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Hondureñismos

Esta es una lista de regionalismos o modismos de Honduras, con su respectivo significado, recopilada de varias fuentes:

A


A huevo: es cierto.
A medio palo: dejar las cosas a medio hacer.
Anantes: por suerte.
A papo: acción de sorpresa, es decir, estar sorprendido.
A pata: caminando a pie (en el once), es decir, andar a pincel.
A puras cachas: a duras penas.
A todo mecate, a toda maceta: a todo volumen (de audio). A toda velocidad.
A tucún: beber un líquido de prisa.
A tuto: llevar a otro a horcajadas.
A wilson: a huevos, es cierto.
Accesar: acceder.
Achichincle: activista.
Achín: buhonero.
Achís: acción de enojarse.
Acomedirse: prestar espontáneamente un servicio.
Aculerado: afeminado.
Agarrado: avaro, tacaño.
Agarrar a pija: macanear, dar una tunda, golpear a alguien.
Agarrar pata: embriagarse en forma continua.
Agarrón: altercado de palabras.
Aguacatero: perro que no tiene raza pura.
Aguanozo: con mucha agua.
Aguar: dar de beber al ganado.
Agüevar: avergonzar.
Ahí nomacito: frase adverbial que significa muy cerca.
Ahí nos vidrios: Frase de despedida: «Ahí nos vemos».
Ahumarse el ayote: frustrarse.
Ainguaste: semilla de ayote molida.
Alaraca: persona que solo es la bulla o el ruido.
Albarda: silla de montar, hecha de cuero crudo, que usa la gente del campo.
Albiricias: que alguien se le perdió algo y tienen que adivinar lo que se le perdió.
Alborotos: confitura de maicillo tostado y reventado con baño de miel de rapadura.
Alero: amigo.
Aleta: axila.
Alirusado: locuaz, con habilidad para relacionarse socialmente, astuto.
Amachinarse: amancebarse.
Amocepado: aburrimiento o fatiga producido por la pereza. Terminado, abandonado, vencido por la vejez.
Amolar: molestar.
Andar con filo: tener hambre.
Andar hule: andar con escaso dinero o sin nada, acabado.
Andén: acera.
Animala: cosa.
Anticuco: antiguo, muy viejo, muy vetusto, pasado de moda.
Apajuilado: débil, enfermo, triste, desanimado.
Aparejo: montura burda de cuero para ensillar animales.
Apaste: vasija de barro con dos orejas.
Apazote: hierba medicinal que cura infecciones de lombrices.
Apear: Bajar de algo.
Apercollar: Abrazar, acariciar a alguien en un lugar oculto. Rebanar.
Apersogar: Pastar las reses atadas con una soga.
Aplazar: reprobar.
Apostar: aventurar dinero en el juego.
Arganas: zurrón de cuero crudo.
Arrastrado: Persona servil y soba leva.
Arrojar: vomitar.
Astril: situación mala.
Atipujarse: comer y beber una persona hasta hartarse.
Atolear: Beber o tomar atol de elote, también significa batir o rebatir algo.
Atortujarse: confundirse.
Atravesado: Que no es completo, que le falla el coco, o que le falta un tornillo.
Ay nos vidrios: Ahí nos vemos, despedida.
Azorrar: Amedrentar, asustar, espantar o causar miedo.

B


Babosada: tontería. Cosa, objeto.
Bagre: pez liso común en todos los ríos. Persona astuta.
Bajareque: la casa hecha de estacón.
Baleada: tortilla de harina con frijoles.
Balín: tonto.
Ballunco: tonto.
Bañada: regañada.
Barajarla más despacio: Explicar con más detalles.
Barajustar: salir corriendo, irse lejos, irse a la porra o al carajo.
Barbasco: sarmiento que atolondra a los peces.
Barcino: animal de cualquier color con rayas anchas transversales.
Barco: profesor universitario poco estricto y alcahueto.
Baronesa: camión que ha sido convertido en autobús.
Barrilete: cometa grande.
Barquinazo: caída.
Barzón: haragán.
Basura: malo.
Bayunco: tonto.
Bebesaurio: hijo de político mañoso tradicional.
Bichín: persona que le falta algunos dientes.
Bimba: persona de elevada estatura.
Birria: cerveza.
Bizcoreto: Bizco, que ve con la vista cruzada.
Bocho: Respuesta inoportuna, vergonzante.
Bojote: envoltorio de forma esférica.
Bomba: versos que improvisa la gente del pueblo en sus jaleos.
Bolado: Realizar algo por encargo. También se le llama así a una mujer hermosa, floja y fácil.
Bolas: lempiras, dinero.
Bolo: ebrio.
Bollo: vagina.
Bolulo: pan blanco.
Botado: barato.
Bote: recipiente. Cárcel.
Botija: tesoro, entierro.
Bravo: enojado.
Brisa: vientecillo impregnado de agua. Llovizna.
Bruta: cerveza.
Bubucha: pequeño pez de rio.
Búfalo: moneda de cincuenta centavos (en la costa norte).
Bunbulún: renacuajo.
Bus: autobús, omnibús.
Butuco: Majoncho, guineo moroca. Persona obesa y de baja estatura.
Burra: Tortillas con frijoles, queso, huevo, aguacate, etc.
Burrunches: burdeles.

C


Caballada: tontería, despropósito.
Cabulla: cordel, mecate.
Cacarico: cangrejo. Tullido, entumido.
Cacaste: esqueleto de hombre o de animal.
Cachar: tomar lo ajeno, robar, echar las cinco.
Cacharpa: trato inútil.
Cachimbazo: golpe fuerte.
Cachimbear: golpear, macanear, agarrar a golpes.
Cachimbo: en montón o en gran cantidad.
Cachimbón: bonito, excelente, macanudo.
Cachinflín: cohete (cuete) malo que no explota.
Cachureco: militante del Partido Nacional.
Caer en vaca: atacar varios al mismo tiempo a una persona.
Cagarse: asustarse, tener miedo, echarse atrás.
Caido: todo emolumento.
Caite: sandalia.
Calache: cachivache. Cosa de escaso valor.
Calilla: la persona que nos molesta mucho.
Calzón: mujer bonita.
Camagua: se dice del maíz que comienza a secar y de la fruta que no está en completa madurez.
Cambalache: favor.
Campechano: amigable, amable.
Cancheo: experiencia.
Candil: lamparilla.
Canecho: cangrejo.
Canilla: pierna.
Cantear: inclinar, torcer.
Cañaña: músculo, fuerza.
Capuca: corazón comestible de una palma.
Caramba: instrumento musical autóctono.
Careto: muchacho que tiene la cara sucia.
Carne de lora: avaro.
Carro: coche, automóvil, vehículo.
Casabe: tortilla grande hecha a base de yuca.
Casaca: mentira.
Casamiento: arroz con frijoles.
Cativí: especie de herpe.
Catracho: hondureño.
Catrín: bien vestido.
Caulote: fruto seco ligoso.
Cerote: mojón, pedazo de excremento.
Chabacán: alguien muy bromista.
Chabela: mediocre, malo, pañuso, chasta.
Chacalín: camarón pequeño.
Chacha: esposa (para sujetar las manos).
Chachalaca: especie de langosta grande. Persona que habla mucho.
Chachamuchina: reunión de gente menuda.
Chacho: gemelo.
Chafa, chafarote: soldado, miembro del ejército.
Chafolio: sin los dientes frontales, o sea desmuelado.
Chagüite: pantano, charco.
Chaine: Lustre de zapatos. Trabajo de lustrabotas.
Chamba: trabajo, empleo, ocupación.
Chambero: que busca trabajo mediante el activismo político.
Chambón: chapucero.
Champa: Tienda o rancha provisional hecha a base de ramas o palmas.
Chancaca: semilla de ayote con panela.
Chance: oportunidad.
Chancho: cerdo. Desaseado.
Chanchullo: Hacer trampa mediante el engaño.
Chane: guía.
Changoneta: chanza.
Chapandonga: diversión desordenada.
Chaparrón: lluvia recia de corta duración.
Chapear: Podar el césped con machete.
Chapudo: de mejillas sonrosadas.
Charamusca: refresco congelado en una bolsa plástica, topoyiyo.
Charamila: alcohol de uso clínico mezclado con agua.
Charolas: ojos.
Charral: terreno lleno de malezas. Pelo largo y desordenado.
Charrango: bulla, jaleo.
Chascada: añadidura que el vendedor da graciosamente al comprador.
Chasta: mediocre, de baja calidad.
Chela: Cerveza.
Chele: Rubio. De piel blanca. Chapudo. De color rojo, militante del Partido Liberal.
Chepa: la policía.
Chepe: libro de consulta. Apunte para utilizar en forma fraudulenta en un examen académico. Apocorístico de José.
Chepear: copiar en forma fraudulenta en un examen académico.
Chepia: chepe.
Chepo: Miembro de la policía.
Cheque: Todo bien, OK.
Cheto: pez espinoso muy sabroso. Culo. Mujer sexy.
Chiberro: chilancayote.
Chibola: pelota.
Chicaco: arbusto rosáceo, con fruto en drupa parecido a la ciruela.
Chicha: bebida alcohólica hecha del maíz. Pecho o mama.
Chiche: pecho o mama.
Chichí: recién nacido.
Chichipate: Borracho adicto y vulgar.
Chichote: bulto que se hace en la cabeza por resultas de un golpe.
Chicuilote: corazón de palma comestible.
Chigüín: muchacho raquítico.
Chimar: lastimarse, rozar.
Chimba: arma de fuego de fabricación casera.
Chimbo: tanque de gas para uso doméstico.
China: niñera.
Chinchinear: acariciar, mimar, a alguien.
Chinchintor: persona muy enojada.
Chinear: llevarse en brazos o a cuestas a un niño.
Chinola: Betún para limpiar zapatos.
Chilate: especie de atole de masa tostado y zumo de ají.
Chilillo: cualquier bejuco para amarrar o varilla que hace de látigo.
Chillo: deuda.
China: nana, mujer que cuida los niños.
Chinchín: especie de sonajero de lata.
Chingaste: residuo, sedimento.
Chingo: corto.
Chingüear: bromear.
Chiquirín: insecto semejante a la cigarra, pero de canto más agudo y fuerte.
Chiquero: corral pequeño.
Chiri: ejército.
Chiripa: casualidad.
Chirivisco: leña de arbusto seco.
Chischís: llovizna.
Chiveada: juego de naipe o dados con apuestas.
Chivo: juego de dados.
Choco: ciego, con problemas en la vista.
Chocos: hongos silvestres.
Chongo: nudo de la cinta de un regalo envuelto, pompón.
Chotiar: vigilar, revisar.
Chucho: perro.
Chumbo: recipiente.
Chunte: un pez que tiene bigotes.
Churro: snacks.
Chocoyo: hoyuelo en las mejillas.
Chojín: fiesta.
Chola: casa.
Cholpa: policía, adjudicatura, retén, cárcel.
Chonguengue: fiesta.
Choya: pereza.
Chúcaro: cerril. Bestia sin domar o adiestrar.
Chuco: sucio.
Chumpa: chamarra, chaqueta, chupa, abrigo.
Chulear: tomar el pelo, burlarse de alguien, molestar.
Chulunco: corto.
Chunche: cosa, aparato.
Chungüiar: ordeñar de manera que el chorro de leche caiga en la boca de la persona que ordeña.
Chuña: Con los pies descubiertos, descalzo, sin zapatos.
Chupa: fiesta donde se toman bebidas alcoholicas.
Chupadero: bar.
Chupar: tomar bebidas alcoholicas.
Churuncuyo: de mala calidad.
Chutear: patear.
Cicimique: mono.
Cipote: chiquillo, muchacho.
Clavear: calumniar, meter en problemas a alguien.
Clavo: calumnia, lío, problema.
Cobija: cobarde.
Cobrador: ayudante de chofer de transporte público que se encarga de cobrar.
Coco: Inteligente.
Codo: avaro.
Colarse: Entrar a un sitio sin haber sido invitado o sin pagar.
Colectivo: taxi colectivo.
Colgar los tenis: morir.
Colocho: viruta.
Comején: termita.
Conchudo: abusivo, aprovechado.
Congo: pez más grande que la sardina, rayado transversalmente de negro.
Contumerioso: caprichoso.
Corneto: que tiene las piernas torcidas.
Corre que te alcanzo: diarrea.
Costra: mugre.
Coyol: palmera de mediana estatura de la cual se extrae vino.
Coyote: intermediario entre el productor y el consumidor.
Creído: orgulloso, soberbio.
Cuca: vagina.
Cuchumbo: juego de dados. Reunión donde se intercambian regalos.
Cuentacacao: araña algo venenosa.
Cuerear: azotar a una persona o animal.
Cuete: cohete. Arma de fuego.
Cuisquear: sacudir el polvo a una persona.
Culear: tener sexo. Penetrar por el ano.
Culeca: gallina que ha puesto huevos y los está incubando.
Culero: homosexual.
Culey: refresco en polvo (cool aid).
Culiche: lombriz.
Culo: persona guapa, mujer guapa.
Culuca: flexión de piernas. Tortuga.
Cumbo: jícara de boca angosta.
Cuña: objeto que se usa para detener algo. Avaro.
Cusco: jorobado.
Cusuco: armadillo.
Cusuca: vagina.
Cususa: aguardiente de caña clandestino.
Cutacha: cuchillo largo y recto.
Cute: zopilote.
Cutear: vomitar.
Cuyamel: pez de río.

D


Dar chicharrón: matar.
Dar jabón: matar.
Dar el palo: Romper una relación sentimental.
Daime: moneda de veinte centavos (en la costa norte).
De choto: de gratis.
Desboronar: deshacer.
Desburrungar: tumbar, hacer caer.
Deschambado: Sin empleo, desempleado.
Desguavilado: Desarreglado.
Desmangado, desmantelado: A toda velocidad.
Deslomada: Se dice cuando uno se sale completamente del tema.
Despije: relajo.
Desplumado: se dice del lempira, la moneda hondureña.
Dron: barril.
Dundo: tonto.

E


Echar el cuento: enamorar, seducir.
Echar humo: dormir.
Echarse una tortilla: hacer un tiempo de comida.
Emperifollarse: adornarse con mucho cuidado.
Empijar: enojar.
Emputar: enojar.
Encachimbarse: enojarse.
Encaramar: subir.
Enchachar: esposar. Poner un cepo en una de las llantas de los vehículos mal estacionados.
Enchute: juego de muchachos.
Enchibolarse: confundirse.
Enculado: enamorado.
Encularse: enamorarse.
Engavillarse: juntarse con otros para divertirse.
Enjaranarse: endeudarse.
Entilar: Tiznar con hollín cualquier parte del cuerpo.
Escurcar, escurgar: examinar.
Esperanzas: insectos verdes que comen hojas.
Estanco: cantina.
Estar de miedo: estar muy bien, algo que está muy bueno.
Estar hule: estar acabado, sin dinero.
Estar salado: estar de mala suerte.

F


Farusca: Hacer trampa o jugar sucio.
Ficha: Un centavo, algo de poco valor. Persona de mala reputación.
Flución: malestar corporal después de hacer ejercicio.
Fondeado: Pasado de copas.
Fregado: un tipo.
Fresco: refresco.
Fulear: llenar.

G


Galera: cobertizo.
Gallo: bueno, experto.
Gañote: cuello de la gallina.
Garnacha: violencia material o fuerza hecha a uno.
Garrobo: saurio de fuerte piel escamosa.
Gavilla: grupo de jóvenes con fines de recreación, mara.
Gracejada: payasada, bufonada, de mal gusto.
Guaca: dinero, alhajas, depositados en un lugar con el objeto de esconderlo.
Guacal: Recipiente hecho del fruto de la jícara.
Guayaba: mentirilla. Presidencia.
Guabul: bebida que se hace de plátano maduro, cocido y deshecho en agua.
Guachimán: Vigilante o celador privado.
Guachipilín: yema de huevo.
Guamazo: golpe.
Gualiqueme: árbol leguminoso que tiene propiedades narcóticas.
Guaracho: sombrero estropeado.
Guarizama: machete.
Guaro: aguardiente de caña.
Guazalo: marsupial que se alimenta de gallinas, tacuazín.
Gurgurutear: murmurar.
Guifiti: aguardiente de raíces.
Guineo: banano.
Güechos: interjección que expresa temor.
Guembo: garrobo, iguano, jamo.
Güegüecho: bocio.
Güevón: Haragán, desocupado, que no tiene nada que hacer.
Güirila: tortilla de maíz nuevo.
Güirís: la persona que, sin hacer mucho estudio, es práctica en minería.
Güirro: Niño, cipote, chigüín, nene.
Güisquil: chayote, pataste.

H


Hacerse el de a peso: disimular.
Hacer clavo: Denunciar, estorbar, hablar mal de otra persona.
Hasta los queques, hasta la pata: Ir lleno (un autobús). Estar hastiado de algo.
Hechar riata, hechar pija: Trabajar duro.
Hecho leña, hecho pija: Desanimado, enfermo, cansado.
Hueva: pereza.
Hueviar: hurtar.
Hurgandilla: persona que menea o remueve una cosa.

I


Iguana: trabajo ocasional a destajo.

J


Jacha: nombre que familiarmente se da a los dientes, en especial a los grandes y feos.
Jalado: rápido.
Jalón: aventón.
Jamaquear: mover con violencia una cosa.
Jamborga: hamburguesa (en la costa norte).
Jamo: especie de iguana.
Jarana: deuda.
Jetas: boca.
Jícara: copa para beber agua, hecha del casco de una cucúrbita silvestre (jícaro).
Jilote: mazorca de maíz tierno.
Jiote: herpe.
Jobo: ciruela americana.
Jolote: pavo, chumpipe.
Jomi: amigo.
Juca: cerveza.
Juco: sucio, chucho, curtido, desaseado.
Juma: borrachera.
Jura: ejército.
Jute: molusco fluvial en forma de caracol.

L


La mera riata: la máxima autoridad.
Lamber: lamer.
Lambiscón: adulador.
Lana: pícaro.
Landa: cierto juego de niños.
Largo: pícaro.
Lempira: moneda nacional.
Lépero: pícaro, bribón, lana.
Liebre: astuto.
Liso: sin dinero.
Llegada: permiso que los padres conceden al pretendiente de su hija para que la pueda visitar.
Lloreta: lloro profuso.
Llorón: persona que al vender o al comprar regatea demasiado.
Loroco: flor para condimentar.
Lumbo: tonto o mareado.

M


Mable, maule: canica. Tonto.
Macanear: pegar, dar una paliza.
Macaneo: relajo.
Maceta: haragán que rehuye al trabajo y pasa la vida en ocio.
Macanudo: bueno, excelente.
Mafufo: Persona que fuma marihuana.
Machangai: Camión de transporte para la gente pobre (en la costa norte).
Machote: borrador, documento preliminar.
Machuca: cierta comida garífuna que consiste en una sopa de mariscos que se acompaña con bolitas de plátano.
Macizo: bonito, excelente.
Maicillo: sorgo.
Maje: Se usa a manera de despectiva o entre personas de confianza. Ej: «Hola, maje».
Malearse: enojarse.
Mamero: Asunto o tarea fácil de cumplir.
Mamey: se dice de la ropa ajustada al cuerpo.
Mamo: cárcel, presidio, reclusión, prisión, calabozo.
Mamotreto: armatoste. Documento largo.
Manudo: que recién aprendió a manejar.
Maquinitas: juegos de video.
Mara: pandilla, grupo de amigos.
Marero: miembro de una mara.
Marimbazo: golpe, macanazo, mamellazo.
Maritates: pertenencias.
Marranada: cosa inservible, persona menuda de escaso valor.
Matate: Bolsa de cuerda de pita que usan los campesinos para transportar alimentos.
Mate: amago, amenaza.
Mayugado: algo aplastado.
Mazamorras: pie de atleta.
Me llega: me gusta.
Mecate: lazo, cabuya, pita.
Mema: cabeza.
Mentar la madre: insultar.
Metedero: bar de mala reputación.
Meter la pata: cometer una indiscreción, o sea un error.
Mezquinar: obrar con miseria, con ruindad.
Mico: mono. Niño.
Mínimo: banano, guineo.
Minuta: helado hecho a base de hielo picado y jarabe de sabores.
Moyola: cabeza.
Moje: soborno.
Morro: inteligente.
Moto: huérfano.
Mucepo: tristeza, decaimiento de ánimo.
Muco: nicaragüense.
Mudada: conjunto de piezas de ropa que se cambia una persona de una vez.
Munús: exclamación, ¡Vámonos!
Murriña: enfermedad de las gallinas, que se ponen tristes.
Musuco: persona con el pelo ensortijado.

N


Nacha, natacha: Trabajadora doméstica.
Naide: nadie.
Neneque: persona muy difícil, que no puede valerse por sí misma.
Nixte: pálido, de color de ceniza.
Nixqueza: cernada.
Narango: ben, árbol leguminoso.
Nacarigüe: potaje de carne y pinole.
Nacaspillo: vaina que contiene fruta dulce comestible.
Nigua: pulga que se mete en la piel de las personas.
No es cacha: no vale la pena.
Nuco: sin cuernos (ganado).

Ñ


Ñajo: Persona que tiene labio leporino.
Ñango: Orificio en un troncón, del cual se exprime jugo de caña con una macana (Olancho).
Ñángara: persona de orientación política de izquierda.
Ñata: nariz. Persona de nariz chata.
Ñeco: conejo (Olancho).
Ñola: persona mediocre.
Ñuco: sin oreja (Santa Bárbara, Valle).
Ñurda: zurda.

O


Ocho con yo: metido.
Ocote: pino, Pinus oocarpa.
Olimpiadas: exámenes de recuperación.
Olingo: mono aullador.
Olote: mazorca de maíz sin los granos.
Oscurana: oscuridad, cerrazón.
Osmil: avena para el desayuno.

P


Pacaya: palmera propia de las montañas muy frías.
Pacha: octavo de guaro, recipiente para licor.
Paila: recipiente para el agua, automóvil tipo pick-up.
Paisa: el presidiario que no pertenece a una mara.
Paja: mentira. Masturbación.
Pajear: mentir, masturbar.
Palancón: alto y delgado.
Palmar: morir.
Paloma: pene.
Pandear: doblar.
Panga: lancha, bote.
Panteón: cementerio.
Pañuso: mediocre, de baja calidad.
Papada: cosa, asunto.
Papalón: holgazán, perezoso.
Papalote, papelote: cometa, volantín.
Papo: tonto.
Parranda: holgorio, jaleo.
Pasada: anécdota.
Pascón: coladero.
Pasconear: llenar algo con agujeros.
Patacho: recua.
Patatús: ataque de convulsiones. La muerte.
Patecabra: machete encorvado. Machete normal.
Patepluma: originario de Santa Bárbara.
Patero: enfermo alcohólico.
Patuleco: de pies torcidos.
Payán: quebrantado, refiriéndose a lo que muele.
Pedo: asunto o problema. Flato.
Pegadero: barrizal, cenegal.
Peinar: hurtar.
Pelarse la tusa: irse.
Pelarse la verga: haraganear.
Pelado: persona falta de recursos.
Pelis: hábil, capacitado.
Pelón: persona calva o sin cabellos.
Pelona: la muerte.
Penco: estúpido.
Pepa: vagina.
Pepe: biberón, pedigüeño.
Pepenar: recoger algo del suelo.
Pepesca: los peces que flotan después de estallar dinamita en un río.
Periódico: diario, publicación diaria escrita de noticias.
Perra: cuento.
Pescocear: dar de bofetadas.
Pialera: cuerda de cuero crudo.
Picacaballo: Tarántula, araña de la familia Theraphosidae.
Pico: beso, boca.
Pichete: lagartija.
Pichicato: cicatero.
Pichinga: muñeca.
Pija: pene. Algo de gran tamaño.
Pijazo: golpe fuerte.
Pijeada: paliza.
Pijeo: relajo.
Pijín: borrachera, relajo, fiesta.
Pijinear: pasear, parrandear.
Pijinero: parrandero, que le gusta pasear.
Pijudo: bonito, macanudo.
Pila: lavadero y depósito de almacenamiento de agua.
Pincelear: Andar a pie, caminar mucho.
Pingüino: helado.
Pintear: presumir de buena apariencia o buen vehículo.
Pintoso: bonito, atractivo.
Pipante: canoa tallada de un solo tronco.
Pirinola: pene.
Pirujo: falso.
Pisandinga: orgía.
Pisar: tener sexo.
Pisón: hombre promiscuo.
Pisona: mujer promiscua.
Pisto: dinero.
Pitero: armadillo.
Pito: bocina.
Pitos: fruto de un árbol para hacer comidas.
Planchar: cometer un error.
Ponerse chivas: estar alerta.
Poner las antenas: Escuchar en forma disimulada.
Ponerse a pija, ponerse a pichinga, ponerse a verga: Embriagarse.
Porrazo: golpe.
Postrera: Segunda parte de la época lluviosa, cuando se siembra algunos cultivos secundarios.
Potra: juego informal de fútbol.
Pozole: bebida refrescante hecha de maíz morado y azúcar.
Pucha, púchica: Interjección de asombro, eufemismo de puta.
Pulpería: tienda pequeña de abarrotes.
Puntalito: bocadito.
Pupusa: Masa de maíz, rellena de carne u otra comida, y frita. Se considera comida salvadoreña.
Pura lija: la pura verdad.
Purrunga: pene.
Putear: insultar, regañar.
Puya: vara con punta puntiaguda, y frecuentemente acerada, para estimular los bueyes.

Q


Qué pedos: qué ondas.
Qué pinta: qué bonito, qué macizo.
Quemar la pata: ser infiel.
Queresa: Masa de huevos y especialmente de larvas de moscas.
Quilete: hoja comestible para preparar ensaladas.

R


Rapadura: Dulce de panela hecho con miel de caña en forma cuadrada piramidal. Dos rapaduras forman un atado.
Rapidito: Transporte urbano de microbuses.
Rebanar: tener una conversación agradable. Acariciar sexualmente a una persona. Tener sexo.
Revancha: desquite.
Repechaje: segunda vuelta, desquite, exámenes de recuperación.
Revolica: confusión o enredo.
Rezongar: regañar, reprender, reconvenir.
Rigio: ganas de hacer algo.
Rispar: salir precipitadamente de un lugar.
Roncero: esquivo.
Ronrón: escarabajo mediano.
Rolear: ir de paseo.
Rosquete: pan de harina de maíz amasada con manteca y dulce en forma de rosca y cocido al horno.
Ruco: ruin, inútil, inservible. Viejo.
Rigüe: tortilla de elote.
Ruso: estricto.

S


Semita: pan de yema.
Ser la riata: ser haragán o inepto.
Se petateo: murió.
Servicio: servicio sanitario, retrete.
Suampo: Ciénaga, lugar o paraje lleno de cieno o pantanoso. Charco, pantano.
Suyte: parecido al aguate, con sabor dulce como mantequilla.
Siguanpero: fruta de monte.
Sixalaya: bebida que se hace en la Mosquitia, de plátano guineo sazón, cocido y deshecho en agua.
Sisimite: Legendario simio que se roba a las muchachas.
Sobado: fino, marica.
Sobaleva: arrastrado, adulador.
Sobar: componer una dislocación.
Socar: apretar, ajustar. Esperar con angustia los resultados de algo.
Sompopo: hormiga amarilla.
Sopapo: puñetazo.
Suyate: la palma que sirve para cubrir las chozas.
Sute: aguacate largo.

T


Tacuazín: marsupial que se alimenta de gallinas, guazalo.
Talludo: duro.
Tamal: nacatamal. Nacatamal sin carne.
Tambo: barril, bote, recipiente. Cárcel.
Talnete: panal en tierra con miel agria medicinal.
Tapas: boca.
Tapado: plato típico (sopa). Hay tapado olanchano y tapado costeño.
Tapesco: una cama de rajas o varas.
Tapis: un octavo de guaro.
Tapiscar: cosechar el maíz, desprender la mazorca seca del tallo.
Tatascán: alguien que tiene poder de decisión en un grupo social.
Tecolote: búho.
Tegus: Tegucigalpa.
Tener leche: tener suerte.
Tepemechín: pez.
Tieso: hábil.
Tile: hollín.
Timba: barriga.
Tincute: especie de buitre, parecido al zopilote.
Tito, tita: Se le dice a los niños.
Tocayo: dícese de las personas que tienen igual nombre, o sea ser tocayos.
Toldearse: dormirse.
Topado: loco.
Topoyiyo: Postre, refresco congelado en una bolsa plástica (en la costa norte).
Torcido: tener mala suerte.
Tostón: moneda de cincuenta centavos.
Tostones: plátano frito en tajadas. Monedas de cincuenta centavos.
Totoposte: pan de maíz grueso.
Trajín: Tráfico, movimiento de gente.
Tránsito: policía de tránsito.
Trapiche: molino de caña.
Trepar: subir.
Trincar: besar apasionadamente.
Trole: ejercicio físico intenso.
Trucha: tenducha al menudeo (en la costa norte).
Tuanis: bonito.
Tuco: pedazo.
Tuerce: desgracia.
Tufo: mal olor.
Tullido: enclenque.
Tunante: mujeriego.
Turunca: piedra grande.
Turismo: automóvil pequeño de pasajeros.
Tusas: hojas que envuelven la mazorca de maíz.

U


Ufa: interjección, mal olor.
Uñudo: ladrón.
Urraco: zonzapote.

V


Vaina: Objeto, asunto.
Valer charra, valer pija, valer verga: no darle importancia.
Varas: lempiras, dinero.
Vaya pues: Okey, está bien. Despedida.
Verga: Pene. Algo de gran tamaño.
Vergón: bonito.
Verguear: macanear, dar de golpes.
Violín: entrometido, estorbo.
Vivo: astuto, aprovechado.
Vosear: hablar de vos a uno.
Vuelto: el cambio (de dinero).

Y


Yagual: rodete para llevar pesos sobre la cabeza.
Yilet: Andar con mucho cuidado. Ponerse vivo, estar listo.
Yuca: Difícil.

Z


Zacate: pasto, gramínea.
Zampar: meter.
Zampado: metido.
Zangarro: trapiche manual.
Zarandajo: algo que molesta. Espantapájaro.
Zarco: de ojos color claro.
Zope: zopilote.
Zumbado: andar rápido. Estar levemente ebrio.
Zunteco: especie de avispa negra.
Zurumbo: mareado, tonto, lumbo.
Zurrear: hacer diarrea.

Ver también Modismos o Regionalismos de Olancho.

Fuentes:

Los Pinos de Honduras

Por Humberto Porta Mencos (guatemalteco)

Los pinos de Honduras son pinos añejos,
pinos de leyenda que miran muy lejos….

Son los centinelas de aquellas montañas
pobladas de humildes y antiguas cabañas,

montañas inmensas de esta ingenua Honduras
de fértiles campos y selvas oscuras.

Hay pinos enfermos, llenos de tristeza;
y pinos gigantes de una gran belleza,

pinos que pretenden con orgullo vano,
del azul espacio penetrar lo arcano.

Pinos que sintieron las certeras flechas
hundirse en sus troncos, o rodar deshechas,

en aquellas guerras; cuando las espadas
de los españoles quedaron manchadas,

con la sangre roja de esos aguerridos
indios, que murieron… ¡Pero no vencidos!

Los pinos de Honduras son pinos añejos,
pinos de leyenda que miran muy lejos….

Pinos que cubrieron ricas esculturas,
raras en sus formas y en cinceladuras:

esculturas hechas en la dura piedra,
las cuales hoy cubre medrosa la hiedra.

Pinos seculares, gentiles señores,
que vieron un día los conquistadores

pasar por los campos, persiguiendo reyes,
incendiando pueblos y violando leyes.

¡Hay…! También miraron, con doliente lloro
de los pobres indios repartirse el oro!

Los pinos de Honduras son pinos añejos,
pinos de leyenda que miran muy lejos…

Jazmines del Cabo

Por: Rafael Heliodoro Valle

¿Por qué causas misteriosas
la música de un violín
o el perfume de un jazmín
nos recuerdan muchas cosas?
Sortijas de aguas preciosas,
pañuelos de raso y tul,
cartas dentro de un baúl,
valses del tiempo pasado,
y lo del cuento azulado:
«Este era un príncipe azul».

Esa flor nítida es una
cosa de la primavera:
un jazmín que ella nos diera
en una noche de luna.
Quién sabe por qué fortuna
esa romántica flor
puede expresar el temblor
sutil que en el alma vive,
eso que nunca se escribe
en una carta de amor.

Suave la hacen los cariños,
triste las penas secretas,
y la arrancan los poetas
y la deshojan los niños.
Si está sobre los corpiños
su perfume nos evoca
el beso, cuya miel loca
deja sobre el corazón
la inefable sensación
de una hostia en la boca.

Cuando en los días primeros
se conjuga el verbo amar
sus flores en el solar
se abren a los aguaceros…
Días tibios y ligeros,
días de balcón y esquela
de rondar la callejuela
y de escribir madrigales;
páginas sentimentales
de nuestra mejor novela.

Días de embriaguez divina,
—todo por unas pestañas—
cuando se ven las montañas
coronarse de neblina.
Cuando hay una bandolina
temblando ante rejas raras,
cuando se cunden las varas
de jazmines y de rosas
y parecen más hermosas
las noches frescas y claras…

Y cuando el alma, en su brío,
lo que tiene el jazmín toma:
si al abrirse, riega aroma,
si al sacudirse, rocío.
Si alguien nos dice «eres mío»
todas las cosas son bellas,
y nuestras móviles huellas,
de pálidos soñadores
van sobre puentes de flores
y bajo palios de estrellas.

Entonces en giro blando,
son —envueltas en aromas—
hacia el viento las palomas
jazmines que van volando…
En esos días­ es cuando
tenemos palacios reales
con terrazas de cristales
y bruñidos pavimentos
y son de verdad los cuentos
de los reyes orientales.

Jazmines de sedas finas
y de carnes aromosas,
y más buenos que las rosas
porque no tienen espinas.
Platas de fragantes minas,
incensarios de placer,
novios para la mujer
sin novio que haga canciones,
quieren como corazones
cuando se dan a querer.

Y aquellos de la sumisa
edad cuando nos ensalma
la novia, el jazmín del alma,
la hostia, el jazmín de la misa.
Y los que peina la brisa
cuando moja los barrancos,
los que están junto a los bancos
y los parques y los muros;
jazmines bellos y puros
como algunos dientes blancos.

Los de silvestre hermosura
que eran —con piedad contrita—
regados por la abuelita
en la madrugada pura.
(La abuela por su blancura
en el recuerdo me sabe
a un jazmín de lo más suave
que se coge en los sembrados,
un jazmín de los lavados
con el agua de la llave…)

Es jazmín con viejos oros
el marfil de los pianos.
¡Yo he visto volar dos manos
sobre jazmines sonoros!
Con sus egregios decoros,
como nacido entre brumas,
daba el champán sus espumas
en las copas champañeras,
entre un blancor de pecheras
y de abanicos de plumas…

Niña de mi devoción,
déjame que ahora duerma
viendo el brillo de la esperma
esparcida en el salón.
Me acuerdo, con la emoción
casta del primer anhelo
de tus mejillas de cielo;
de blancura adorable
y hasta del inolvidable
perfume de tu pañuelo…

¡Oh, Julieta, oh, Margarita!
tu evocación es al fin,
a manera de un jazmín
de primavera bendita.
¡Oh, balcón de aquella cita
por lo romántica, loca,
pues cualquier palabra es poca
para decir lo que yo
sentí cuando ella me dio
de comulgar en su boca!

Jazmines de noble cuna
los de mis cánticos; puestos
a serenarse en los tiestos
que trasplanté de la luna.
¡Buenas noches! En la bruna
tiniebla un surtidor mana.
¡Jazmines hasta mañana!…
De aroma haciendo derroche,
entrad, porque en esta noche
quedó abierta mi ventana.

Imagen por ccmerino.

Rafael Heliodoro Valle

Por: Marcos Carías Reyes

Para nosotros continúan siendo los de «Jazmines del Cabo» los versos más queridos y familiares de Rafael Heliodoro Valle. Otros más hondamente sentidos nos habrá dado su armoniosa lira: «Víspera de la Muerte»; otros de más complicada factura; algunos tal vez más finos, mejor acabados; pero «jazmines del Cabo» no se han borrado de nuestra memoria — y hace ya buen rato que los leyéramos por vez primera. Esta persistencia que ha dominado suavemente, musicalmente, al olvido, sólo la adquieren aquellos seres, aquellas cosas, aquellas palabras, que se grabaron muy hondo, con intimidad de hogar, con esa dulzura propia de los recuerdos infantiles que, quizás borrados periódicamente, se presentan, de improviso, en medio de las asperezas y de las mutaciones de la realidad cotidiana, como revienta de modo inexplicable un lirio en un predio lleno de cardos.

¿Por qué tienen ese privilegio algunos sitios, palabras o aires musicales; o ciertos perfumes y colores? ¿Por qué ese poder de evocación, seducción, con que nos atraen y nos conquistan? Eso nos ha ocurrido con «Jazmines del Cabo», en los cuales el poeta formuló idéntica pregunta:

«Por qué causas misteriosas
la música de un violín
o el perfume de un jazmín
nos recuerdan muchas cosas?

Igual que Luis Andrés, Heliodoro Valle nació en Comayagüela, mas no quiso ser «embrujado» y un buen día ató las maletas y marchóse a México. La urbe donde se alza con rotunda virilidad de su rebeldía el indio Cuatimozín, mostrando sus tensos músculos y el carcaj con las flechas que hicieran llorar a Cortés, lo adoptó como hijo suyo. Pero es que el insinuante muchacho de Comayagüela —tez blanca, marfilina, nariz patricia, palabra desbordada— era digno de tal adopción. Desde entonces, Heliodoro Valle sueña en Honduras, bajo su cielo, a la claridad del «lucero chilatero» y de la «luna lunera, cascabelera», pero vive en México.

El México Imponderable entregósele rendida y cabalmente con sus valles estupendos, sus negros o blancos volcanes, sus torrentes, sus ciudades, sus catedrales, sus conventos, sus duendes y sus jarabes y sus nopales. Y Heliodoro ha sabido hacer honor —altísimo honor— a tal entrega. Buena parte de su producción, entre ella algo de lo más fundamental y perdurable está dedicada a la tierra de Anáhuac. Y ésta vive y alienta: le da sus jugos y zumos; sus aguas y sus fuegos; sus personajes reales y sus mitos, en crónicas y relatos; en investigaciones históricas y etnológicas; en cátedras y estudios.

Desde el adolescente «Perfume de la Tierra Natal» a los poemas de «Contigo» han transcurrido varios lustros de labor fecunda y a la vez selecta. Porque Heliodoro Valle es un filigranista de la prosa, aunque escriba para el diario, entre el ruido de las máquinas y las urgencias del periodismo. Quedóse allá lejos el «Perfume de la Tierra Natal» con el «Rosal del Ermitaño»; creció el joven árbol; aferróse firmemente a la entraña telúrica mientras subían sus ramas hacia las nubes y se expandían en demanda de horizontes. Y advinieron muchos libros más. Poesía, Historia, Crónica, divulgaciones artísticas. Buzo audaz penetra en los océanos del pasado; acércase a Iturbide, lo atisba y lo retrata, desnudo, dentro del marco de su época. Incansable y minucioso investigador sacude el polvo de los viejos archivos, abre las ventanas, lanza fuera las polillas y hace que la luz penetre en ellos. Es así como nos halaga con las «Cartas de Bentham a José del Valle», «Bibliografía de Manuel Ignacio Altamirano», «Cronología de la Cultura», «Santiago en América»; con relatos de virreyes, de conquistadores, de marquesas y de bucaneros; con episodios de poetas o de generales en estas ubérrimas tierras de México y Centro América. Y van pasando cual en kaleidoscopio mágico las páginas de «El Espejo Historial», «Cómo era Iturbide», «El Convento de Tepotzotlán», «La anexión de Centro América a México»…

En sus recientes poemarios: «Unísono Amor», «Contigo», el Poeta encontró en su lira nuevas sonoridades; nuevas y extrañas entregas de amante absolutamente conquistada; y ni los años, ni los cactos, ni las nieves han agostado, secando su poderosa savia, a este magnífico artista.


Es Heliodoro Valle el más polifacético, el más difundido y fecundo de los escritores hondureños. Hombre poliédrico, todas sus aristas son brillantes. Catedrático, e incansable en el estudio, en la auto-educación, su cultura no sólo es vasta, sino también profunda y maciza. Pero, en la copa de ese robusto árbol viven muchos pájaros que trinan. Sus raíces se hunden bastante adentro en la Historia y en la Filosofía: por el tronco corre vigorosa la linfa del Ensayo; y en la copa dicen maravillosas frases el verso, la crónica y la anécdota. Es también Heliodoro Valle el más generalmente admirado, en el exterior, de los escritores hondureños. Su innata capacidad de trabajo, su inagotable dinamismo, lo utiliza en modo peculiar, en las labores a las cuales ha consagrado su vida: pertenece a la plana del «Excelsior», del cual es redactor permanente; colabora en innumerables revistas y diarios, en diferentes lenguas; edita sus libros; hace crítica; dicta conferencias; sirve cátedras; actúa en la radio. Una actividad mental y física asombrosa. Y no se piense que para desarrollar tan complicada labor vive encerrado en un gabinete. No. Asiste a reuniones culturales, se confunde en el tráfago cotidiano de la urbe, se divierte, viaja. Es increíble como lo ha logrado, como puede hacer todo cuanto ha hecho y hace y mantenerse todavía fuerte y optimista.

Aún vivía en nuestra mente la imagen del poeta de «Jazmines del Cabo», confundida con los gratos recuerdos de la niñez, cuando, en 1943, durante una breve visita, lo hallamos en México; naturalmente, no es el mismo joven de corte byroniano; muchos años han transcurrido. Sin embargo, su noble continente ha ganado con la aureola de su gran personalidad y no se añoran con pesar, como generalmente ocurre, los adornos juveniles que el tiempo ha ido marchitando.

Varias veces lo hemos encontrado, con posterioridad; siempre nervioso, ágil, atareado, exigiendo rendimiento máximo a cada hora; exprimiendo el jugo a cada minuto. Cuando efectuó la que no será —es la esperanza— su última visita a nuestra amada Tegus quisimos retenerlo bajo el alero familiar. Acudió, pero como de costumbre, con todos sus nervios trepidantes. Y, rápido, inquieto, el hombre que imperativamente exige al tiempo que se detenga: o corre con la velocidad de los segundos, interrogó respecto a varias personas, cosas, lugares y sucesos; dejó en nuestras manos un ejemplar de «Don Gil de las Calzas Verdes», literatura clásica castellana, ediciones de Manuel Altoaguirre y, luego: «está muy buena su biblioteca… está muy buena», ¡vaya… muy buena su biblioteca!— él que es un Gran Señor del Libro; él que no ha agotado todos los libros porque su sed es insaciable. Horas después rodábamos por una sinuosa carretera, bordeada de altos y nudosos pinos, con verdes follajes. El autor de «Éxtasis Humilde» colmaba nuestra ansiedad con su charla tan inagotable como amena. Y nos repetía sus cordiales apremios: «Esa carta debo llevármela. Usted me la dará… no es así?» Se trata de un pedazo de papel ya amarillento, escrito en el Cuartel de Artillería y enviado a nuestro señor padre. Mas, ese amarillento pedazo de papel está redactado de puño y letra y lleva la firma de Juan Ramón Molina. El altivo creador de «A una Muerta» incurrió cierta vez en el enojo del Presidente General Terencio Sierra y éste lo recluyó en el Cuartel de Artillería. Varios amigos del poeta quisieron ayudarlo recurriendo en demanda de amparo ante los tribunales de justicia y de ahí el origen de la carta que Heliodoro deseaba incorporar a sus colecciones autógrafas. Gustosos la hubiéramos cedido, pero la nota de Juan Ramón habíase extraviado entre los volúmenes. Días después dimos con ella, refugiada en las páginas de una antigua edición de la Biblia.

Durante la noche, entre nepente y nepente, en un corro de amigos — admiradores, Heliodoro Valle hinchó las velas de su conversación y cual peces voladores en mar azul revolotearon los recuerdos, las interrogaciones, los nombres y las anécdotas… ¡qué genial artista es Heliodoro Valle!

En su casa de San Pedro de los Pinos vive el poeta-pensador; el cronista-poeta; el historiógrafo-periodista y catedrático. Encontró compañera laboriosa y comprensiva en doña Emilia Romero, que vino de Lima, la de los azulejos, en una carabela de amor y literatura. Y, mientras él sueña, medita, investiga, trabaja, los jazmines del cabo siguen perfumando en tiestos de barro ¡aroma de jazmines del cabo, olor de tierra mojada!, bajo la claridad del lucero chilatero y de la luna mayor, en estas luminosas noches de Honduras y en sus diáfanos atardeceres.

Tomado del libro «Hombres de Pensamiento», por Marcos Carías Reyes. Colección Rescate del Libro Antiguo Hondureño.

Villancico de las Mentiras

Por: José Trinidad Reyes.

—Yo soy, Niño, un carpintero
Que al verte en un muladar,
Una cuna quiero hacerte,
Si la madera me das.
Y te haré unos candeleros
Sin pedirte medio real.

—¡Mentiras, mentiras!
Lo quiere engañar
Y con la madera
Se quiere quedar.
Cajones de muertos
Y trompos hará;
Esas son pamplinas
Vaya por allá.
Que salga a chiflidos
Luego del Portal.

—Yo soy, Niño, un comerciante
Que a París voy a marchar;
Si alguna cosa quieres
Dame el pisto, y te vendrá.
Libre de costos y fletes
Y a precio de principal.

—¡Mentiras, mentiras,
Lo quiere engañar!
Lo que valga un peso
Por cien lo dará.
Y en costos y fletes
Todo acabará.
Esas son pamplinas
Vaya por allá.
Que salga a chiflidos
Luego del Portal.

—Yo soy buena cocinera
De mucha comodidad,
Que, si me falta manteca,
Ajusto con agua y sal;
Y en abotonar un huevo
Nadie me puede igualar.

—¡Mentiras, mentiras,
Lo quiere engañar!
Pues tiene diez hijos que tragan tamal
Y con tanta boca mejor es pagar.
Esas son pamplinas
Vaya por allá.
¡Que salga a chiflidos
Luego del Portal!

Ya ven las mentiras.
Bien dijo Beltrán
Que a sus cacherías
Iban nada más.
A ver si podían al Niño pelar.
Ojalá que nunca
Vuelvan al Portal,
Y si acaso vuelven,
A cueros saldrán.

José Trinidad Reyes

Por: Benjamín Acevedo *

Nació el Padre Reyes en Tegucigalpa el 11 de Junio de 1797, sus padres fueron Don Felipe Santiago Reyes y doña María Francisca Sevilla; las primeras letras y la doctrina cristiana las aprendió en una escuela privada, y en su adolescencia dominaba el latín, la música y el dibujo. A los 18 años se trasladó a la ciudad de León, Nicaragua, en donde obtiene el título de Bachiller en Filosofía, Teología y Derecho Canónico. En esta misma ciudad entra al convento de los Padres Recoletos, hace estudios eclesiásticos, en 1822 es ordenado sacerdote por el obispo Fray Nicolás García y Jerez, en 1824 emigra hacia Guatemala regresando en 1828 a Tegucigalpa. En 1840, el papa Gregorio XVI nombró al Padre Reyes obispo de Honduras, no tomó posesión debido a que el General Francisco Ferrera en desacuerdo con muchas ideas de Reyes, informó a Roma que el Padre había muerto.

En 1848 dio los primeros pasos para la creación de la Universidad Nacional, hoy Autónoma, la que una vez formulados sus estatutos la inauguró con tal carácter el presidente del Estado, don Juan Lindo, el 19 de septiembre de 1847.

Fue el primer rector de la Universidad, y uno de sus asiduos catedráticos. Fundó la Biblioteca de la Universidad, como escritor dejó una colección de artículos muy interesantes, siendo el más conocido: IDEAS DE SOFÍA REYES; como poeta, escribió sus conocidas pastorelas y muchas poesías patrióticas y religiosas.

Dejó de existir el 20 de septiembre de 1855. Y se ha consagrado el 11 de junio cada año, como el Día del Estudiante, para rendir homenaje al Padre Reyes.

* Tomado de «El Hondureñito».