Mel Zelaya olvida el Padre Nuestro

Ayer, Renato Álvarez, en su discurso de recibimiento del premio periodístico Álvaro Contreras, criticó duramente el gobierno de Mel Zelaya, estando él ahí presente.

Luego la hija de Andrés Torres, el periodista secuestrado de HRN, derramó lágrimas pidiendo su liberación.

Ante lo cual, a Mel, cuando le tocó su turno de hablar, no se le ocurrió otra cosa que rezar un Padre Nuestro por Andrés Torres, con tal mala suerte que se le olvidó y no lo pudo decir bien.

Otro ridículo más de nuestro payaso presidente.

Ver nota de El Heraldo.

Actualización 2018

Esto ha sido un momento que quedó para siempre en la memoria popular. Dado que Manuel Zelaya estudió en un colegio religioso (el instituto salesiano San Miguel) uno se pregunta cómo pudo haber olvidado el Padre Nuestro. Él dice que su ideología política tiene inspiración cristiana, pero esa afirmación queda en duda si no puede recitar de memoria un texto tan básico del cristianismo. Hay quienes ven en ese incidente un obstáculo para sus aspiraciones presidenciales: quiere ser presidente otra vez, pero ni siquiera sabe el Padre Nuestro?

Yo nunca he sido católico, pero estudié en una escuela católica, y el Padre Nuestro es algo que me sé de memoria de tanto oírlo repetir. Frecuentemente sucedía que antes de empezar las clases todos los alumnos de la escuela nos reuníamos afuera a rezar el Padre Nuestro y el Ave María.

El periodista Andrés Torres fue liberado de su secuestro el 2 de junio del 2009 después de que se pagara el rescate. Esto sucedió a antes del golpe de Estado. Cuando sucedió el golpe de Estado fue el único periodista nacionalista de renombre que condenó públicamente el golpe de Estado, mientras que la línea del Partido Nacional es que ni siquiera había sucedido un golpe de Estado, sino una sucesión constitucional.

Cuenta Andrés Torres que la habitación en la que había estado encerrado durante el secuestro él la había bautizado como la «cuarta urna». La cuarta urna era el tema controversial del momento y que sirvió de justificación para el golpe de Estado.

Andrés Torres fue ministro del Instituto Nacional de Jubilaciones de Empleados Públicos (INJUPEMP) durante el gobierno de Porfirio Lobo Sosa. Murió en el 2015 de un paro cardíaco.

Canción de la Cuarta Urna

Cuarta Urna, continuismo
cuarta urna, dictadura
cuarta urna, pitichavismo
cuarta urna, comunismo

Cuarta urna, grupos de poder
cuarta urna, te van a joder
cuarta urna, poderes fácticos
cuarta urna, errores tácticos

Poder Ciudadano, Poder Chabacano
Asamblea Nacional Prostituyente

Cuarta urna, cuarta burla
cuarta urna, la urna del engaño
cuarta urna, la urna del continuismo
cuarta urna, la urna de Mickey Mouse
dale delete con el mouse.

Cuarta urna, burguesía
cuarta urna, pobreza en demasía
cuarta urna, autoritarismo
cuarta urna, terrorismo

Cuarta urna, pueblo pendejo
cuarta urna, que le pongan el aparejo
cuarta urna, pueblo inteligente
cuarta urna, que se comporte como la gente

Cuarta urna, indios con machete
cuarta urna, beso en el cachete
cuarta urna, gripe porcina
cuarta urna, fiebre asesina

Cuarta urna, cuarta burla
cuarta urna, la urna del engaño
cuarta urna, la urna del continuismo
cuarta urna, la urna de Mickey Mouse
dale delete con el mouse.

Cuarta urna, Estado de Derecho
cuarta urna, están al acecho
cuarta urna, fuera de la ley
cuarta urna, tendremos un rey

Cuarta urna, demencia
cuarta urna, violencia
cuarta urna, derramamiento de sangre
cuarta urna, país exangüe
cuarta urna, secuestro
cuarta urna, te arresto

Cuarta urna, en el desayuno
cuarta urna, digo no
cuarta urna, en el almuerzo
cuarta urna, hago un esfuerzo
cuarta urna, en la cena
cuarta urna, me da pena
cuarta urna, en el baño
cuarta urna, yo mismo me hago daño

Cuarta urna, cuarta burla
cuarta urna, la urna del engaño
cuarta urna, la urna del continuismo
cuarta urna, la urna de Mickey Mouse
dale delete con el mouse.

Cuarta urna, en Honduras
cuarta urna, las veremos duras
cuarta urna, la gritan las maras
cuarta urna, la gritan las turbas
cuarta urna, pensando en ella te masturbas

Cuarta urna, fraude electoral
cuarta urna, engendro del mal
cuarta urna, de los patricios
cuarta urna, falsos comicios

Cuarta urna, Tribunal Supremo
cuarta urna, pensando en ella blasfemo
cuarta urna, príncipe de Olancho
cuarta urna, montanda en un chancho

Cuarta urna, cuarta burla
cuarta urna, la urna del engaño
cuarta urna, la urna del continuismo
cuarta urna, la urna de Mickey Mouse
dale delete con el mouse.

Cuarta urna, en la tele
cuarta urna, Carmen y el Chele
cuarta urna, intolerancia
cuarta urna, perdemos la paciencia

Una Farsa que Estatua no sea la de Morazán

Portada del libro «Ediciones de Obras de Principales Artistas», de la Casa Thiebaut Hermanos, donde aparece registrada la estatua de Morazán, encomendada a fundir por el escultor Morice.

Artículo 130 de la contrata de Durini: «Como adorno de la plaza y para dar mayor realce al monumento, Durini colocará cuatro estatuas de mármol en los ángulos de la indicada plaza. Las estatuas representarán, alegóricamente, los elementos o las estaciones del año».

Convertida en especie de leyenda negra, Gabriel García Márquez repitió el falso argumento de los enemigos de Morazán. Con su delirio de la palabra mágica y resaltando los misterios de la imaginación relató que “el monumento al general Francisco Morazán, erigido en la plaza mayor de Tegucigalpa, es en realidad una estatua del mariscal Ney, comprada en París en un depósito de esculturas usadas”.

William Krehm, hablando de las desdichas de Honduras, retorció los hechos para situar el origen de la estatua entre la tragedia y la comicidad. Aseguró que “la estatua de Morazán, en la plaza de Tegucigalpa, donde la banda toca los domingos por la noche, no es realmente Morazán, como la inscripción lo indica, sino -cosa extraña- el mariscal Ney.

La comisión enviada a Europa en el siglo pasado para encargar una estatua de Morazán fue consumiendo sus fondos, y se vio reducida a comprar, a bajo precio, una figura ecuestre del mariscal, fundida para una ciudad francesa que luego no quiso aceptarla”.

Con los años esta fantasía fue tomando la forma de una verdad hipotética y se ha venido repitiendo con desaprensión y colmo del ridículo, sólo comparable a la falsa identidad que se atribuye a los pueblos centroamericanos y el deseo exhibicionista de comparar la realidad con la caricatura. Rafael Leiva Vivas, autor del libro “La Estatua de Morazán”, del cual han sido sustraídos los datos que transcribimos, verificó la autenticidad de la estatua, y explicó a LA TRIBUNA que encontrar la información le llevó cerca de dos años, en los archivos diplomáticos de Paris.

“No hay duda”, aseguró. Visitó la Asociación de Escultores, en las afueras de Francia. para consultarles si era posible que un escudo pudiera ser borrado o retirado y sustituirlo por otro, refiriendose al Escudo de Armas de la República que aparece en uno de los costados de la éscultura. “Ellos me dijeron que técnicamente era imposible”, afirmó Leiva Vivas, apuntando que existe otro detalle importante que asegura su autenticidad. “Al pie de la estatua está esculpido un cactus y esta planta no existe en Europa”, apuntó el investigador que tuvo en sus manos el libro donde se registra la orden que el escultor dio al fundador de la monumental obra.

Historia de la Contrata

El pueblo salvadoreño fue el primero que tributó homenaje al prócer centroamericano. De ahí que la contrata la firmó el gobierno de El Salvador y con el ingeniero norteamericano Francisco A. Durini, el 4 de octubre de 1880, para hacer construir en Génova dos monumentos de mármol del benemérito general Francisco Morazán.

La principal para ser colocada en el centro del parque mandado a construir con el nombre del héroe y el segundo en el centro del panteón general.

La estatua monumental del general Morazán, había sido concebida por el presidente hondureño Marco Aurelio Soto, según decreto del 27 de agosto de 1882. Para su cumplimiento se suscribió una contrata el 29 de julio del mismo año entre Ramón Rosa, en representación del gobierno de Honduras y Durini.

Por esta contrata Durini se comprometió a hacer construir en Italia, y colocar en el centro de la plaza principal de Tegucigalpa, un monumento dedicado por el gobierno de Honduras a la memoria del general Morazán.

El monumento tendría nueve varas de altura, distribuidas así: una gradería de cuatro escalones y de 34 pulgadas: un zócalo o basamento del pedestal, de una vara y 33 pulgadas; una base del fuste de 12 pulgadas; un fuste de una vara y 17 pulgadas; un capitel de 28 pulgadas, y sobre el pedestal, formado por los cuerpos expresados, la estatua ecuestre del general Morazán, de tres varas y 17 pulgadas.

La gradería y el fuste, y el zócalo, al interior, serían construidos de cal y canto; la gradería y el zócalo, en su parte exterior, serian de piedra natural del país, picada en forma de granito; la fachada del zócalo llevaría una lápida de mármol de Carrara, con esta inscripción, en letra de relieve, doradas: “a Francisco Morazán: la patria”.

En la parte posterior del zócalo habría otra lápida del mismo mármol, de iguales dimensiones, que llevaría grabadas y doradas estas inscripciones: “al repúblico inmortalizado por la más grande de las ideas: la Unión Nacional de Centro América”. “Al héroe de la Trinidad, de Gualcho, de las Charcas, del Espíritu Santo y de San Pedro Perulapán, que despreció la dictadura para fundar el gobierno de la democracia”.

También se especificó en la contrata que se colocaría en mármol de Carrara y de relieve, el Escudo de Armas de la República, y bajo éste se grabaría, en mármol, el Decreto del Gobierno que prevenía la construcción del monumento. En la otra parte lateral del zócalo se grabaría en mármol de Carrara, la inscripción: “Francisco Morazán. Nació en Tegucigalpa, el 3 de octubre de 1792. Murió en San José de Costa Rica, el 15 de septiembre de 1842’.

Se establecía también que la fachada del fuste llevaría, en bajo relieve de bronce, el escudo de la Republica Federal de Centroamérica y que la parte posterior del mismo un simulacro de la “Batalla de la Trinidad”. Noviembre II de 1927”. Las dos partes laterales del fuste llevaría dos festones de laurel en bronce.

El articulo 8 de la contrata determinó que la estatua ecuestre de Morazán sería de bronce y la imagen del héroe llevaría un completo informe de General de División, en campaña.

También se determinó por el artículo 13, la confección de cuatro estatuas de mármol, representativas o alegóricas a las estaciones del año, y que Durini habría de colocar como adorno en la plaza principal, para dar mayor realce al monumento.

Durini se comprometió a colocar el monumento a más tardar el 31 de marzo de 1883, pero transcurrieron dieciseis meses a la fecha de inauguración, tiempo increíblemente corto, tomando la distancia de Europa y Honduras y el medio utilizado de embarque.

La Fantasía de Ney

La semejanza entre Morazán y el Mariscal Ney proviene porque ambos sustentaron posiciones políticas divergentes, siendo el uniforme militar la única referencia de cierta analogía.

Este es el solo argumento presentado por los creadores de la leyenda, asegurando que el rostro de Morazán no corresponde a los retratos de su época y que el escultor falseó con su atuendo militar.

El historiador hondureño Victor Cáceres Lara respondió a estos infundios fantásticos confirmando el parecido físico existente entre la cara de la estatua de Morice y el retrato más conocido de Morazán, lo cual es indicativo de que el artista lo tuvo a la vista para realizar su obra, inobjetada por los hondureños en 1883, entre quienes habían elementos que habían conocido de vista al propio Morazán.

El único parecido representativo entre ambas estatuas radica en el bicornio que también adorna la de Ney, localizada en París, en Jardines de Luxemburgo. Los pintores y escultores son libres para crear y pueden realizar las interpretaciones artísticas tomando como límite la belleza, y en la de Morazán plasmaron también sus grandes valores subjetivos.

(Tomado del libro “La Estatua de Morazán” de Rafael Leiva Vivas) (NS.).

Firma del escultor Leopold Morice, visible al pie de la estatua de Morazán.

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Tomado de La Tribuna del 3 de octubre de 1992.

Eduardo Bähr

Nació en Tela (1940) Autor de Fotografía del Peñasco. Tegucigalpa, 1969. El Cuento de la Guerra, Tegucigalpa, 1973, Mazapán, Tegucigalpa 1981. Guerra a la Guerra (en colaboración con Roque Dalton). Tegucigalpa, 1982. En opinión de Manuel Salinas, Bahr y Julio Escoto «se sitúan en la vanguardia de la nueva narrativa hondureña al romper definitivamente con los esquemas tradicionales del cuento criollista… Su libro, El Cuento de la Guerra es quizás el más importante del nuevo cuento hondureño, tanto por el enriquecimiento técnico como por los temas que plantea. Además es el primer tratamiento serio que literariamente se realiza del problema de la guerra hondu-salvadoreña. «Premio Nacional Arturo Martínez Galindo» en 1971. Actualmente escribe una novela: El animalero y los cuentos de los demás; El diablillo Achis (cuentos infantiles) (1991). Para Helen Umaña «no puede evadir los transfondos amargos en la visión de la realidad, la abierta o solapada ironía, las atmósferas kafkianas o las fotografías del absurdo… La visión general que Eduardo Bahr tiene del país es la de un gigantesco absurdo… En sus cuentos nada es producto de la precipitación o de la espontaneidad. Hay estudio y fecunda asimilación de lo realizado en otras latitudes. No hay imitación burda, sino un creativo logro que incorpora a la cuentística hondureña diferentes técnicas narrativas, patrimonio de la literatura de nuestra época. Fotografía del Peñasco, preparó con dignidad, no solo el camino para el cuento de la guerra, sino también, el camino para los cuentistas de las generaciones posteriores».

Galardonado por el Gobierno de Chile con la Medalla Gabriela Mistral, la más alta distinción que ese país otorga a intelectuales extranjeros. Además de narrador es actor de cine y teatro, crítico de arte, teatro y literatura. Parte de su obra ha sido traducida al alemán, inglés, francés, polaco, holandés y ucraniano. Para Roberto Castillo «Eduardo Bahr maneja el absurdo con verdadera maestría».

Tomado de «Diccionario de Escritores Hondureños» de Mario R. Argueta.