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La gran contradicción del 15 de septiembre

No tiene sentido celebrar la independencia de Honduras el 15 de septiembre, cuando el ideal de Morazán era el de una Centro América unida, no la independencia de un pequeño país.

No tiene sentido considerar a Morazán y a Valle como héroes hondureños, cuando ellos no se consideraban como ciudadanos de Honduras, sino de Centro América.

No tiene sentido que los países de Centro América celebren cada quien por su lado la fiesta de independencia de Centro América.

La verdadera fecha de independencia de Honduras: el 26 de octubre de 1838, es un día de triste recuerdo, porque se echó a perder el ideal morazánico y triunfó la reacción conservadora.

Francisco Morazán murió el 15 de septiembre de 1842, pero no murió por amor a la patria hondureña. En sus últimas horas en este mundo dijo: «Declaro que mi amor a Centro América muere conmigo». Y pidió que sus restos fueran llevados a El Salvador, por el particular cariño que le prodigaron los habitantes de ese país.

Ahora menos que nunca tiene sentido ir contra los ideales de Morazán y Valle en un mundo cada vez más globalizado e interdependiente. No es posible ya mantener la independencia de un pequeño país como un ideal a seguir.

Lo que necesita el mundo es una conciencia de ciudadanía universal. Una democracia global con base local. Humanismo en vez de patriotismo. Solidaridad internacional.

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Manuel Zelaya, juramentado como diputado del Parlacén

En forma sorpresiva fue juramentado Manuel Zelaya como diputado del Parlamento Centroamericano. Los ex-presidentes de Centro América tienen el derecho a acceder a este cargo, solo que en el caso de Zelaya no le corresponde, ya que no terminó su período, y quien tiene el derecho de ocuparlo es el señor Roberto Micheletti.

Y esto a pesar de lo que diga la llamada “comunidad internacional”, que es de la opinión que se rompió el orden constitucional en Honduras. De hecho, si de verdad se rompió el orden constitucional, entonces la juramentación de Zelaya en el Parlacén tampoco tiene sentido.

Zelaya, quien dice desconocer el gobierno de Lobo y todos los poderes del Estado de Honduras, mal puede representar a algo que él mismo rechaza.

Al respecto, Zelaya dijo: “Reconozco a los directivos del Parlacen por darme posesión como diputado de pleno derecho, porque este acto representa un reconocimiento a la institucionalidad y el Estado de derecho de Honduras”.

Declaraciones que son totalmente contradictorias con lo que ha venido sosteniendo el ex-presidente. ¿O es que Mel ya reconoce el gobierno de Pepe? O peor aun… ¿será que Mel cree que él sigue siendo el presidente de Honduras? Las contradicciones lógicas saltan a la vista. Pero esto no es de extrañar, porque es parte del estilo absurdo del fracasado ex-presidente, quien al parecer le tiene sin cuidado la lógica.

¿Qué capacidad de gobierno puede tener una persona que ni siquiera puede pensar en forma coherente? No dejo de asombrarme por los “intelectuales” adictos a Mel.

Es una vergüenza para Honduras que Mel esté ocupando ese cargo en el Parlacén, por que a pesar del bajo perfil de ese organismo, no parece correcto que alguien que le ha causado tanto daño al Estado y al pueblo de Honduras venga a recibir un sueldo de parte de ese Estado al que tanto agredió. Estado que él ni siquiera reconoce.

El presidente Lobo, lamentablemente, está dispuesto a dejar a Zelaya en ese cargo en aras de una dudosa “reconciliación nacional”. Ante la desidia de Lobo por defender la dignidad nacional, lo que correspondería es que el Poder Judicial pida al Parlacén que le quite la inmunidad diplomática al señor Zelaya, y que se le suspenda del cargo.

Pero sabemos que este asunto se ha politizado tanto que una acción legal internacional contra Zelaya tiene poca oportunidad de tener éxito. Zelaya podría mantenerse en el Parlacén aun con la negativa de Honduras.

Lo que cabe esperar de Zelaya en el Parlacén es que utilice su puesto para seguir perjudicando a Honduras.

UnoAmérica critica al presidente Lobo

La desinformación se usa en todas las tendencias políticas.

Si ayer la izquierda hablaba horrores de la situación de derechos humanos en Honduras, ahora la organización derechista UnoAmérica incurre en falsedades al denunciar la situación política en Honduras.

Para el caso, este comunicado condena al presidente Lobo de Honduras, ya que según ellos:

  1. Pidió públicamente que la Corte revocase la sentencia mediante la cual se destituyeron jueces controlados por el ex presidente Manuel Zelaya.
  2. Aceptó unilateralmente el documento de la OEA donde -en contra de lo establecido en la Constitución hondureña- se solicita moratoria para los juicios que existen contra Zelaya.
  3. Confiscó un canal privado, para dárselo al Estado, tal como hizo Hugo Chávez en Venezuela con RCTV.
  4. Confiscó a la empresa privada miles de hectáreas cultivadas de palma africana; al igual que lo hace Chávez a diario.

Los dos últimos enunciados son obviamente falsos para todo el que sigue la actualidad hondureña.

El presidente Lobo no ha confiscado ningún canal. Fue el Congreso el que emitió una petición a Conatel —el ente del Estado encargado de las telecomunicaciones— para que hiciera una migración de la frecuencia asignada a la empresa Teleunsa, propiedad del empresario Elías Asfura.

Tampoco ha expropiado el gobierno miles de hectáreas cultivadas. Lo que sucede en la región del Bajo Aguán es una invasión de campesinos a los terrenos del señor Miguel Facussé. Como alternativa a un desalojo violento que produjera una espiral de violencia —con sus respectivas denuncias de los organismos de derechos humanos— el gobierno de Lobo ayudó a lograr un acuerdo entre los invasores y el señor Facussé. Sin embargo, hasta la fecha el problema no se ha resuelto. Lo que no quiere decir que el gobierno haya expropiado por la fuerza estos terrenos, al estilo del presidente Hugo Chávez de Venezuela.

Es cierto que el presidente Lobo pidió la restitución de los jueces zelayistas, pero no logró imponer su voluntad. Un informe de la OEA sobre la situación en Honduras en el gobierno de Lobo fue aclamado como «positivo» por el Canciller de la República, en unas declaraciones que hay que interpretar según el lenguaje diplomático, pero no recibió una aprobación oficial de parte de ningún poder del Estado.

Yo le sugeriría a los señores de UnoAmérica que enfríen un poco su furor ideológico y traten de apegarse a la verdad.

Que las sectas evangélicas paguen impuestos

Las iglesias evangélicas ya no serán consideradas como ONG’s por la ley hondureña. Los evangélicos hondureños quieren tener un estatus legal similar al de la Iglesia Católica.

Y no solo eso, sino que pretenden quedar exonerados de todo tipo de impuestos, solo por su condición de religiosos.

El equipo del diputado Rigoberto Chang Castillo aduce que la contribución de los evangélicos “ha sido cuantiosa e invaluable; no solo en la predicación del evangelio, sino que también en asuntos relativos a la salud, educación, cultura, desarrollo económico… apoyo a la familia”.

Y todo esto aparentemente, justifica la exoneración de impuestos.

Y como queriendo adelantarse a las críticas, la moción de ley justifica que aunque el marco jurídico de Honduras es laico, también es cierto que hay que garantizar los “derechos individuales”.

Al respecto, hay que reconocer que los evangélicos sí han hecho contribuciones a la sociedad hondureña.

Hay personas que han dejado los vicios y la criminalidad gracias a su compromiso religioso. Hay misiones de salud evangélicas que han atendido a muchos hondureños.

Sin embargo, no todo es color de rosa. Es conocido el fanatismo religioso al que tienden las sectas evangélicas, inculcando el miedo para obtener feligreses, y ahora es muy común que muchas sectas han hecho del cobro del diezmo su dogma fundamental.

Resulta grosero que los pastores pidan exoneración de impuestos del Estado, mientras ellos cobran el oneroso impuesto del diezmo, que si bien es voluntario, se exige como un requisito esencial para estar en paz con Dios.

Como es de esperarse cuando hay dinero de por medio, siempre se dará el caso de religiosos a los que les importa poco la salud espiritual de sus feligreses, y se interesan más por su propio bolsillo.

Hay pastores evangélicos que son conocidos por su ostentación de bienes materiales. Exigen el diezmo a los pobres, mientras ellos se dan la vida de ricos.

En vista de esta realidad, lo correcto es —si queremos alentar las obras de beneficio social— que solo se exoneren de impuesto las actividades que tengan un beneficio comprobado para la comunidad y que no tengan afán de lucro. No debemos permitir que los religiosos sean exonerados de impuestos solo por ser religiosos y hablar de religión. Eso va contra el principio de equidad.

Resulta irónico que después de que muchos evangélicos han querido marcar diferencia con la Iglesia Católica Romana, incluso aduciendo que ellos “no practican una religión, sino una relación con Jesucristo”, ahora anden pidiendo similares privilegios que la religión católica. Esto demuestra un oportunismo por parte de los líderes evangélicos, que ahora hasta quieren participar en política.

Cuando los evangélicos eran una minoría en Honduras, ellos denunciaban a la religión católica por pedir dinero a cambio de sacramentos, y por estar involucrada en política. Pues bien, los evangélicos, una vez que obtuvieron cierta influencia, no resultaron ser mejores que los católicos.

Resulta escandalosa la manera en que algunos líderes evangélicos ofrecen bendiciones materiales y espirituales a cambio de dinero en efectivo.

Por su parte, los políticos hondureños han encontrado una nueva fuente de votos entre los evangélicos, razón por la cual se están promoviendo este tipo de iniciativas demagógicas.

Este proyecto de ley violenta el principio del Estado laico, porque al Congreso no le corresponde legislar sobre asuntos religiosos. Si se le da un nuevo estatus legal a los evangélicos… ¿porque no darlo también a los mormones, Testigos de Jehová, musulmanes, judíos… etc. Las leyes deben ser de carácter general, no para un grupo en detrimento de otros.

La alusión a los “derechos individuales” por parte de los proyectistas de esta moción no tiene sentido, porque difícilmente puede ser un derecho individual el estar eximido de impuestos, ni el que ciertas organizaciones reciban privilegios especiales.