Durante la conquista española el pueblo Lenca ofreció una tenaz resistencia, siendo el cacique Lempira un máximo exponente de la defensa de su gente, su tierra y su cultura. La existencia y muerte del cacique Lempira quedó plenamente comprobada por el historiador hondureño Mario Felipe Martínez Castillo, quien después de varios años de investigación publicó el libro: «Los Últimos Días de Lempira y otros Documentos», El Conquistador Español que venció a Lempira, este libro fue editado por la Editorial Universitaria, UNAH en 1987.
En la publicación de Mario Felipe Martínez Castillo, se revela la probanza redactada en 1558 en México, cuando se presentó ante la Audiencia Rodrigo Ruíz, un soldado que mediante dicho documento pretende probar su desempeño durante la conquista de los dominios americanos y reclama a la corona su premio.
En la probanza, encontrada en el Archivo de Indias en 1984, Rodrigo Ruíz admite ser el asesino de Lempira y declara haberlo matado en una lucha cuerpo a cuerpo y que después de darle muerte le había cortado la cabeza al aguerrido jefe indígena y lo había llevado hasta el lugar en donde Francisco Montejo había establecido su campamento y que era el denominado Real de Siguatepeque, que se localizaba en un punto inmediato a lo que actualmente se conoce como la aldea Gualaca, en las proximidades del municipio de Flores.
Ruíz en una probanza relata que viendo la posibilidad de terminar con Lempira, se introdujo entre el pelotón de indios en que andaba el cacique y que el jefe indio llevaba puesta una indumentaria de un español, lo mismo que sus armas.
También narra una serie de acciones que ocurren en México, Guatemala y Honduras. Es evidente en algunos tramos del relato que el declarante exagera, ya que en otro aparte relata cómo él solo mató en Comayagua una enorme cantidad de nativos.
La mayor trascendencia se obtiene de su vívida relación de su supuesto enfrentamiento con Lempira al que logra vencer en esa lucha cuerpo a cuerpo, su declaración es avalada por testigos nominados por el declarante, son ellos algunos otros soldados de la conquista, testigos presenciales del supuesto hecho, así como otros españoles que dicen haber «Oído la narración de la acción».
Entre los testigos figuran Catalina de Montejo y el propio Alonso Maldonado, Presidente de la Audiencia de los Confines, quien admite que habiendo llegado a la colonia en 1544, recibió la información de la conquista de la provincia de Cerquín, donde operaba Lempira, lo mismo que de la acción de Ruíz que puso fin a la existencia del líder nativo, facilitando la conquista.
En el documento encontrado en el Archivo de Indias de España, se hace constar que Rodrigo Ruíz alcanzó el privilegio de que el Imperio Español lo recompensara con la cantidad de 500 pesos.
La lengua Lenca se extinguió en las últimas décadas del siglo XX, hoy sólo se recuerdan algunas palabras que oyeron de sus padres o abuelos, pero el idioma vivo ha dejado de existir. Todos los indios lencas hablan español como lengua materna, aunque su manera de expresarse revela en la sintaxis, la mezcla y tono del idioma perdido.
A la llegada de los españoles encontraron a los indios Lencas conformando los grupos Care, Cerquín, Potón y Lenca. Hoy, sus descendientes habitan los departamentos de Intibucá, La Paz, Lempira y el sur de Santa Bárbara; centro sur de Francisco Morazán y Valle, donde colindan con los Lencas de El Salvador.
Las manifestaciones culturales de los Lencas se expresan por medio de la agricultura, alfarería, artesanías y su dieta alimenticia como el consumo de la tortilla, el tamal, la chicha de maíz fermentado y chilate. Sus prácticas y creencias rituales se manifiestan a través del Guancasco y la Compostura.
Existen unas 82.000 personas que se identifican por sus rasgos socio-culturales y su organización política-religiosa.
La actividad de los pueblos Lencas se basa en la agricultura y realizan trabajos de alfarería doméstica. La organización tradicional política-religiosa del pueblo Lenca es la Auxiliaría de la Vara Alta que generalmente se ocupa de las actividades religiosas. El 20 de julio de 1989 fundó el municipio de Intibucá la Organización Indígena Lenca de Honduras (Onilh) en la cual la Auxiliaría de la Vara Alta quedó incorporada.
La región de los Lencas es montañosa y con vestigios mineros. El bosque pinar del occidente del país instalado en su mayoría sobre roca volcánica y con poca cantidad de agua lluvia por año, constituye el área boscosa menos productiva del país.
Los hombres se han dedicado a la actividad de la resinación de los pinares, que constituye un potencial de crecimiento grande.
Fuente: Diario La Prensa, del 28 de enero de 1996. Citado en el libro Historia de Honduras, de Miguel J. Suazo Padilla.