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Decreto del Día de Lempira

Decreto No. 80-96     GACETA No. 28027

Martes 27 de Agosto de 1996.

CONSIDERANDO: Que Lempira ha de ser tenido siempre como símbolo de la vida nacional en el cual se inspiran las generaciones hondureñas.

CONSIDERANDO: Que el Congreso Nacional tiene potestad de crear, decretar, reformar y derogar las leyes.

POR TANTO DECRETA:

Artículo 1.- Declárase Día de fiesta cívica nacional, el 20 DE JULIO, “DÍA DE LEMPIRA”, los centros educativos de todos los niveles del sistema educativo nacional, deberán conmemorar esta fecha con sus alumnos, maestros, padres de familia y la comunidad, destacando el sentido de patriotismo, del orgullo nacional y del más profundo sentido de hondureñidad.

Artículo 2.- Derógase el DECRETO No. 142, del 16 de Marzo de 1935.

Artículo 3.- El presente DECRETO entrará en vigencia a partir de la fecha de su publicación en el Diario Oficial “La Gaceta”.

Dado en la ciudad de Tegucigalpa, Municipio del Distrito Central, en el Salón de Sesiones del Congreso Nacional, a los treinta días del mes de mayo de mil novecientos noventa y seis.

(f) Carlos Roberto Flores Facussé Presidente
(f) Roberto Micheletti Bain Secretario

Lempira vs. Atlacatl

LempiraAtlacatl

Por: Juan Ramón Ardón

Historiadores que han marchado de espaldas a la verdad de los acontecimientos, han venido sosteniendo un mentira histórica, dándole vigencia a una fábula que han convertido en lección permanente en los centros educativos cuzcatlecos. Han creado un fementido héroe, colocándolo a la cabeza de los pipiles: Atlacatl, QUE JAMÁS EXISTIÓ. Atlacatl era, simplemente el nombre de un pueblo indígena salvadoreño.

La mentira histórica, se ha venido sosteniendo al correr de los años. Y hablan del Señorío de Cuzcatlán, «gobernado por el indómito cacique Atlacatl». Y hacen pregón del significado, del gentilicio de esa palabra náhuat: Cuzcatlán: «Ciudad de las preseas».

Presea es alhaja, joya. Y tan «buena joya» de mentira histórica ha venido prevaleciendo como en una especie de lavado cerebral a los habitantes de las tierras pipiles.

Por el contrario, nuestro en verdad indómito Lempira, símbolo de libertad, sí existió. Lo comprueban sus hechos heroicos que engalanan la Historia de Honduras. Cuando el Gobernador Francisco Montejo, envió a uno de sus capitanes a conquistar tierras de Honduras, en el año de 1537, se encontró frente a Lempira y sus viles huestes. Durante seis largos meses, Lempira detuvo el paso del conquistador Alonso de Cáceres quien tuvo que recurrir a la traición para vencerlo. Fue después que Cáceres dominó a Lempira alevosamente, que fundó Santa María de Comayagua, la excapital de Honduras en el mismo año de 1537.

Sin responsabilizarnos con el dato, pero que se le adjudica veracidad histórica, se dice que Lempira envió a un buen número de sus flecheros para detener el paso de Pedro de Alvarado por tierras de la hoy República de El Salvador, y que fue un soldado de Lempira el que hirió en una pierna hasta el entonces intocable Pedro de Alvarado.

Y como si lo anterior fuera poco, otra noticia histórica: El territorio hondureño se extendía hasta el Río Lempa, en El Salvador. Cuando Luis de Moscoso fundó, en 1530, la ciudad de San Miguel. Lempira estuvo listo a trasladarse a aquel territorio, para con sus falanges enfrentarse al conquistador, porque nuestro Héroe Autóctono siempre estuvo listo a defender la nacionalidad cuyos cimientos estaba echando.

Tomado del libro “Días de Infamia”, de Juan Ramón Ardón. Imprenta Calderón. 1970

Himno a Ramón Rosa

Ramón Rosa

Por: Francisco Arístides Mejía

CORO

Este día rendimos homenaje
en memoria de un ilustre educador
del que supo con su pluma hacer historia
con amor, con labor, con honor.
Al ideólogo de Marco Aurelio Soto
el pionero de aquel gran reformador
del que siempre le dio glorias a la patria
con amor, con labor, con honor.

SOLO

Ramón Rosa es el sol
es la luz y el crisol
que jamás se apagará.
Y su don de mentor
de fecunda labor
en nosotros brillará.
Ramón Rosa, Ramón Rosa
viva tu digna labor.
Ramón Rosa, Ramón Rosa
loor a ti noble mentor…
este día te rendimos homenaje
Ramón Rosa.

Breves datos biográficos de Ramón Rosa

El doctor Ramón Rosa nació en Tegucigalpa el 14 de Julio de 1841; eran sus padres Don Juan José Soto y Doña Isidora Rosa. Su primaria y secundaria la realizó en Tegucigalpa, y obtuvo el título de Bachiller en Filosofía y Derecho en forma brillante, por lo que el Presidente de la República, Don José María Medina, le confirió una medalla de oro. Fue partidario de la Unión Centroamericana y se consideraba un profundo admirador del General Francisco Morazán y José Trinidad Cabañas. Colaboró como Secretario General y Ministro de Instrucción Pública del Gobierno de Marco Aurelio Soto, emitiendo un código de educación y escribió las biografías de José Cecilio del Valle, José Trinidad Reyes y Francisco Morazán.

Falleció en Tegucigalpa, el 29 de mayo de 1893 antes de cumplir 52 años de edad. Ramón Rosa está considerado como uno de los mejores valores nacionales desde la independencia hasta nuestros días.

Pensamientos de Ramón Rosa

  1. En las llanuras del poder se ponen a prueba los amigos.
  2. Las sociedades viven, crecen y se perfeccionan bajo la influencia de las ideas.
  3. Los pueblos más dados a la política son los más atrasados, los más faltos de riqueza, de ilustración y de prosperidad.
  4. La ancha y sólida base de todos los conocimientos se halla en la instrucción primaria.

Poesía a Ramón Rosa

Por: Carlos Manuel Arita Palomo

Enérgica mirada, nobles gestos,
elegantes mostachos cervantinos,
un alma azul y un corazón bien puestos
como sus pensamientos diamantinos.

El supo de los líricos arrestos,
su pluma llevó luz a los caminos
y sus sueños fulgieron siempre prestos
al beso de los pámpanos divinos.

Y fue un orgullo de mi patrio suelo,
su palabra fue miel y pedrería,
ensueño, plenitud, sublime anhelo;

y por su hondo fulgor y su armonía
fue luminar su voz en nuestro cielo
que hizo más grande el esplendor del día.

Significado del Día de la Hondureñidad

Bandera de Honduras flameando al sol.

El día 14 de julio se celebra el Día de la Hondureñidad en Honduras.

Esta fecha se escogió en memoria del ataque traicionero de El Salvador contra Honduras en 1969, conflicto armado que se conoció como “La guerra del Fútbol”, o “La Guerra de las Cien Horas”.

El liderazgo salvadoreño pensó que podía re-editar la hazaña de Israel en Palestina, apoderándose del territorio hondureño por medio de un ataque sorpresivo, con el objetivo de darle salida a la olla de presión social que se vivía en El Salvador, con masas de campesinos exigiendo tierras a la oligarquía latifundista salvadoreña.

Pero gracias a la valentía y determinación de los hondureños, la agresión salvadoreña mordió el polvo en Honduras, aun con la superioridad técnica a su favor.

Pero la campaña salvadoreña de difamación contra Honduras tuvo éxito en acusar al país agredido de ser el verdadero agresor.

Es absurdo pensar que esta guerra surgió por un partido de fútbol.

Estos hechos traumáticos de la guerra ahora se trata de dejarlos a un lado en Honduras, en tiempos en que los recuerdos de la guerra son borrosos y no se conoce mucho por las nuevas generaciones. El tema también se hace a un lado para no herir las sensibilidades salvadoreñas, ya que se busca tener una buena relación con nuestros vecinos guanacos.

El día de la hondureñidad por lo tanto pasa algo desapercibido, pero la idea original de celebrar este día es para recordar ese sentimiento de unidad que los hondureños sintieron al verse vulnerada la integridad territorial. En ese momento los hondureños se dieron cuenta de que no tenían sentido las luchas entre hondureños cuando lo importante es luchar por los intereses comunes de Honduras.

Fruto de ese momento histórico surgió la iniciativa del Partido de Innovación y Unidad, PINU, que no pudo obtener su estatus oficial de partido sino hasta la década de los ochentas. El PINU nunca llegó a formar una fuerza política que desafiara a los partidos políticos tradicionales.

Ese sentimiento de unidad entre los hondureños se fue diluyendo con el tiempo, y de nuevo se volvió a sentir el peso del sectarismo político e ideológico, de la división entre ricos y pobres, entre católicos y evangélicos.

Ahora, después de los sucesos del 28 de junio del 2009, cuando Manuel Zelaya Rosales fue extrañado del poder cuando pretendía perpetuarse en él por medio de una consulta popular fraudulenta y con vicios de nulidad, la familia hondureña se encuentra más dividida que nunca.

Es necesario retomar este sentimiento de unidad, y recordar que todos viajamos juntos en el mismo barco, y que debemos trabajar por el bienestar de este país y dejar a un lado las rencillas internas, luchando juntos por una Honduras mejor.