A un año del gobierno del Presidente Lobo

El presidente Porfirio Lobo
Presidente Porfirio Lobo

Entre los logros del gobierno de Porfirio Lobo se encuentra haber logrado estabilizar la economía de Honduras después de las secuelas de la crisis política del 2009. Haber logrado el reconocimiento de su gobierno de parte de muchas naciones, después de lo que se percibió erróneamente como un GOLPE DE ESTADO es un paso muy importante.

Este año 2011, la administración Lobo empezó con pie derecho, impulsando importantes proyectos de desarrollo, como ser las ciudades modelo, y los proyectos hidroeléctricos situados en el río Patuca, y los de Jicatuyo y los Llanitos. También inauguró el proyecto de energía eólica del Cerro de Hula.

Lo malo de la administración Lobo es como ha venido manejando el tema político. Después de haber logrado que el Congreso decretara una amnistía para los delitos políticos cometidos en el 2009, Lobo ha porfiado porque el señor Manuel Zelaya goce de una impunidad total, en todos los delitos comunes que se le imputan. Esta injerencia en los asuntos del Poder Judicial lo deja muy mal parado entre los que en Honduras desean que haya un mayor respeto a la ley. La principal causante de la crisis política del 2009 fue el abierto irrespeto al orden jurídico del señor Zelaya, y el presidente Lobo parece no haber aprendido esa lección.

La porfía del presidente Porfirio Lobo en sacar a colación el tema de reelección produce desasosiego entre un sector de la población, ya que se dice que por pretender aprobar la reelección es que el presidente Zelaya fue derrocado. Uno pensaría que un tema que causa tanto nerviosismo debería ser abandonado, pero eso no es lo que piensa el presidente Lobo.

Las reformas del artículo 5 de la Constitución, que permiten la posibilidad de que la población sea consultada sobre el tema de la reelección pone nerviosos a muchos. Más de alguno se pregunta, si el presidente Lobo está deseando seguir los pasos de Zelaya, cuando en su afán por impulsar la “cuarta urna” fue expulsado del poder.

Porfirio Lobo asegura que el pueblo hondureño le dio un mandato en las urnas, para que luchara por la paz y la reconciliación. Pero el mandatario tiene una extraña idea de lo que significa la reconciliación. Él cree, al parecer, que la reconciliación implica pasar sobre el sistema jurídico y la separación de poderes, con tal de favorecer a la facción de Zelaya. Lobo cree que puede apaciguar a los grupos que acuerpan a Zelaya luchando por agradarlos, pero las reacciones de estos grupos, tanto en el plano nacional como internacional demuestran todo lo contrario. Esta complacencia con el zelayismo intransigente lo hace lucir débil ante los ojos de muchos hondureños.

Más preocupante es, el hecho de haber entregado el Instituto Nacional Agrario en manos de un zelayista, César Ham, que al parecer ha utilizado su posición para agravar el conflicto agrario del Bajo Aguan en vez de solucionarlo. Pero el presidente Lobo se niega a destituir este ministro, debido a distorsionada idea de lo que significa la “reconciliación nacional” a la que él identifica como una repartición de cargos en el gobierno.

También se le critica al presidente Lobo por haber creado la nueva Secretaría de Derechos Humanos, en tiempos de crisis económica, cuando el Estado no puede darse el lujo de crear más burocracia. Pero el presidente Lobo lo hizo, porque él cree que con este nuevo ministerio va a lograr apaciguar a los organismos de derechos humanos, que han hecho eco de las difamaciones contra Honduras en este tema.

Un caso muy condenado por la opinión pública fue el haber despojado de la ciudadanía al señor Federico Álvarez, un ciudadano naturalizado de origen costarricence, quién se destacó por la crítica que hacía contra el gobierno de Lobo en el diario La Tribuna. La opinión pública interpretó esta acción como un atentado contra la libertad de expresión. El gobierno aduce que el señor Federico Álvarez no tenía su documentación de naturalización en regla.

A pesar de su clara preferencia por favorecer a los que simpatizan con el ex presidente Zelaya, y por denigrar a los que lo adversan, el presidente Porfirio Lobo gusta de pensar en sí mismo como un político moderado, alejado de los extremismos de izquierda y derecha. Pero la verdad es que, a pesar de provenir de un partido históricamente conservador como lo es el Partido Nacional, el presidente Lobo tiene una clara tendencia de izquierda, lo que deja un tanto perpleja a la vieja guardia del Partido Nacional.

Ojalá que en el 2011, el presidente Lobo se concentre en los proyectos de desarrollo del país, y vaya dejando relegado el tema Zelaya y la reelección. Ya se ha hecho demasiado para apaciguar a los enemigos de Honduras.

Hondureñas triunfando en un mundo de hombres

Una breve lista de destacadas mujeres empresarias de Honduras.

Lizzy Flores. Representante de Honduras ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) y empresaria de éxito.

Aline Flores. Presidenta de la Cámara de Comercio e Industrias de Tegucigalpa y vicepresidenta ejecutiva de la Corporación Flores.

Juliette Handal. Empresaria farmacéutica y Coordinadora de la Coalición Patriótica.

Jackelyne Flefil. Directora ejecutiva de la compañía de telefonía móvil, Tigo.

Adda Molina. Gerente de Marketing de Digicel.

Ana María Kafaty. Gerente de programación de Televicentro y una empresaria visionaria.

Sandra Gianinni. Primer vicepresidenta de Banca de Empresas del Grupo Financiero Ficohsa.

Josefina Pérez. Gerente de ventas y mercadeo de Emisoras Unidas.

Mey-Lang Hung. Gerente de Asuntos Corporativos de México y Centroamérica, en Honduras.

María Selman. Presidenta ejecutiva del Banco del País.

Vilma Morales. Presidenta de la Comisión Nacional de Bancos y Seguros. También fue la primera presidenta de la Corte Suprema de Justicia.

Claudia Discua. Gerente de imagen corporativa del Grupo Financiero Ficohsa.

Exitosas mujeres del mundo de la moda

Nelly Raudales. Gerente general de la cadena de salones de belleza Esther, la más grande de la capital.

Jacqueline D’Vicente. Gerente general de Jacqueline’s Boutique, en Choluteca.

Gladys Cuestas. Diseñadora de modas, gerente propietaria de la casa de alta costura Mod’ Art.

Marcia Lagos. Gerente general de Boutique Da’lila y Da’lila Accesories.

Fuente: Revista Cheque. Enero 2011. Edición #170.

¿Quién se robó la Turca?

El caso trágico de la bella Norma Zablah.

Recuerdos tristes de la Tegucigalpa de ayer.

Por: J. Augusto Irías Cálix

Transcurrían los plácidos años de las postrimerías del gobierno del Dr. y Gral. don Tiburcio Carías Andino en la ciudad de Tegucigalpa; cuando un acontecimiento vino a estremecer el ambiente social de aquellos días; y fue el desaparecimiento de una joven encantadora, de sonrisa angelical y alegre; que hacía sus estudios secundarios en el Instituto María Auxiliadora.

El impacto social y político fue por lo menos de 500 kilotones de T.N.T., y en los círculos sociales y políticos más destacados la pregunta era: ¿Quién se robó la Turca?

En cierta oportunidad nos encontrábamos reunidos en un salón del “Hotel Las Américas”, con los licenciados: Eliseo Pérez Cadalso, Hostilio Lobo Cálix, Esteban Mendoza y este servidor, cuando a alguien se le ocurrió decir:

“¿Por qué no consultamos con un fakir de la India que se encuentra hospedado en este hotel?”. Todos se rieron de la ocurrencia, y algunos dijeron: ¿por qué no?.

Así pasaron los días y el caso parecía no tener solución. Se decía que un alto personaje del gobierno la había raptado y secuestrado, y después, para hacer desaparecer las evidencias, su cadáver fue lanzado al mar desde un avión.

Antes de estos acontecimientos tuvimos la oportunidad de platicar con la deslumbrante y simpática Normita Zablah, a quién —junto a otros compañeros de estudios— la abordábamos cuando con un grupo de alumnas se dirigía a su centro de estudios, el Instituto María Auxiliadora.

Normita Zablah vivía en un establecimiento de sus padres, que estaba situado en la calle del comercio frente al Parque “La Merced”, y se llamaba Bazar Jerusalén, exactamente donde hoy se encuentra el edificio Midence-Soto.

Nadie puede conocer los sentimientos y pensamientos del ser humano, especialmente cuando se trata de una aberración por controlar y disfrutar del cariño y el amor de una bella mujer, la cual no puede ser conquistada por los medios tradicionales de atraer el cariño y el afecto cuando es correspondido por el mutuo consentimiento.

Los acontecimientos continuaron su curso, las suposiciones de los diferentes estratos sociales señalaban a un alto personaje de la administración pública, un destacado abogado, escritor y poeta. Por los medios radiales y de prensa se informó que este personaje había sido nombrado en el cargo de Cónsul General de Honduras en la Ciudad de Nueva York.

Este nombramiento suscitó muchos comentarios y suposiciones dentro de los diferentes círculos sociales y políticos de la Capital; y —cosa inesperada— de improviso la tragedia cobró otra víctima —que en este caso fue el antes mencionado abogado, escritor y poeta— quien no soportó la presión psicológica sobre su persona.

Ese trágico día, iba yo por la esquina de la Frutería “El Rábano”, cerca de la Farmacia Arles, como a las 10 de la mañana, acompañado del señor William Shoemaker —quién se desempeñaba como agente de Scotland Yard de Londres en Tegucigalpa— cuando escuchamos la fuerte detonación de un disparo de pistola automática. Cundió la alarma entre los vecinos del sector y la casa que estaba situada frente al Teatro Pálace. Todos nos dirigimos a investigar lo sucedido en la casa antes mencionada. Desgraciadamente, el hecho quedó comprobado. El señor antes mencionado, que era funcionario del gobierno, ¡se había suicidado!

Y como colofón decimos: Que el cuerpo de la turquita nunca apareció, y tampoco se pudo comprobar que en el crimen haya tenido participación directa el funcionario gubernamental que se suicidó, ya que muchas personas son supersensibles y pueden sufrir una profunda alteración psicológica.

Y los padres de la turquita se trasladaron a vivir a México, y hasta allá van nuestras sinceras condolencias, a través del tiempo y el espacio.

Y entonces, decimos nosotros: ¿Quién se robó la Turca?

Resurrexit

Por: José Antonio Domínguez
(hondureño)

En los tiempos gloriosos ya distantes
en que andaba en la tierra el Nazareno
y la flor del milagro no era un mito,
aconteció lo que contaros quiero.

En la remota comarca cuyo nombre
ha olvidado la Historia según creo
hubo entre dos ejércitos rivales
un combate reñido muy sangriento.

Y estando de camino al otro día
con su amado discípulo el Maestro,
cruzaron a los rayos de la aurora
el campo de cadáveres cubierto.

Bien pronto al escuchar los dolorosos
ladridos que lanzaba un pobre perro,
al sitio se acercaron donde exánime
dormido al parecer yacía el dueño.

Era un joven de pálido semblante
y de agraciado y varonil aspecto
cuya temprana vida cortó en breve
un proyectil que penetró en su pecho.

Aún de sus yertos ojos se advertía
una gota rodar de llanto acerbo.
¡quizá tendría madre y también novia!
¡Tal vez le amaban mucho y era bueno!

—Mucho habrán de sentirlo sus parientes,
pero él es ya feliz— dijo el Maestro.—
Y en tanto, junto al amo dando vueltas,
proseguía ladrando el pobre perro.

¡Escena singular! Cual si implorara
algún auxilio sobrehumano de ellos,
aquel pobre animal con sus aullidos
parecía empeñado en conmoverlos.

Y al ver que vacilaban, sus clamores
tornaba al punto en agasajos tiernos;
a sus pies gemebundo se arrojaba
y hablar tan sólo le faltaba al perro.

—¡Qué amor tan entrañable y casi humano
revela ese animal!— exclamó Pedro.
Por su fidelidad ¡cuál se traslucen
de su amo los hermosos sentimientos!

¡Qué lástima de joven, se diría
que no debió morir; y que si el cielo
otorgarle quisiera nueva vida
le ablandara las quejas de ese perro.—

Absorto Jesucristo meditaba.
De su místico arrobo al fin saliendo
—Tienes razón— le dijo a su discípulo.
Merecía vivir ese mancebo.—

Y aplicando sus manos al cadáver
cicatrizó la herida de su pecho;
y en nombre del Creador de cielo y tierra
volvió la vida al que se hallaba muerto.

Luego sumióle en sueño delicioso:
acalló los ladridos de su perro,
y después a los rayos de la aurora
se alejó de aquel sitio con San Pedro.

Marzo de 1903. (*)

(*) Pocos días después de haber escrito esta bella poesía, nuestro infortunado amigo Domínguez se suicidó en Juticalpa, a los 34 años de edad (5 de abril de 1903). Tomado de la revista Ariel, dirigida por Froylán Turcios.