Archivo por años: 2009

Servicios de Hondutel

Correo de voz 190
Larga distancia nacional 191
Larga distancia internacional 197
Circuito oficial 193
Reparaciones 194
Estado del tiempo/hora 196
Central telefónica 192

En el 192, que sirve para consultar números de teléfono, le ponen siempre a uno una musiquita de espera. Es un poco fastidioso. Para una búsqueda específica hay que buscar mejor en la página web. El servicio de correo de correo de voz del 190 todavía no está disponible en todas partes. En el 193 responden los del «Poder Ciudadano».

Así funciona el nuevo servicio de correo de voz de Hondutel

Había tenido la idea de crear un blog sobre telefonía celular, pero como tengo pocas visitas, mejor seguiré posteando aquí sobre tan importante tema. Lo mismo va para mi blog en inglés. En vez de tener un blog en inglés, voy a postear en el simpático foro de honduras_living, donde comparten adorables gringos que viven en Honduras.

Lo que sigue lo tomé de El Heraldo del 2 de Marzo. Pero al parecer, el correo de voz de Hondutel no funciona en todas partes. En Danlí, por ejemplo, todavía no está disponible.

¡Corre la voz!

Hondutel

¡Ahora también en su telefonía fija tiene correo de voz!

Totalmente gratis.

Puedes guardar hasta 20 mensajes

  • Te permite enviar notificaciones de llamadas perdidas via e-mail o SMS.
  • Tienes facilidad para recuperar mensajes desde cualquier parte del mundo.
  • Los mensajes pueden ser enviados por el usuario a otro buzón.

Servicio disponible con solo marcar 190 e introducir la clave inicial 0000 para personalizar el buzón.

Solo con Hondutel tienes el más bajo costo con la mejor señal.

¡Mejoramos para servirte mejor!

El correo de voz es una facilidad que permite dejar mensajes en una línea telefónica fija y ofrece las mismas facilidades popularmente encontradas en sistemas de teléfonos celulares. Cada buzón tiene capacidad de guardar hasta 20 mensajes y cuenta con las siguientes facilidades:

1. Permite depositar mensajes de voz cuando la línea está ocupada o no se contesta la llamada.
2. Permite recoger los mensajes de voz desde el mismo teléfono o llamando al teléfono destino desde cualquier otro teléfono (de Hondutel o no) ingresando un PIN.
3. Permite enviar los mensajes de voz recibidos a un correo electrónico como adjunto .WAV (2da Fase)
4. Permite enviar notificaciones de recepción de correo de voz vía SMS o MWI (Message Waiting Indicator) en el teléfono.
5. Permite enviar notificaciones de llamadas perdidas vía correo electrónico o SMS.
6. Los mensajes pueden ser enviados por el usuario a otro buzón (message forward).
7. Disponible en telefonía fija.
8. Buzones protegidos por clave de 4 dígitos (por omisión ‘0000’)

El sistema permite recuperar mensajes desde cualquier teléfono en el mundo, ya sea de HONDUTEL o no, o si está registrado o no en el sistema de mensajería de voz.

A.Cuando se está en el teléfono al que pertenece el buzón:
a/Levante el auricular y espere el tono de marcado.
b/Marque 190.
c/Ingrese su clave (por omisión ‘0000’)
d/Siga las instrucciones.

B. Cuando se está en un teléfono de la red de HONDUTEL que NO está registrado con correo de voz:
a/Levante el auricular y espere el tono de marcado.
b/Marque 190.
c/Escuche la indicación que el teléfono que llama NO está registrado con el sistema de correo de voz.
d/Marque el número de teléfono que desea acceder.
e/Ingrese la clave del buzón (por omisión ‘0000’).
f/Siga las instrucciones.

C. Desde cualquier otro teléfono (El teléfono al que pertenece el buzón NO debe contestar)
a/Levante el auricular y espere el tono de marcado.
b/Marque el teléfono del buzón que desee acceder.
c/Si alguna persona le contesta, indíquele que la próxima llamada NO la conteste y vuelva a marcar. Si en este teléfono tiene un sistema de contestación automática (por ejemplo fax), para obtener sus mensajes deberá proceder como se indica en el caso B arriba indicado.
d/Espere recibir la indicación que la llamada está siendo transferida al sistema de correo de voz.
e/Presione ‘*’.
f/Ingrese la clave del buzón (por omisión ‘00000’).
g/Siga las instrucciones.

¿Cómo configurar su buzón?

El sistema puede ser configurado con un saludo personalizado, el cual será escuchado por las personas que accedan al sistema para depositar mensajes. Cada buzón está configurado con una clave que restringe el acceso al buzón a aquellas personas que conocen dicha clave.
Para esto:

  • Entre a su buzón discando el 190.
  • El sistema le dará la bienvenida.
  • El sistema le indicará como configurar su sistema incialmente incluyendo saludo personalizado y clave de seguridad.

¿Cómo dejar mensajes?

A. Haga una llamada al teléfono que desea, si la persona no se encuentra o está ocupada, el correo de voz le contestará. Se escuchará el mensaje personalizado, después del cual puede dejar su mensaje.

B. Cuando termine con su mensaje, cuelgue o presione ‘#’. Al presionar ‘#’ tendrá la opción de escuchar su mensaje, re-grabarlo, cancelarlo o confirmar su envío.

Instrucciones para Administración de Mensajes

Una vez haya ingresado a su buzón, presion ‘1’ para acceder a sus mensajes. El sistema presentará el primer mensaje en su buzón. El sistema lista los mensajes desde el más nuevo hasta el más viejo. Una vez escuchado el primer mensaje, se presentarán las siguientes opciones:

  • Presion ‘1’ para escuchar el mensaje nuevamente.
  • Presione ‘2’ para eliminar el mensaje.
  • Presione ‘3’ para salvar el mensaje y proceder al siguiente mensaje en el buzón.
  • Presione ‘4’ para transferir su mensaje a otro buzón. El sistema le solicitará que ingrese el número de teléfono a que desea transferir el mensaje. Este teléfono debe pertenecer a la red de HONDUTEL y estar registrado en la plataforma de correo de voz. Si el teléfono indicado no cuenta con un buzón el sistema le indicará que el número es inválido y pedirá ingresarlo nuevamente.

Romance de la Ciudad de Danlí

Por Jorge Federico Travieso.

DANLÍ, para que la guarden
tiene cuarenta colinas,
firmes de pinos al hombro
y banderas de neblina;
cuando DANLÍ se despierta
le cantan con voces finas
un himno de trinos altos
en flautas y mandolinas.

DANLÍ tiene cielo azul
llenito de serafines.
Las iglesias los persiguen
con las torres para arriba,
y cuando dan en el blanco
caen sobre las colinas
los serafines heridos
hechos crepúsculos lilas.

Ciudad de los abolengos,
bien fundada y bien crecida,
un llanto de valses rotos,
te acarician las mejillas
y un apego de blasones
y romances con hombría
te sueña de España antigua
y te baila de cuadrillas.

Ciudad donde la pobreza
juega con la jerarquía
un damero de peones
coronados y vencidos;
en que brilla como nunca
ganadora la hidalguía
sobre frentes ruborosas
y ancianitas de mantilla

¡Ah, ciudad de mis amores!
Cuando la muerte me mire
será por los ojos claros
de tus cuarenta colinas;
más no te diré en qué brazos
pues camino de venida
traía mi corazón
en tres rodajas partido.

DANLÍ de mis ensoñares,
Danlí de las serranías,
Danlí de gallos sonámbulos
y de vacas sin esquila,
fresco de rosas abiertas
y loco de golondrinas,
divino de tres amores
en mi corazón partido.

Espera, espérame, espérame
que ya regreso, en seguida,
para decir un «te quiero»
por el resto de mi vida
un «te quiero» de cristal
en que estarás comprendida
tú, la de mis ensoñares.
¡Mi ciudad de las colinas!

Tomado del libro «Páginas de Oriente» de Federico González C.

¿Era católico el general Francisco Morazán?

Por Salvador Turcios R.

Cuando se estudie serenamente la personalidad polifacética del general Francisco Morazán, con la mentalidad libre de prejuicios de campanario, sectaristas y miopes, con vistas a la verdad científica, se llegará al convencimiento de que fue un revolucionario insigne que se adelantó muchos lustros, en Hispano América, al triunfo de las ideas madres que estructuran el alma de las naciones.

Hay que tomar en cuenta que al Prócer solo se le ha deturpado por sus enconados adversarios, sin reconocérsele ninguna virtud ni cualidad sobresaliente, lo cual es completamente absurdo ante la luz de la más elemental filosofía, pues es bien sabido que nada es absoluto en la vida, que todo es relativo y está sujeto a los altos y bajos de la apreciación humana, que por cierto no es infalible, pues está expuesta a los vientos de las pasiones, no siendo, por lo mismo, el fallo de los adversarios un veredicto que encierra un sentido justiciero y ecuánime de la enorme personalidad del Gran Reformador americano que bien puede considerarse como uno de los gloriosos precursores del reinado de la verdadera libertad en la América indo-hispana.

Siempre hemos creído que las titánicas luchas del General Morazán, tuvieron como finalidad inmediata el afianzamiento de los ideales positivos de la Independencia Centroamericana, si es que estudiamos un criterio elevado y patriótico ese ciclo fundamental de la historia patria, pues hay que tomar muy en cuenta que el acto cívico del 15 de septiembre de 1821, fue solamente la expresión del sentimiento libertario de una selecta minoría intelectual criolla, en el asiento mismo de la Capitanía General, secundado después por esa misma clase de hombres, pensantes y patriotas, en los centros importantes de población del resto de Centro América, y sin que el pueblo, la inmensa mayoría de la clase desheredada de la fortuna, se impresionara vivamente por un hecho de tanta trascendencia, que no llegaba a apreciar debidamente por el estado de postración intelectual en que lo había mantenido el coloniaje ibérico.

Por eso se ha dicho, y creemos que con marcado fundamento, que la guerra por la Independencia en Hispano América, en general, se hizo entre españoles peninsulares y españoles criollos, por conquistar el poder y el dominio del gobierno de estos pueblos, considerándosele, en tal sentido, como una verdadera guerra civil, en la cual, los nativos, los aborígenes, los poseedores de la tierra, tuvieron que aprender, con el desgarramiento de sus propias carnes, a través de la magna lucha, a rendirle un culto sacrosanto a la verdadera libertad.

La gesta ciclópea del General Morazán, siguiendo este orden de ideas, tuvo, pues, como fin esencial, coronar victoriosamente la obra incompleta de la Independencia, al proclamarse ésta en la forma expuesta, y la cual fue confirmada con su sangre generosa de redentor de pueblos, en el patíbulo apoteósico de San José, en la fecha misma en que aquella fue proclamada, como para hacer más simbólica y eterna su consagración histórica.

Como resultado del triunfo del Ejército aliado protector de la Ley, compuesto de hondureños y salvadoreños, en 1829, tuvo que enfrentarse el General Morazán, en Guatemala, con todos los prejuicios de la Colonia; con todos los vicios que se habían hecho crónicos durante tres siglos de dominación exótica; y, así fue que, el vencedor, que no podía concebirse que fuera originario de una humilde provincia, de una modesta cuna, se le empezaron a formar en su camino triunfal toda clase de obstáculos, toda resistencia, por innoble que fuera, con tal de echar abajo los cimientos de su obra formidable de Libertador; y, así, vemos que se inventaron contra él todos los epítetos hirientes para desacreditarle, como el de «hereje», «tirano, «excomulgado, «anticristo», y otros que, a los oídos de las gentes ingenuas, sonaban como vocablos infernales que infundían en ellas un gran pavor y desconcierto.

La participación del clero era franca y decidida en esta lucha, especialmente del clero español y muy escasamente del criollo, contra el General Morazán, por todas las razones de supremacía que aquel había ejercido durante varios siglos y que, no esperaba abandonar, no obstante los anuncios innegables de las nuevas auroras que empezaban a esbozarse en el seno de una naciente humanidad, surgida por efecto del comercio de las ideas en su marcha incontenible por los cauces infinitos de la renovación y del progreso.

Y, así vemos que, Fray Ramón Casaus y Torres, el aragonés Arzobispo de Guatemala, al enfrentarse directamente con el General Morazán, a raíz de la victoria de éste, surgió, como era natural suponer, el choque inevitable entre las dos tendencias o doctrinas políticas que venían disputándose el predominio en Centro América, y sucedió a esto un estado de cosas que era irremediable en una revolución trascendental que sentó los fundamentos políticos y jurídicos de nuestros pueblos.

Uno de los hechos históricos por el cual se ha criticado acerbamente al Prócer, fue el fusilamiento del Padre Mariano Durán, ejecutado el 30 de octubre de 1838, en el campamento de Fraijanes, después de haber sido vista su causa en tres consejos de guerra y de comprobarse plenamente su participación en la guerra que hacía Carrera, juntamente con otros sacerdotes como Aqueche, Jirón y Lobo, y por haber sido avanzado como combatiente en la sangrienta acción de armas de Villanueva, y no porque el General Morazán fuera enemigo de la religión y del clero, pues entendemos que sería un error lamentable confundir las creencias religiosas con los rudos ajetreos de la política militante, pues no se concibe como correcto que un representante de Cristo en la tierra, se mezcle en las saturnales en que el hombre se ensagrienta las manos por la conquista de cosas temporales y efímeras, que no concuerdan con su apostolado de luz y de redención espiritual.

Por este y otros hechos anteriores, es que bien se explica el contenido del Decreto del Congreso Federal, fechado desde el 2 de mayo de 1832, por el cual se permitió la tolerancia de cultos, «declarando que todos los habitantes de la República eran libres para adorar a Dios, según su conciencia, y que el Gobierno nacional los protegería en el ejercicio de esa libertad»
Bien dice en sus memorias don José Antonio Vijil, en relación con este tópico: «Yo no me propongo defender o juzgar los procedimientos del General Morazán, pero sí creo que era joven inexperto en una multitud de ideas, y muy especialmente en el arte de gobernar; lo cierto es que él jamás volvió a tocar ningún asunto de religión, y que cuando lo asesinaron, porque no puede dársele otro nombre a su muerte, dijo en su testamento que había rectificado sus ideas en la carrera de la revolución, y que muchos clérigos ilustrados y virtuosos seguían sus banderas, siendo pocos y muy pocos, los que le combatían y algunos de ellos que yo conocí y que no miento porque respeto mucho la idea de paz con los muertos, tal vez lo hacían engañados por la malicia de cierta gente que no tiene respeto a nada».

Que era católico el General Morazán no cabe duda, a pesar de las diatribas de sus contumaces deturpadores de ayer y de ahora, pues no otra cosa se deduce de los actos esenciales de su vida, y de los recuerdos íntimos que se conservaron en el santuario de su hogar, y que han trascendido hasta nuestros días, al saberse que él pertenecía a la orden de San Francisco, desde su niñez, y que en la espiritualidad de su culto católico, sin hacer ostentación de ello, no era de extrañarse de que siempre llevara una insignia interior, al lado de su corazón, que bien era una imagen de San Francisco o del Sagrado Corazón de Jesús.

Las creencias espirituales se afirman en los actos trascendentales de la vida de los hombres; y, por lo que hace al ilustre Paladín Unionista, no tenemos más que insertar aquí los siguientes conceptos del señor Vijil, contenidos en su trabajo relacionado, y que hacen luz sobre esta tesis y cuando aquél era prisionero en Cartago:

«Al día siguiente- dice- muy temprano, el quince, nos quitaron los grillos, y cuando estaban incluyendo esta operación, llegó un sacerdote anciano, cuyo nombre no recuerdo, y después del saludo a todos en general, se dirigió al General Morazán, bañado en lágrimas, con una voz profundamente notable, diciéndole, por dos o tres veces, estas palabras: «General Morazán, vengo a ofrecerle mis servicios porque va usted, General Morazán, a comparecer ante el General de los Generales, ante el Héroe de los Héroes, ante el Príncipe de los Príncipes. El General le decía, con su natural afabilidad: Siéntese, señor pero el anciano sacerdote, lleno de dolor y con el poderoso sentimiento de religión, repetía, como dije, aquellas palabras. Se nos mandó salir a don Francisco, a mí y a los centinelas, de donde puede decirse que el sacerdote logró su objeto, y puede también juzgarse, porque salió sin derramar lágrimas y lleno de consuelo».

Este acto prueba, pues, que el Mártir-Libertador, se confesó pocas horas antes de que fuera asesinado, lo que demuestra efectivamente su fe católica, que se comprueba, una vez más, con el testimonio perdurable y trascendental contenido en su testamento -el documento palpitante y fúlgido de su vida procera- al iniciarlo con estas palabras de una sinceridad absoluta: «En el nombre del autor del universo, en cuya religión muero».

El anciano sacerdote que menciona el señor Vijil, y que, entendemos, no podía ser otro, por su jerarquía eclesíastica, que el Vicario Foráneo de Costa Rica, Presbítero don José Gabriel del Campo, residente en Cartago, tuvo el privilegio histórico de escuchar en confesión al Gran Paladín Unionista, cuando éste se preparaba heroicamente para ascender en triunfo épico a la región de una perpetua inmortalidad, sellando así su vida de católico convencido y de Apóstol ecuménico de los ideales redentores.

Tegucigalpa, D.C., 10 de noviembre de 1941

Tomado de diario El Heraldo del 12/09/99, que a su vez tomó del libro «Conociendo la Historia Patria», crónicas históricas, Ediciones culturales del diario «El Cronista, Imprenta Calderón, Tegucigalpa, D.C., julio de 1942.