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Día del Estudiante

El día del estudiante fue creado por Acuerdo Gobernativo del 28 de Mayo de 1922, en homenaje al Padre José Trinidad Reyes, quién nació el 11 de Junio de 1797, en la ciudad de Tegucigalpa.

La fecha del aniversario del Padre Reyes fue declarada en reconocimiento a los méritos que poseía, como hombre, como hondureño y como sacerdote.

Fue el Padre Reyes un virtuoso al servicio de la Religión Católica y, en cumplimiento de sus mandamientos, se dedicó a servir a sus feligreses, satisfaciéndoles sus necesidades materiales y religiosas, cultivándoles la mente y la conciencia por medio del alfabeto, música, poesía, ceremonias religiosas y reuniones populares, formando así la armonía entre los convivientes y haciendo efectiva y perdurable la paz en los hogares y en los medios social y nacional.

Si las personas adultas tuvieron la escuela práctica que procura el bienestar personal y social, no fue menos su acción tras la conquista del bien para el niño y para el joven de la comunidad tegucigalpense.

En el convento de San Francisco fue maestro de primeras letras y, en el convento de la Merced, en donde residía, fue mentor de la juventud, ya dándoles los conocimientos de que era menester, ya apoyándoles en sus anhelos de conquistar niveles mayores de cultura hasta dotarla de la actual Universidad de Honduras, de la que fue su primer Rector, cumpliendo mandatos de las supremas autoridades del Estado, quienes a su vez, lo invistieron con el honroso y merecido título de Doctor, dados sus conocimientos científicos y artísticos y la inteligencia con que le favorecieron el Ser Supremo y la naturaleza.

Por su acción de dar ciencia y cultura a sus compatriotas, se dispuso destinar como «DÍA DEL ESTUDIANTE» el Aniversario del Nacimiento del Ilustre Patricio; acontecimiento que en sus primeros años se celebró con veladas, conferencias, exposiciones, actos públicos con diversos tópicos educativos, desfiles escolares, juegos deportivos, humorísticos, etc, que en verdad respondían a la obra que realizó y a los méritos que poseía aquel Santo Sacerdote e ilustre hondureño.

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Tomado de la «Antología de las Fiestas Escolares Hondureñas», de la Profa. Alma Nubio Briceño de Zúniga, y el Prof. Hernán Zúniga Reyes. (Colección Artística), que a su vez lo tomó del libro «Calendario Cívico Escolar, Ministerio de Educación Pública de Honduras, marzo de 1980.

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José Trinidad Reyes

Eduardo Bähr

Nació en Tela (1940) Autor de Fotografía del Peñasco. Tegucigalpa, 1969. El Cuento de la Guerra, Tegucigalpa, 1973, Mazapán, Tegucigalpa 1981. Guerra a la Guerra (en colaboración con Roque Dalton). Tegucigalpa, 1982. En opinión de Manuel Salinas, Bahr y Julio Escoto «se sitúan en la vanguardia de la nueva narrativa hondureña al romper definitivamente con los esquemas tradicionales del cuento criollista… Su libro, El Cuento de la Guerra es quizás el más importante del nuevo cuento hondureño, tanto por el enriquecimiento técnico como por los temas que plantea. Además es el primer tratamiento serio que literariamente se realiza del problema de la guerra hondu-salvadoreña. «Premio Nacional Arturo Martínez Galindo» en 1971. Actualmente escribe una novela: El animalero y los cuentos de los demás; El diablillo Achis (cuentos infantiles) (1991). Para Helen Umaña «no puede evadir los transfondos amargos en la visión de la realidad, la abierta o solapada ironía, las atmósferas kafkianas o las fotografías del absurdo… La visión general que Eduardo Bahr tiene del país es la de un gigantesco absurdo… En sus cuentos nada es producto de la precipitación o de la espontaneidad. Hay estudio y fecunda asimilación de lo realizado en otras latitudes. No hay imitación burda, sino un creativo logro que incorpora a la cuentística hondureña diferentes técnicas narrativas, patrimonio de la literatura de nuestra época. Fotografía del Peñasco, preparó con dignidad, no solo el camino para el cuento de la guerra, sino también, el camino para los cuentistas de las generaciones posteriores».

Galardonado por el Gobierno de Chile con la Medalla Gabriela Mistral, la más alta distinción que ese país otorga a intelectuales extranjeros. Además de narrador es actor de cine y teatro, crítico de arte, teatro y literatura. Parte de su obra ha sido traducida al alemán, inglés, francés, polaco, holandés y ucraniano. Para Roberto Castillo «Eduardo Bahr maneja el absurdo con verdadera maestría».

Tomado de «Diccionario de Escritores Hondureños» de Mario R. Argueta.

Juan Ramón Molina Cantó a la Juventud Olanchana

Por: Hostilio Lobo Díaz

Policarpo Irías Mendoza nació en la ciudad de Catacamas, en 1871, en el hogar formado por los acaudalados ganaderos don Juan Antonio Irías y Josefa Mendoza; desde su corta infancia absorbió las ideas liberales que germinaron en Francia bajo la influencia de los enciclopedistas, de Diderot, Montmartre, entre otros y que en Centro América alentaron figuras de la talla de Miguel García Granados, Justo Rufino Barrios, Ramón Rosa y Marco Aurelio Soto; luchando contra el sistema caduco, arcaico y clerical de la época, viendo su ideal realizado precisamente en el año en que nació Policarpo Irías Mendoza: 1871, y que en 1876 cimentó en Honduras el gobierno profundamente revolucionario de Soto y Rosa, que introdujeron al país profundas reformas en el aspecto social, cultural y administrativo. En la etapa finisecular, las ideas retrógradas cobraron vida y jóvenes idealistas dejaron el libro para empuñar el fusil y defender en los campos de batalla su ideal mancillado.

Dos catacamenses, Policarpo Irías Mendoza y Francisco Lobo Herrera, de 21 y 23 años, respectivamente, abandonaron la facultad de Derecho de la Universidad de San Carlos de Guatemala ofrendaron sus vidas en el campo de batalla luchando contra el gobierno de facto de Ponciano Leiva, en el año de 1892. Hay que destacar que Policarpo Irías Mendoza murió en el sitio de El Corpus, lugar en donde acampó con ochenta y cinco hombres, cuando esta plaza fue tomada por 2.000 hombres leales al gobierno de Ponciano Leiva, mientras Francisco Lobo Herrera fue sacrificado en el sitio de Puerto Cortés.

Los pensadores más destacados de la época dedicaron a ambos páginas muy sentidas describiendo la heroica epopeya. El licenciado y poeta hondureño Felix A. Tejeda en 1892 escribió sobre Policarpo Irías lo siguiente: “No he conocido un temperamento tan fogoso, ni un joven tan entusiasta por los grandes ideales. Amaba el progreso, soñaba con los grandes triunfos de la civilización realizados, como en todo tiempo, por los grandes espíritus, y veía con desprecio a los hombres timoratos que sacrifican sus ideales a las contemporizaciones inútiles».

Hombre de acción, llevaba su entusiasmo a todas partes y lo difundía sólo con el ejemplo. Le gustaba sobremanera la filosofía positiva y se había convertido en propagador de ella, discutiendo juiciosamente y organizando sociedades en las que daba conferencias.

En sus 21 años, fugaces como relámpago, tenía honrosos hechos que hacían simpática su persona. En mayo próximo pasado tomó parte muy activa en la expedición realizada por Puerto Cortés. Allí peleó con bizarría, tomándose el cuartel, y fue de los primeros que se expusieron al peligro. Vio caer a sus pies a compañeros de armas, y sereno y valeroso defendió su puesto de soldado.

En la pasada lucha electoral de Guatemala fue un tribuno infatigable. Un defecto físico le hacía tartajear muy a menudo; pero fue tribuno por su entusiasmo, tribuno por su fogosidad, por audacia, por su impetuosidad y por su decisión. A veces tenía rasgos felices; más de una tocó los límites de la elocuencia, y en las más salpicaba de bellas imágenes sus improvisaciones siempre fogosas. Era estudiante y no tenía quietud. Amigo y decidido iniciador de las asociaciones, muchas debieron a él su existencia, distinguiéndolo siempre sus compañeros con los puestos más honoríficos. En tan corta edad había sido periodista, y periodista en la época de lucha, en que las pasiones desbordadas acumulan los peligros.

Nuestro malogrado poeta Juan Ramón Molina (1875-1908) escribió una oda a Policarpo Irías Mendoza, que con su Adiós a Honduras constituyen sus dos únicos poemas de corte combativo.

EN LA MUERTE DE POLICARPO IRÍAS MENDOZA

Por Juan Ramón Molina

Corre hoy mi acerada pluma
entre raudales de llanto,
porque el dolor entretando
me despedaza, me abruma.
Allá lejana consuma
La muerte su cruel venganza
En mi amigo que se lanza
A defender el derecho,
llevando dentro del pecho
el fuego de la esperanza.

II
¿Qué genio mueve sus alas
sobre la raza hondureña,
que hace tiempo se empeña
en marchitarle sus galas?
Rodando el carro de Palas
Miren en la batalla fuera,
mientras mortuoria bandera
en huesas hondas frías,
cubre a Policarpo Irías
al lado de Lobo Herrera.

III
«Sobre la tumba que encierra
los despojos de mi hermano
llorar no puedo, el tirano
está oprimiendo a mi tierra»,
dijo, y lanzóse a la guerra
con su frase consecuente.
Murió.., pero heroicamente
descansa el último sueño,
porque el que dice hondureño
dice sin duda valiente.

IV
¡Qué de cosas concebimos
cuando con ojos inciertos
quedamos sobre los muertos
llorando los que vivimos!
Ayer alzarse los vimos
en la tribuna, arrogantes,
hoy¡… sombras amenazantes
parecen aquellos seres,
es sombra Fernando Pérez,
sombra Santiago Cervantes.

V
Quedándole van a Honduras
de sus deslumbrantes glorias.
sólo imágenes mortuorias
en lúgubres sepulturas
fueron jóvenes figuras
timbre y prez de aquella tierra.
nido de águilas que encierra
entre las cinco naciones,
los más egregios varones
en las ciencias y en la guerra.

VI
Pobre patria! Condenada
para aumentar sus dolores,
a ver que sus defensores
rodando van a la nada!
Su frente tiene doblada
la verguenza, la mancilla;
Mientras la infame cuadrilla
escarnio de nuestra raza,
dando de cuervos La traza
la acosan sobre la silla!

VII
Pobre patria que doliente
sobre su poder en ruinas,
una corona de espinas
es la diadema en su frente!
Camina rápidamente
al deshonroso Calvario,
donde el feroz mandatario
la envolverá cuando muera,
en la humilde bandera
por no tener un sudario.

VIII
Ah! Si nos hinchas las venas
sangre, y tenemos conciencia,
¿Quién ve con indiferencia
los grillos y las cadenas?
Ante la crueles escenas
de la infanda tiranía.
Se sacude el alma mía
del letargoso desmayo,
vibrando indignada el rayo
de la indignada poesía.

IX
¡Ay de vosotros tiranos
Que la soldadesca ampare!
Sangre llevais en la cara.
Sangre tenéis en las manos;
Sangre los cabellos canos
del usurpador derraman;
Sangre! los que la gente aman
de ese desgraciado suelo,
venganza y sangre reclaman!

X
Grupo criminal e inmundo
es ese de americanos,
los más odiosos tiranos
de los tiranos del mundo
monstruos que arroja el produnfo
infierno de sus mansiones
corrompidos corazones
que parodiando los reyes,
imponen inicuas leyes
para asolar las naciones

XI
Llevan dos ejecutores
de crímenes sin disculpa,
con el peso de la culpa
la carga de los temores
los mendigados honores
del poder en la altura
recibe el uno; en impuras
bacanales vil a aleve,
impunemente se bebe
el otro el llanto de Honduras.

XII
Infames! Hasta el ataúd
llevaréis en vuestra frente
toda la sangre inocente
de la muerta juventud
Dejo las cuerdas del laúd
vencido por la emoción…
Que siento en el corazon
con el odio que batalla,
una tempestad que estalla
sobre ellos en maldición!

Juan Ramón Molina

Tomado del diario La Tribuna, del 7 de octubre de 1988.

E-mail para Fidel: La música de Jerónimo

Jerónimo es un cantante de música protesta, simpatizante del régimen cubano.

No simpatizo con su ideología política, pero su arte musical merece atención.

Este CD de «E-mail para Fidel» me lo vendió el año pasado, pero por ser grabado en forma artesanal, me arruinó mi vieja grabadora que compré en el año 2000.

El verdadero nombre de Jerónimo es Daniel González.

Chequen la lista de canciones:

  1. El Muro
  2. Antítesis
  3. Plan Puebla Panamá
  4. 50 Aniversario
  5. La Huelga del 54
  6. A los 5
  7. Fidel
  8. Otra América es posible
  9. Las Chozas
  10. TLC
  11. Elecciones Honduras
  12. La Plumita
  13. Compañera
  14. Internet
  15. Los Transgénicos
  16. Alend

Paso a comentar algunas: La canción de «El Muro» es una dura crítica a las intenciones del gobierno norteamericano de crear un muro en la frontera con México. «A los 5» es una apología a los «cinco héroes cubanos», tiene ritmo de rap. La canción de alabanza a «Fidel» es muy buena, en ella le dice «saben los oprimidos que pueden contar contigo». En «Elecciones Honduras» hace un llamado a no votar, porque todos los partidos son malos. «La Plumita» es una canción muy melódica. «Los transgénicos» es una canción muy educativa, y «Alend» es una canción muy cristiana.

Chequen el audio aquí: E-mail para Fidel

Sobre Jerónimo

(Actualizado al 2018)

Jerónimo era un trovador, un cantante que se desenvolvía en los ámbitos políticos de la izquierda. Le gustaba el comunismo y el marxismo, era admirador de Fidel Castro, el che Guevara, Hugo Chávez, etc., su música estaba impregnada por esa tendencia política. Por eso se le veía amenizar eventos políticos de izquierda, pero también cantaba para ganarse la vida; en las noches se le veía por el centro de Tegucigalpa con una guitarra ofreciendo sus servicios de canto e interpretación para el parroquiano que quisiera escucharlo.

Apoyó el proyecto político del entonces presidente Manuel Zelaya para la creación de una nueva constitución y luego apoyó la lucha de la resistencia al golpe de Estado contra éste. Se reporta que murió atropellado por un automóvil a la edad de 57 años. Eso sucedió en tiempos en que había una gran represión contra los opositores del golpe de Estado, por lo que algunos sospechan que su muerte fue el resultado de la acción de grupos represivos del Estado.

Algunas personas llamaban a Jerónimo el «Facundo Cabral» hondureño, y casualmente su muerte ocurrió poco después de la muerte de éste último en el año 2011.

Además del álbum «E-mail para Fidel» Jerónimo también había hecho un álbum musical dedicado al escritor hondureño Alfonso Guillén Zelaya.