y oidores desde las altas esferas hasta los bajos fondos. El confesor tenía entrada libre a cualquier hora del día y de la noche, con pretextos. La servidumbre de cada familia, por regla general, bajo promesas de salvación y gloria, tenía al tanto a los inquisidores de lo que se decía y pasaba en los hogares de su servicio.

El Santo Oficio llevaba libros en que anotaba diariamente los informes de los sospechosos. También levantaba por cuantos, claro está, en el mayor secreto. Hablamos en Derecho Canónico, desde luego. Eran delitos de presidio o reclusión mayor, y hasta de muerte en la hoguera, los culpables de materialismo, ateísmo y divulgaciones de doctrinas parecidas. La quema de personas no se llevó a cabo en el tiempo a que refiere este relato. Los sentenciados eran conducidos a México.

Especialmente el Santo Oficio perseguía a la Ilustración en el renombre de los Ilustrados. La Ilustración fue un movimiento cultural europeo del siglo XVIII, caracterizado por una gran confianza en la razón, en la crítica de las instituciones tradicionales y la difusión del saber.

José Cecilio del Valle era un ilustrado de renombre. En el reino de Guatemala nadie le llegaba a la altura del hombro. Por ese motivo era el centroamericano más conocido en el exterior, y era el más visitado por los viajeros del segundo descubrimiento, es decir, de los investigadores en los campos de las ciencias naturales.

Como a su casa llegaban ingleses, franceses, italianos, con quienes conversaba en estos idiomas y con los alemanes y escandinavos en latín, Valle era estrechamente vigilado por la servidumbre y seudo amigos de la familia. El hecho de conversar con los viajeros en lenguas distintas enfurecía a los miembros del Santo Oficio. Sus espías gracias podían decir que hablaba en jerigonza con sus visitantes. Y una criada vieja con más audacia se atrevió a afirmar que todas sus peroratas se reducían: “a hablar mal de Dios”.

Se hizo constar en libros esta declaración, pero no se le creyó porque la vieja apenas hablaba quiché.

Al darse cuenta Valle del acoso de que era objeto de parte del Santo Oficio, recurrió a una argucia ingeniosa. Se valió del cura de su parroquia para invitarlo a él y a los inquisidores a que comparecieran a su casa de habitación, donde se les haría conocer un hecho digno de ser visto. La visita tendría que hacerla a las cinco de la mañana en punto, con mucha cautela. Él los esperaría en la puerta principal, entrarían sin hablar y sin hacer ruido. Y hombres aquellos que cultivaban su ocio, fueron puntuales en la cita. Entraron en puntillas a la biblioteca, hasta que Valle, en voz baja, dijo:

—Vengan…

Anduvieron buen trecho entre numerosos y gruesos naranjos, viendo que en aquel momento se levantaba el disco magnífico del sol glorioso. Luego Valle les dijo:

—Ahora bajen la vista y conozcan a los adoradores del sol.

Cinco indios, en cuenta la vieja chismosa de la Inquisición estaba de rodillas, con las manos en alto, y luego se inclinaban con gran reverencia, por una, por dos, por tres, y por más veces, mientras modulaban un canturreo entre dientes…

El cura y los inquisidores estaban pasmados. Nada habían hecho contra el paganismo del reino. Y aquellos indios que estaban adorando al sol eran los espías de la Santa Inquisición.

Al notar los indios que habían sido vistos huyeron dando gritos. Había sido sorprendido su rito religioso. Y los jesuitas, confundidos de lo que habían visto, sin decir palabra, regresaron a su Santo Tribunal.

Visto en el libro Canasta Folklórica Hondureña, de Julio Eduardo Sandoval. Ediciones JES.

Himno a José Cecilio del Valle

Letra: Victor F. Ardón
Música: Rafael Coello Ramos

I
Gloria al hombre que tuvo por lema
lo más grande en el mundo el saber,
y llevando el estudio por tema
vio su viña mental florecer.
Gloria a quien fue baluarte en la lidia
por la humana conquista del bien
y aplastando a su paso la envidia
llevó fresco el laurel en la sien.

II
De la historia en la cima es un cedro
fue su sueño la patria ensanchar,
pues él dijo “soñaba San Pedro
y así yo también sé soñar”.
Y con pluma inmortal su palabra
en los vastos istmeños grabó
como quien en un culto consagra
Centro América libre escribió.

III
¡Gloria a ti inmortal Sabio Valle!
sea tu nombre nuestro áureo blasón
nuestra voz para ti no desmaye,
vibre siempre cual esta canción.
Sea tu escuela ejemplar nuestra escuela,
Oh maestro de excelsa deidad
y una senda propicia tu estela,
que nos lleve a encontrar la verdad.

Breves datos sobre el Sabio Valle

José Cecilio del Valle nació en la Villa de Jerez de la Frontera de Choluteca y Mis Reales Tamarindos el 22 de noviembre de 1977. Se trasladó a Guatemala, donde recibió la mejor educación que era posible en esa época. Se recibió de abogado el año de 1800, a la edad de 22 años. Sirvió al gobierno español en distintos cargos. En 1820 fundó en Guatemala «El Amigo de la Patria». Su capacidad, sus conocimientos y el respeto que le tenían sus partidarios y adversarios por sus ideas, quedaron manifiestas el 15 de septiembre de 1821. En tal fecha fue comisionado para redactar el Acta de Independencia. Durante la anexión de Centroamérica a México, Valle resultó electo diputado en representación de Tegucigalpa y Chiquimula. Casi al final de su vida fue electo presidente Presidente de Centro América, en sustitución del general Francisco Morazán. Pero no pudo desempeñar tal cargo debido a un accidente que sufrió en el trayecto y que le causó la muerte el 2 de marzo de 1833.

Pensamientos de Valle

  1. Soñaba el abad de San Pedro, y yo también sé soñar.
  2. En la escala de los seres el hombre es el primero, en la escala de los hombres el sabio es el más grande.
  3. América de día cuando escriba. América de noche cuando piense. El estudio más digno de un americano es América.
  4. Un pueblo ignorante es víctima del charlatán atrevido.
  5. El que suda y trabaja es la base genuina de la patria.
  6. La miseria y la ociosidad, origen de vicios y crímenes.
  7. La riqueza es obra de tres agentes: sabios, capitalistas y obreros.

Apuntes históricos

Honduras perteneció a México durante la anexión, siendo el Sabio Valle nuestro diputado ante el país azteca. Nuestro compatriota era humilde en el vestir. De ahí que su vestuario diera ocasión en la capital mejicana para que unos estudiantes le interrogaran: «¡Cómo que entre maletas vino?». A lo que el sabio contestó: «Entre maletas vine y entre maletas estoy». Luego fue electo Vice-Presidente del Congreso mejicano, puesto en que demostró su sabiduría, su patriotismo, su prudencia y acendrado valor moral.

Poesía a José Cecilio del Valle

Por: Carlos Manuel Arita Palomo

En medio de la noche desolada
aún se escucha su voz, su voz sonora
anunciando a la Patria la alborada
con su presencia eterna y soñadora.

Fue la Patria su Diosa idolatrada
y el amor a la ciencia fue su prora,
y un sol de medianoche su mirada
y su pluma inmortal fue nuestra aurora.

De grande entre los grandes, su renombre
resplandeció en los cielos y en los mares
y de Sabio y de Prócer fue su nombre;

y en nuestros infinitos avatares
cuando la Patria reclamaba un hombre
surgió cual Semidios en sus altares.

Himno a Francisco Morazán

Según José Martí, Francisco Morazán «era un genio poderoso, un estratega, un orador. Un verdadero estadista, el único quizá que haya producido la América Central, el General Morazán quizo fortificar a esos débiles países, unir lo que los españoles habían desunido, hacer de esos cinco Estados pequeños y enfermizos una república. Imponente y dichosa. Y lo hizo, pero los pueblos que están generalmente formados por gentes vulgares que tardan en comprender lo que los hombres geniales preveen. La política de la unión; la vanidad de los Estados fue más poderosa que la unión bienhechora. Morazán fue muerto y la unión se deshizo, demostrando una vez más que las ideas, aunque sean buenas, no se imponen ni por la fuerza de las armas ni por la fuerza del genio. Hay que esperar que hayan penetrado en las muchedumbres».

Morazán luchó literalmente hasta la muerte por sus ideas liberales, luchando contra las fuerzas del conservadurismo en Centroamérica, que al final, para no perder sus privilegios, prefirieron disolver la unión Centroamericana.

Al final nos dejó un legado de heroísmo y abnegación: aún viendo caer por tierra sus sueños en su último día de vida mortal, no se desanimó, firmemente convencido de que «la posteridad nos hará justicia», escribió en su testamento: «Declaro que mi amor a Centroamérica muere conmigo. Excito a la juventud, que es la llamada a dar vida a este país que dejo con sentimiento por quedar anarquizado, y deseo que imiten mi ejemplo de morir con firmeza antes que dejarlo abandonado al desorden en que desgraciadamente hoy se encuentra».

La vida y muerte del general Francisco Morazán ha inspirado a muchos artistas, como al poeta chileno Pablo Neruda quién escribió el verso «alta es la noche y Morazán vigila».

Letra: Froylán Turcios
Música: Francisco R. Díaz Zelaya

Coro
Mágica rima de bronce que cante
la maravilla de tu épica historia.
Sobre las cumbres mi musa levante
el fabuloso esplendor de tu gloria.
Que tu figura se encienda en la llama
que irradien las albas de nácar y oro,
himno solemne pregone tu fama,
vibre en los aires tu nombre sonoro.

Solo I
Eco de amor de los altos confines
queda vagando en los verdes pinares.
Lloran tu muerte los claro clarines
y en su profundo responso los mares.
Ínclita musa de arcanos acentos
de tu renombre destierra el olvido
flota el Ideal de la Unión en los vientos
cual pabellón al futuro tendido.

Solo II
¿Quién tu figura no ciñe de flores?
¡Pase tu numen venciendo vestiglos
cual sol sin ocaso de vivos fulgores
sobre el eterno rodar de los siglos!
¡Patria, saluda al heroico guerrero!
Himnos eleva de luz y victoria.
¡Ama el sublime fulgor de su acero!
¡Pon en su frente el laurel de la gloria!