Reseña histórica del Correo Nacional de Honduras

Histórico Edificio del Correo Nacional en el Barrio Abajo de Tegucigalpa

Por: Nahúm Valladares

El enviar cartas o paquetes de un lugar a otro, fue una engorrosa tarea que efectuaban en el pasado los llamados “Hombres Postas”, servidores de la comunidad que a pié o a lomo de mula transitaban grandes distancias para hacer las entregas de misivas, documentos y presentes.

Los caminos que recorrían antes de construirse carreteras, eran peligrosos, pero ellos desafiaban todas esas adversidades para cumplir con su misión de correos de superficie terrestre.

Existieron en ese entonces correos municipales que se encargaban de transportar los documentos a los poblados de los términos, los correos especiales y los correos militares que eran utilizados para transportar correspondencia, partes de guerra y otros documentos de alta confidencialidad.

Los registros históricos no revelan nombres de los emisarios que provenientes de Guatemala llegaron a Tegucigalpa y Comayagua aquel 28 de Septiembre de 1821 y que tardaron 12 días para entregar a los principales ayuntamientos de la Provincia de Honduras los documentos contentivos del Acta de Independencia.

Aquellos correos especiales cabalgaron sorteando agrestes montañas, empantanados caminos por la época lluviosa, cruzando caudalosos ríos, pernoctando a campo traviesa y con enormes dificultades hasta entregar los famosos “Pliegos de la Independencia”.

Ese rutinario sistema fue evolucionando cuando se abrieron los primeros caminos para el paso de carretas y diligencias, pero siempre se utilizaban los “hombres postas” que se dedicaban a la entrega de misivas entre los poblados hondureños.

En 1877, durante el gobierno del Dr. Marco Aurelio Soto se organizó el Correo Nacional designándose como primer director al maestro cubano Don Tomás Estrada Palma.

El 1 de Enero de 1879, dos años después de haberse fundado, el Correo Nacional de Honduras pasó a formar parte de la Unión Postal Universal UPU con sede en Berna, Suiza, organismo que facilitó la emisión de los primeros sellos postales que se utilizaron en nuestro país.

Las oficinas postales se instalaron en un viejo inmueble construido en el Barrio Abajo a mediados del siglo XIX y que el sacerdote católico Monseñor José Leonardo Vijil acondicionó para instalar el primer hospicio en Tegucigalpa en 1868 que se conocía como la “Casa del Niño” y donde estuvo por muy pocos años la Escuela de Medicina.

El edificio que abarca la mitad de una amplia cuadra se levantó con gruesos adobes, contando con un amplio patio interior rodeado de altos corredores siguiendo el estilo clásico de las construcciones coloniales.

En ese patio central, se cargaban las mulas con los bultos del correo los que previamente seleccionados se enviaban al definir las rutas a los diferentes destinos del territorio nacional.

El Correo Nacional (FOTO 4) fue remodelado en 1949 haciéndole ciertas reformas en su fachada para formar un conjunto arquitectónico con el Palacio de los Ministerios y antes allá por 1930 cuando acusó problemas en sus paredes exteriores, se trasladaron las oficinas mientras se hacían las reparaciones del caso, a los bajos del edificio del Banco de Honduras tal como se aprecia en la FOTO 5 donde se observa un camión cargando los sacos de correspondencia.

En los años treinta, cuando el avión surgió como una alternativa para transportar el correo, comenzó a utilizarse ésta innovación y en el gobierno del General Carías se le otorgó a Lowel Yerex licencia para operar una aeronave para el correo aéreo y llevar pasajeros (FOTO 6) surgiendo después la empresa DEAN que operaba además de sus baronesas pequeños aviones para este fin.

En los años cuarenta se estableció en el Correo Nacional el sistema de apartados postales, casillas numeradas que los usuarios comenzaron a utilizar para evitar las entregas a domicilio y como una facilidad para el manejo de su correspondencia.

El Correo en Honduras avanzó y se modernizó en diferentes épocas, pero la tecnología ha limitado en los últimos años un servicio que lo fue volviendo obsoleto cuando las facilidades se optimizaron especialmente con la rapidez como sucede ahora con el sistema del Internet a través del correo electrónico.

Pero, además de los apuntes históricos, lo que pretendemos hoy en ésta sección es llamar la atención de las autoridades para emprender una obra de rescate de un histórico edificio en la capital que cada día se deteriora más y que se hace necesario restaurarlo porque encierra mucho de la historia de nuestra ciudad.

Gobernantes de Honduras

Aquí presento una lista de los gobernantes que ha tenido Honduras desde que Centro América se independizó de España. Esta lista incluye gobiernos militares y gobiernos de facto. Esta lista la tomé de un foro cristiano.

También es interesante revisar la lista de gobernantes hondureños de Wikipedia, y una lista sólo de presidentes constitucionales (no gobiernos militares o de facto). En estas últimas dos listas se ofrecen reseñas históricas de la mayoría de estos presidentes y Jefes de Estado.

Lista de Gobernantes de Honduras

Dionisio Herrera (Liberal, 1824-1827)
José Justo Milla (Liberal, 1827)
José Francisco Morazán (Liberal, 1827-1829)
Diego Vigil (Liberal, 1829)
José Francisco Morazán (Liberal, 1829-1830)
José Santos del Valle (Conservador, 1830-1831)
José Antonio Márquez (Conservador, 1831-1832)
Francisco Milla (Conservador, 1832-1833)
Joaquín Rivera (Independiente, 1833-1836)
José María Martínez (Independiente, 1838)
Lino Matute (Conservador, 1838-1839)
Juan Francisco de Molina (Liberal, 1839)
Consejo de Ministros (1839): (Mónico Bueso; Francisco de Aguilar)
Francisco Zelaya y Ayes (Liberal, 1839-1841)
Francisco Ferrera (Conservador, 1841-1842)
Consejo de Ministros (1843): (Juan Morales; Julián Tercero; Casto Alvarado)
Francisco Ferrera (Conservador, 1843-1844)
Consejo de Ministros (1844-1845: (Casto Alvarado; Coronado Chávez)
Coronado Chávez (Liberal, 1845-1847)
Consejo de Ministros (1847): (Casto Alvarado; Francisco Ferrera; José Santos Guardiola)
Juan Lindo (Liberal, 1847-1852)
Francisco Gómez (Liberal, 1852)
Trinidad Cabañas (Conservador, 1852-1855)
Francisco de Aguilar (Liberal, 1855-1856)
José Santos Guardiola (Liberal, 1856-1862)
José Francisco Montes (Liberal, 1862-1863)
José María Medina (Liberal, 1863)
Francisco Inestroza (Conservador, 1863-1864)
José María Medina (Liberal, 1864-1872)
Céleo Arias (Liberal, 1872-1874)
Ponciano Leiva (Conservador, 1874-1876)
Marcelino Mejía (Conservador, 1876)
Crescencio Gómez (Liberal, 1876)
Consejo de Ministros (1876): (Marcelino Mejía; Manuel Colindres)
José María Medina (Liberal, 1876)
Marco Aurelio Soto (Liberal, 1876-1883)
Consejo de Ministros (1883):(Luis Bográn Rafael Alvarado Manzano)
Luis Bográn (Conservador, 1883-1891)
Ponciano Leiva (Liberal, 1891-1893)
Domingo Vásquez (Liberal, 1893-1894)
Policarpo Bonilla (Conservador, 1894-1899)
Terencio Sierra (Conservador, 1899-1903)
Juan Ángel Arias (Conservador, 1903)
Manuel Bonilla (Conservador, 1903-1907)
Miguel Oquelí Bustillo (1907) (Presidente provisional Junta de Gobierno)
Miguel R. Dávila (Conservador, 1907-1911)
Francisco Bertrand (Liberal, 1911-1912)
Manuel Bonilla (Liberal, 1912-1913)
Francisco Bertrand (Liberal, 1913-1919)
Salvador Aguirre (Liberal, 1919)
Francisco Bográn (Liberal, 1919-1920)
Rafael López Gutiérrez (Liberal, 1920-1924)
Francisco Bueso (Independiente, 1924)
Tiburcio Carías Andino (Liberal, 1924)
Vicente Tosta (Liberal, 1924-1925)
Miguel Paz Baraona (Liberal, 1925-1929)
Vicente Mejía Colindres (Nacional, 1929-1933)
Tiburcio Carías Andino (Nacional, 1933-1949)
Juan Manuel Gálvez (Nacional, 1949-1954)
Julio Lozano Díaz (Liberal, 1954-1956)
Consejo Militar de Gobierno (1956-1957): (Héctor Caraccioli; Roque J. Rodríguez; Roberto Gálvez Barnes; Oswaldo López Arellano)
Ramón Villeda Morales (Liberal, 1957-1963)
Oswaldo López Arellano (Militar, 1963-1971)
Ramón Ernesto Cruz Uclés (Liberal, 1971-1972)
Oswaldo López Arellano (Nacional, 1972-1975)
Juan Alberto Melgar Castro (Liberal, 1975-1978)
Policarpo Paz García (Militar, 1978-1982)
Roberto Suazo Córdova (Nacional, 1982-1986)
José Azcona Hoyo (Liberal, 1986-1990)
Rafael Leonardo Callejas (Nacional, 1990-1994)
Carlos Roberto Reina (Liberal, 1994-1998)
Carlos Roberto Flores Facussé (Liberal, 1998-2002)
Ricardo Maduro Joest (Nacional, 2002-2006)
Manuel Zelaya Rosales (Liberal, 2006-2009)
Roberto Micheletti Baín (Liberal, 2009)

El fracaso de Óscar Arias como mediador

El señor Óscar Arias tiene un Premio Nóbel de la Paz en su haber, por sus gestiones diplomáticas para resolver los conflictos armados en Centroamérica, durante la guerra fría de los años ochentas.

Sin embargo, ante la crisis interna de Honduras demostró una incapacidad que demuestra que no se merecía el Premio Nóbel.

Desde el primer día en que se expulsó a Zelaya de Honduras hacia Costa Rica, Arias demostró una parcialidad hacia el derrocado presidente que nunca abandonó.

En vez de ser facilitador del diálogo entre las partes, Arias se convirtió en un estorbo, ya que presentó en forma unilateral su propia propuesta, a la que llamó «Acuerdo de San José», siendo que todavía no se había llegado a un acuerdo. Pero él pensaba que él sabía más que las partes mismas lo que a ellas les convenía, y ante su falta de ideas, pensó que lo único que faltaba era presionar al «gobierno de facto» con amenazas de más aislamiento para que firmara su «acuerdo».

Nunca trató de aproximar a las partes, probando diferentes propuestas. Su papel de mediador quedó desvirtuado, pues el papel de mediador no es decidir por las partes, sino tratar de aproximar las posiciones de las partes hacia un punto de convergencia.

Al regresar Manuel Zelaya a Honduras, y refugiarse en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, el diálogo avanzó rápidamente, ya sin el estorbo de Arias.

Como vio que llevaba las de perder, Arias se descalificó a sí mismo al decir en una entrevista que la Constitución política de Honduras era un «adefesio jurídico», y que era la peor sobre la faz de la tierra. Este tipo de expresiones resulta algo inaudito para un mediador. Un verdadero mediador no trata de ofender a una de las partes.

Algo que demuestra en forma palpable el fracaso de Arias es el asunto de la amnistía. Las dos partes en el diálogo Guaymuras no tuvieron problemas en descartar rápidamente el asunto de la amnistía. Al mantener en su «acuerdo» el tema de la amnistía, Arias pretendía imponer algo que las dos partes rechazaban, alejándolas así aun más de un acuerdo.

Creo que sin la desvirtuada mediación de Arias este conflicto se hubiera resuelto más rápidamente.

No se puede, en justicia, llamar al acuerdo logrado en Tegucigalpa gracias al empujoncito de Thomas Shannon «Acuerdo de Tegucigalpa – San José». Quitémosle lo de San José, este es un acuerdo netamente hondureño.

Arturo Corrales es un "gallo"

Arturo Corrales Álvarez
Foto: Noticiero DC

«Sos un gallo», le decimos en Honduras a una persona inteligente y brillante. Así es Arturo Corrales Álvarez, que ha sido parte importante de la comisión negociadora del presidente Roberto Micheletti en la mesa de diálogo con el ex-presidente Manuel Zelaya.

Durante las Jornadas del diálogo de San José, con el señor presidente Óscar Arias de Costa Rica, él siempre pudo destacar lo positivo, aun cuando otros solo miraban obstáculos.

«Me gusta ver las cosas en términos de soluciones, en vez de problemas», dijo una vez refiriéndose al contenido del «Acuerdo de San José», es decir, la propuesta del señor Arias, que exigía la restitución del señor Zelaya.

Arturo Corrales pudo ver muchas cosas positivas en ese documento, a pesar de la imposición que pretendía hacer el señor Arias. Él pudo ver que en la propuesta de Arias se aceptaba implícitamente la legitimidad de los otros dos poderes del Estado hondureño: el Poder Legislativo y el Poder Judicial; y que se aceptaba que un delito al promover la Constituyente, por que de otra manera no tendría sentido pedir amnistía, por eso exclamó jubiloso: «¡El diálogo ha triunfado!», cuando el triunfo no era tan aparente.

Estas concesiones de Arias validaban la posición de Micheletti, de que no se había dado en Honduras un golpe de Estado militar, en medio de un diluvio de desinformación de los medios de comunicación internacionales que indicaban lo contrario.

Mientras muchos hondureños desconfiábamos de ese diálogo, debido a las constantes mentiras de Zelaya, Arturo Corrales nunca perdió la fe que se alcanzaría una solución.

No cabe duda de que Arturo Corrales tuvo un papel importante en lograr al fin el acuerdo con la comisión de Zelaya, por su creatividad para proponer soluciones y alternativas.

Arturo Corrales es para mí un caso ejemplar de que se puede ser optimista en situaciones difíciles sin con ello pecar de ingenuo.