Archivo por años: 2009

Navidad en Honduras

Árbol de Navidad en el Mall Multiplaza.
Tegucigalpa, diciembre de 2008.
Foto tomada de Flickr.

Desde finales de octubre ya hay empresarios que anuncian promociones navideñas. La publicidad alusiva a la navidad se va incrementando a medida que ésta se acerca. Se van decorando los negocios y las casas con motivos navideños desde el 1 de diciembre o antes.

No pueden faltar los árboles de navidad, y en menor medida los nacimientos. Particularmente famoso es el nacimiento elaborado por el arquitecto Fernando Martínez en Tegucigalpa, en el cual se recrean los acontecimientos más importantes que se han dado durante el año, en Honduras y en el mundo.

En diciembre muchos grupos de empleados y grupos religiosos participan en juegos de “amigo secreto”, también conocidos como “cuchumbos“, donde para no gastar demasiado en regalos se elige al azar quién debe regalar a quién, y no se hace del conocimiento de los interesados hasta que se hace entrega del regalo.

En Honduras se hace énfasis en la celebración de la noche del 24 de diciembre, conocida como Nochebuena. Ese día se celebra en familia, muchas personas viajan a sus lugares de origen para reunirse con sus parientes. El 25 de diciembre es día de asueto.

En la cena navideña del 24 no pueden faltar los nacatamales y las torrejas. Los nacatamales son carne envuelta en masa de maíz, y las torrejas se hacen con pan de yema de huevo.

En la noche del 24 de diciembre los más creyentes van a las iglesias, otros salen a fiestas bailables, y hay quienes combinan las dos actividades. Ese noche hay un aumento en el consumo de alcohol, aunque la mayoría de los evangélicos rechazan consumirlo, aduciendo que es pecado. Los evangélicos también condenan los bailes, especialmente los más sensuales y morbosos.

Muchos niños y adultos disfrutan quemando pólvora, haciendo explotar los cohetes, que aquí se conocen como “cuetes”, estos son pequeños atados de papel periódico con pólvora y una mecha. Se prende la mecha y se tira el cuete.

A los cuetes más grandes se les llama “morteros”, y son muy potentes. También están los silbadores, que se les llama así por el sonido que hacen. Las “luces de bengala” son varitas con un recubrimiento de pólvora que produce unas vistosas luces al consumirse por el fuego. Igualmente vistosos son los volcanes, que son unos conos de papel que tiran luces. También hay unas bolitas de pólvora envueltas en papel que al tirarse al suelo explotan; se les conoce como tronadores.

En la noche del 24 se pueden escuchar los cuetes explotando por todas partes, las explosiones aumentan a medida que se acerca la medianoche, y puede sentirse en el ambiente el olor a pólvora.

Debido a los numerosos casos de quemaduras en niños por causa de la pólvora en estos días, las autoridades del gobierno hacen campaña contra la quema de pólvora, y la alcaldía de Tegucigalpa ha llegado hasta prohibir la venta de cuetes. Pero esta práctica tan arraigada se resiste a morir.

Antes habían muchas personas que hacían disparos al aire, pero con las campañas de concientización eso ha venido disminuyendo.

A muchos hondureños les gusta estrenar ropa en navidad, y comprar electrodomésticos. Los niños esperan sus regalos en Nochebuena, pero ya son pocos los que creen realmente en Santa Claus; aunque tampoco se acostumbra a pedirle regalos al “Niño Dios”, como se hacía antiguamente.

Los hondureños son un pueblo muy cristiano. La celebración navideña se hace en homenaje a Jesús. Santa Claus es solo un personaje para hacer publicidad comercial.

El día 25 de diciembre es un día tranquilo, las calles están vacías, las personas están en sus casas. La celebración ha terminado… por el momento, por que ahora hay que despedir al año viejo y celebrar la llegada del año nuevo.

Posts relacionados

Canciones hondureñas de Navidad

1969 fue el año de la guerra de El Salvador contra Honduras, pero en medio de esos momentos difíciles surge un bello disco de canciones hondureñas de navidad.

En ese disco destaca la canción “El soldado ausente”, interpretada por “Los Speeds”. Esta es una canción de rock ‘n roll melódico que cuenta la historia de una ancianita que se queda sola en el hogar por que ha perdido a su hijo en la guerra. El autor de la canción, don Victor Donaire, fue honrado con una estatua por las Fuerzas Armadas de Honduras en gratitud por haber compuesto esta canción, que resalta el valor del soldado hondureño.

Este disco, producido por la CBS, que en su formato original era un disco de vinilo, fue el resultado del primer concurso de la canción hondureña de navidad, patrocinado por la Compañía de Seguros Interamericana S.A. También incluye otro éxito compuesto por Victor Donaire: la canción “Navidad en Tegucigalpa”, también conocida como “Caminando por Tegucigalpa”, interpretada también por “Los Speeds”.

La “Canción de Navidad”, interpretada por “Los Hornets”, tiene un tema similar, y menciona las comidas navideñas típicas de los hondureños. Un verso dice: “Hay tamales, torrejas, café, y trago también…”

El compositor Victor Donaire tiene un blog donde nos comparte las letras de las canciones “Soldado Ausente” y “Caminando por Tegucigalpa”, y @catrashoo, de Justin TV, ha cargado un video en Youtube, con imágenes relevantes a la canción.

Ver también una reseña sobre el grupo “Los Speeds”.

Para conseguir esta música

Actualización 12/2011 :
Tengo en mi casa en Danlí un ejemplar original del disco de vinilo de esta música, pero al aparato reproductor de estos discos (tocadisco) se le dañó la aguja, y es difícil conseguir repuestos, por haber caído esta tecnología en desuso. Supongo que las radioemisoras HRN y Radio América ya han de tener esta música digitalizada.
El nombre del disco es “Honduras – Canciones Navideñas de Ayer y Hoy”.

Esta es la lista de las canciones del disco:

Lado 1

  1. Aleluya es Navidad (Los Speeds)
  2. Patria y Navidad (Los Estilistas)
  3. Dios con María (Estudiantina de Derecho)
  4. Ya llegó Navidad (Los Speeds)
  5. Canción de Navidad (Los Hornets)
  6. Zagales y Pastores

Lado 2

  1. Campanita de Navidad (Isabel Salgado Castillo)
  2. El soldado ausente (Los Speeds)
  3. Navidad campesina (Los Estilistas)
  4. El estiquirín chiquito (Estudiantina de Derecho)
  5. Navidad en Tegucigalpa (Los Speeds)
  6. Honduras en Navidad (Los Estilistas)

Letra de “Aleluya es Navidad”

Veo al fin la señal del Señor, una luz que al brillar es amor Aleluya, aleluya, cantaré Navidad, con su encaje invernal deja oir en el viento un cantar escuchar las campanas sonar anunciar nuestra fiesta pascual. Aleluya, aleluya, cantaré Celestial esplendor mi noche tendrá pediré por la paz y el amor. Cantaré la bondad y felicidad que aquel niño nos trajo al nacer. Aleluya, aleluya, cantaré Navidad, besa el alma la paz junta su, la divina amistad es sentir del amor la inquietud, es vivir tan cristiana virtud. Aleluya, aleluya, cantaré Navidad, es la paz. Navidad, hay amor. (bis).

Letra de “Canción de Navidad”

Canción de Navidad que canto para mi tierra, mi tierra llamada Honduras. Canción de Navidad. Esta noche seremos felices porque es Nochebuena, Nochebuena catracha con bulla, con gritos y cuetes. Hay tamales, torrejas, café, y trago también. Mis amigos, bebamos, tomamos, sintiendo el amor. A bailar todo el mundo esta noche porque es Navidad. Navidad en mi tierra catracha que se llama Honduras. Y mañana en el cielo estará brillando una estrella. Es el niño Jesús que ha nacido bendiciendo el amor. Hay tamales, torrejas, café y trago también. Ven conmigo, bebamos, tomamos sintiendo el amor. A bailar todo el mundo esta noche porque es Navidad. Navidad en mi tierra catracha que se llama Honduras. Y mañana en el cielo estará brillando una estrella. Es el niño Jesús que ha nacido bendiciendo el amor (bis).

Honduras del recuerdo

Para ver más cosas interesantes de la cultura hondureña de las décadas pasadas pueden visitar la web Aldos del Recuerdo. Posts relacionados

Supuesto golpe de Estado Honduras 2009

Después de 7 gobiernos civiles consecutivos, cuando se creían extinguidos los fantasmas de los golpes de Estado militares, el mundo se enteró que el 28 de junio el presidente Manuel Zelaya había sido capturado por unos militares y enviado en avión a Costa Rica.

La condena a esta acción fue inmediata y universal en la comunidad internacional, y se catalogó como un golpe de Estado.

En ese día del 28 de junio, en horas del mediodía, el Congreso Nacional decidió improbar la conducta del presidente Zelaya, destituyéndolo, y procediendo a juramentar como presidente de la República al señor Roberto Micheletti, que hasta ese momento se había desempeñado como presidente del Congreso Nacional, y a quien correspondía completar el período de cuatro años que le correspondía a Zelaya, según el orden de sucesión que establece el artículo 242 de la Constitución.

Prejuicio en el exterior

Contrario a la mayoritaria opinión negativa en el exterior, la destitución del presidente Zelaya tuvo un amplio apoyo interno en Honduras. Externamente se creía que el «golpe» era impopular, por que no se imaginaban otra reacción posible.

Esta diferencia de percepciones se debió a una intensa campaña de desinformación de la prensa internacional —en la que pusieron especial empeño los que tenían tendencias izquierdistas— y al temor de los gobernantes del mundo de ser víctimas de un evento similar.

Honduras, que hasta ese momento había recibido muy poca atención de la prensa internacional, salta abruptamente a la escena mediática con esta expulsión repentina del presidente en funciones; pero como no se le había dado seguimiento a la cadena de eventos que llevaron a la expulsión de Zelaya, se pensó que la crisis política había empezado el 28 de junio, y se desestimaron los antecedentes que condujeron a tomar la difícil decisión del Congreso Nacional, y el marco legal que la justificaba.

Se trató de hacer encajar lo sucedido dentro del marco del clásico golpe de Estado militar, por que no se le podía concebir de otra manera. Las reacciones que se dieron desde el primer momento fueron viscerales, no hubo espacio a la reflexión. Pero ese consenso internacional basado en la desinformación y en las reacciones viscerales generó una rigidez en la postura de los distintos países que no permitió el reconocimiento del gobierno interino de Micheletti.

Nadie niega en Honduras que el procedimiento que se utilizó para expulsar a Zelaya del país fue ilegal. Sin embargo, la comisión de delitos dentro de un Estado de Derecho no implica el rompimiento de éste. El orden constitucional no se rompió en Honduras, por que continuaron funcionando los tres poderes del Estado dentro del mismo orden legal, lo único que cambió fue la titularidad del Poder Ejecutivo, y el cambio de gabinete de gobierno. El Congreso Nacional y la Corte Suprema de Justicia siguieron intactos, por lo tanto aquí no hubo un golpe de Estado.

Los militares que expulsaron a Zelaya del país recibieron una orden de captura de la Corte Suprema de Justicia para poner a Zelaya a la orden de los tribunales. En Honduras no existe la figura del juicio político, por lo que esta captura del presidente era legal. Las autoridades judiciales tienen la atribución de pedir la contribución de la fuerza pública para ejecutar sus resoluciones. Lo ilegal fue haber expulsado a Zelaya del país en vez de presentarlo a los tribunales.

En una entrevista a un periódico de Miami, el asesor jurídico de las Fuerzas Armadas, el coronel Herberth Bayardo Inestroza, argumentó que se sacó al presidente del país para evitar que se dieran muchas muertes de hondureños.

Este temor estaba justificado, pues Zelaya había asaltado con una turba las instalaciones de la Fuerza Aérea el 25 de junio, lo que puso en peligro la vida de estas personas. Se temía que en un incidente similar el desenlace podía ser fatal, por lo que se decidió sacar a Zelaya del país por motivos humanitarios.

Esta decisión pudo o no haber sido acertada, pero es la decisión que se tomó bajo la presión de las circunstancias del momento.

La orden de captura contra el señor Zelaya fue emitida el 26 de junio, por los delitos contra la forma de gobierno, traición a la patria, abuso de autoridad y usurpación de funciones.

La cuarta urna

El suceso que precipitó esta decision judicial fue un evento electoral que Zelaya pretendía realizar con el fin de derogar la actual Constitución política de Honduras, y cambiar la forma de gobierno.

Primero Zelaya habló de una «cuarta urna» que había que colocar en las elecciones generales programadas para el 29 de noviembre, donde se elige el presidente, diputados y miembros de cada corporación municipal. Para cada una de estas categorías se coloca una urna, por lo que hay tres urnas donde los ciudadanos depositan sus votos, pero Zelaya quería colocar una cuarta urna donde se le preguntaría a los ciudadanos si estaban de acuerdo con la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente que aprobara una nueva constitución política.

Para promover esa «cuarta urna» el gobierno de Zelaya realizó una gran ofensiva publicitaria, donde presentaba la idea de que con una nueva constitución se podrían solucionar todos los problemas de Honduras.

Al público no le pasó por desapercibido el hecho de que la idea de Zelaya de derogar la actual Constitución y crear una nueva tenía relación con la estrategia de Hugo Chávez y sus adláteres del ALBA de crear nuevas constituciones para perpetuarse en la presidencia y concentrar el poder en la figura presidencial, creando dictaduras con el barniz democrático de dudosos procesos electorales.

Por eso desde el principio Zelaya enfrentó la oposición del Congreso y la Corte Suprema de Justicia, quienes señalaban que el proyecto de la cuarta urna era ilegal. También se opusieron a la cuarta urna la Procuraduría General de la República, el Ministerio Público y el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos; así como asociaciones de la sociedad civil, grupos de empresarios y las iglesias católica y evangélicas.

Los únicos que apoyaban la cuarta urna eran ciertos grupos gremiales de sindicatos, especialmente los sindicatos magisteriales. Estos grupos se convirtieron en «resistencia» tras la expulsión de Zelaya del poder.

Zelaya, siendo consciente de que su proyecto de la cuarta urna era ilegal, intentó legitimarlo por medio de un proceso electoral intermedio, por medio de una «consulta popular» que se realizaría el 28 de junio, donde se le preguntaría a la población si estaba de acuerdo con la colocación de una cuarta urna para preguntarle a los ciudadanos si estaban de acuerdo con la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, que aprobara una nueva constitución política.

Para evadir problemas legales, Zelaya le cambió el nombre al evento de «consulta popular» a simple «encuesta de opinión», pero el sistema de votación propio de un evento electoral se mantendría intacto.

Ese evento electoral fue abortado el 28 de junio, día en que se realizaría la «encuesta», cuando Zelaya fue sacado abruptamente del poder. El día siguiente se informó que la cuarta urna era una farsa, por que el gobierno de Zelaya pretendía convocar inmediatamente a una Asamblea Nacional Constituyente, que habría disuelto todos los poderes del Estado.´

Se había descubierto un decreto ejecutivo, publicado en secreto por el periódico oficial La Gaceta el 25 de junio —el cual solo acostumbran a leer profesionales del derecho—, donde se establecía que la citada encuesta convocaría a una Asamblea Nacional Constituyente. La acción de expulsar al señor Zelaya había salvado el orden constitucional en vez de romperlo, pero el mundo no lo entendió así.

En realidad, cuando Zelaya fue expulsado del país, él ya no era presidente de Honduras, en virtud de la inhabilitación automática que plantea el artículo 239 de la Constitución de la República, que hace cesar en su cargo a todo funcionario público que promueva la reelección presidencial, que está terminantemente prohibida en ese artículo. El artículo 239 es un artículo irreformable de la Constitución, en el cual naufragaron las veladas pretensiones continuistas de Zelaya.

Según el informe del Comisionado Nacional de Derechos Humanos, Ramón Custodio, Manuel Zelaya, desde las gradas de la casa presidencial, hizo el 25 de junio un llamado público a una Asamblea Nacional Constituyente que aboliera la prohibición de la reelección presidencial. (Ver video en Youtube).

Por lo tanto, la sustitución presidencial que se hizo fue legal, el artículo 239 de la Constitución inhabilitaba a Zelaya y el artículo 242 habilitaba a Micheletti, por lo tanto no hubo golpe de Estado.

Los militares que expulsaron a Zelaya deberán responder por esa acción en los tribunales, pero el Estado hondureño sigue funcionando normalmente. Aquí no se ha roto el orden constitucional.

La supuesta renuncia de Zelaya

El día 28 de junio en el Congreso se leyó una renuncia a la presidencia, supuestamente firmada por Manuel Zelaya, aunque éste negó en todo momento haber firmado una renuncia. Pero el Congreso no se basó en esta supuesta renuncia para improbar la gestión de Zelaya y hacer el traspaso presidencial al señor Micheletti.

Todavía no se sabe si esa carta de renuncia fue firmada realmente por Zelaya o no. No se descarta que Zelaya la haya firmado, pues es conocida su manera compulsiva de actuar, así como su frecuente recurso a la mentira.

Golpes de Estado en Honduras

El coronel Oswaldo López Arellano participó en los golpes de Estado contra Julio Lozano Díaz, Ramón Villeda Morales y Ramón Ernesto Cruz. En su segundo período de gobierno logró «constitucionalizarse» después de unas elecciones fraudulentas. En su tercer y último período de gobierno tuvo una tendencia progresista. El ex-presidente Rafael Leonardo Callejas considera que López Arellano ha sido el mejor gobernante de Honduras.

Desde la Independencia de Centro América de España, Honduras vivió un permanente estado de inestabilidad política. Al principio el Estado de Honduras era muy débil, y no tenía pleno dominio sobre su territorio. Los demás países de Centro América intervenían en la política interna, así como Honduras intervenía en la de estos. Y los países centroamericanos frecuentemente prestaban sus territorios para las fuerzas insurgentes de los países vecinos.

En el siglo XIX fueron derrocados por la fuerza de las armas los siguientes gobernantes hondureños: Dionisio de Herrera en 1827, José Trinidad Cabañas en 1855, Francisco Montes en 1863, José María Medina en 1872, Céleo Arias en 1874, Ponciano Leiva en 1876, Marco Aurelio Soto en 1883.

A inicios del siglo XX, el presidente Miguel R. Dávila fue atacado por el General Manuel Bonilla en 1911. Estados Unidos intercedió a favor de la facción conservadora de Bonilla, y en las negociaciones en el buque de guerra “Tacoma” se acordó que Miguel R. Dávila y su vicepresidente, Dionisio Gutiérrez, interpusieran la renuncia para entregarle la Primera Magistratura del país a Francisco Bertrand.

En 1919, el presidente Francisco Betrand renunció por amenaza de intervención militar de parte de Estados Unidos, al desatarse una crisis política en el país, por la pretensión de Bertrand de imponer un familiar político suyo en la presidencia.

La dictadura del General Tiburcio Carías Andino, que empezó en 1933 y duró 16 años, trajo una época de estabilidad política al país y la consolidación del Estado de Honduras. Sus primer período constitucional de cuatro años fue legal, pero al finalizar legalmente su mandato convocó a una Constituyente para que elaborara una nueva constitución que cambiara los períodos presidenciales de cuatro a seis años, y asimismo para que prorrogara el ejercicio del Poder a los titulares Carías y Williams por un subsiguiente período de seis años. En la reunión del Congreso ordinario, al vencerse este segundo período de seis años, se ratificó el Artículo de la Constitución que prorrogó el período presidencial a dichos seis años y la Presidencia en los titulares Generales Carías y Williams hasta el 31 de Diciembre de 1948, cuando se convocó al pueblo a elecciones generales.

Al presidente Carías le sucedió en 1949 el presidente Juan Manuel Gálvez. Este gobierno tuvo una influencia relativamente modernista. Al finalizar su período ninguno de los tres candidatos presidenciales obtuvo una mayoría absoluta. El presidente Gálvez, sintiéndose enfermo el 16 de noviembre de 1954 dejó el poder en manos del vice-presidente Lozano Díaz y se marchó a Panamá.

El presidente Julio Lozano Díaz se quedó gobernando de facto, asesorado por miembros del Congreso Nacional, que pasaron a ser Consejeros de Estado. Gobernó por medio de decretos-leyes.

El día 21 de octubre de 1956, las Fuerzas Armadas de la nación conminaron al presidente Díaz a que entregara el poder a una Junta Militar. Díaz se marchó a los Estados Unidos, falleciendo en Miami, Florida, el 20 de agosto de 1957.

Tomó el poder una Junta Militar formada por el general Roque J. Rodríguez, Jefe Director de la Escuela Militar “Francisco Morazan”, por el coronel Héctor Caraccioli, Jefe de las Fuerzas Armadas, y por el ingeniero Roberto Gálvez Barnes.

El 17 de noviembre, en virtud de la renuncia de los triunviros Roque J. Rodríguez y del mayor e ingeniero Roberto Gálvez Barnes, se reorganizó la Junta Militar de Gobierno con los triunviros Oswaldo López Arellano y el Coronel Héctor Caraccioli, quienes continuaron ejerciendo el poder de la nación hasta el momento de hacer la transmisión de mando al presidente electo por la Cámara Constituyente, Dr. Ramón Villeda Morales. La misma Constituyente eligió Jefe de las Fuerzas Armadas al coronel Oswaldo López Arellano.

El gobierno de Villeda Morales emitió algunas leyes importantes, como el Código de Trabajo, la Ley de Reforma Agraria, la Ley del Seguro Social, la Ley de Fomento Industrial y otras de gran importancia. Convocó al pueblo a elecciones, y diez días antes de celebrarse aquel evento electoral, el que se verificaría el día 13 de octubre de 1963, un golpe militar derribó su gobierno.

En su proclama del 3 de octubre las Fuerzas Armadas dieron tres motivos para el Golpe de Estado: La infiltración comunista en el gobierno de Villeda Morales, la existencia de la Guardia Civil como una amenaza contra el Ejército, y el lanzamiento de un candidato —Modesto Rodas Alvarado— que predicaba “el odio y no la unidad de la familia hondureña.”

Asumió el poder Oswaldo López Arellano, como Jefe de Estado, desde el 3 de octubre de 1963 al 5 de junio de 1965. El 6 de junio de 1965 empezó su nuevo mandato constitucional, después de unas elecciones notoriamente fraudulentas.

El 6 de junio de 1971 regresaron al poder los civiles, con un pacto entre el Partido Liberal y el Partido Nacional. El gobierno bipartidista, cuyo titular era el presidente Ramón Ernesto Cruz, resultó un fracaso. Un nuevo golpe de Estado militar, el 4 de diciembre de 1972, le puso fin al régimen civil.

Continuó gobernando Oswaldo López Arellano. El 22 de abril de 1975, el señor López Arellano fue destituido de su cargo por el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, al verse involucrado en un escándalo de corrupción en un caso de soborno por parte de la compañía estadounidense Chiquita Brands. Lo sustituyó en el poder el coronel Juan Alberto Melgar Castro. Melgar fue destituido de su cargo el 7 de agosto de 1978 por el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, y sustituido por una Junta Militar de Gobierno compuesta por los militares Policarpo Paz García, Domingo Antonio Álvarez y Amílcar Zelaya Rodríguez.

El 20 de julio de 1980 se instaló la Asamblea Nacional Constituyente. El 25 del mismo mes ésta emitió el Decreto No. 2, por medio del cual se eligió Presidente de la República al general Policarpo Paz García.

En las elecciones del 29 de noviembre de 1981 resultó electo presidente el doctor Roberto Suazo Córdova, quien asumió el poder el 27 de enero de 1982.

Así se le puso fin a un período de gobiernos militares, pero éstos conservarían una gran influencia en los gobiernos civiles, hasta que el gobierno de Carlos Roberto Reina le quitó la autonomía a las Fuerzas Armadas y abolió el servicio militar obligatorio.

Pero culminado el período de los golpes de Estado en 1982, ahora se darían golpes de barraca en el seno de los gobiernos civiles. Grupos de militares rebeldes defenestraron al Jefe de las Fuerzas Armadas en tres ocasiones: en 1984 a Gustavo Álvarez Martínez, en 1986 a Walter López Reyes, y en 1990 a Arnulfo Cantarero López.

Supuesto golpe de Estado 2009

La expulsión del presidente Manuel Zelaya el 28 de junio del 2009 es considerada por algunos como un golpe de Estado. Leer más>>

Fuentes:

  • Revista Histórica Presidente
  • Libro Evolución Histórica de Honduras, de Longino Becerra.