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Telegramas Singulares

Traje de Leva

Traje de leva.

Por: José Armando Sarmiento Montoya

Olancho es una tierra donde el realismo mágico parece que hubiera nacido, antes que los grandes novelistas lo convirtieran en tema de éxito editorial. Pero hay una parte de esa singularidad olanchana que todavía no se ha divulgado y es el ingenio de sus habitantes.

Antes que caiga al olvido, vamos a dar a conocer unos telegramas ingeniosos cruzados por un matrimonio a principio del siglo [XX].

Manuel Bonilla, cuando joven tuvo un amigo íntimo, compañero de correrías amorosas y de serenatas románticas, llamado Rafael Becerra, más conocido por Ballito, con quien había formado un dueto musical. Ballito tocaba la guitarra y don Manuel la flauta; la vida separó a los viejos amigos.

Don Manuel buscó su destino por los caminos de la guerra y Ballito se quedó en Juticalpa ejerciendo el oficio de zapatero, dando conciertos de guitarra por las tardes a sus amigos y vecinos que lo buscaban para disfrutar de su plática chispeante y de su carácter jocoso.

Don Rafael Becerra estaba casado con una señora de nombre muy sujestivo llamada Pura Meza de Becerra. Cuando don Manuel llegó a la Presidencia mandó a llamar a su viejo amigo de la adolescencia y lo nombró segun parece, Jefe del Presidio de la Capital.

Cuando el Gobierno de don Manuel dio el primer baile de gala, invitó a don Rafael a la fiesta. Ballito, deseoso de rozarse con la alta sociedad tegucigalpense, envió a su esposa, residente en Juticalpa, el siguiente telegrama: “mándame leva, lánzome baile palacio”. La esposa le contestó, para consternación de Ballito, así: “Leva roída, masticación ratones”.

Según dicen viejos olanchanos, los telegramas los conservan los ancianos profesores Olga y Armando Sarmiento, vecinos de Juticalpa y nietos de la pareja protagonista de esta historia.

Tomado de “El Olanchano”. Juticalpa, 16 de agosto de 1984.

La inolvidable frase de Rodrigo Castillo Aguilar

Rodrigo Castillo Aguilar

Rodrigo Castillo Aguilar.
Foto de La Tribuna.

Don Rodrigo Castillo pasará a la posteridad como el hombre que dijo la frase “Hay que violar la Constitución cuantas veces sea necesario”.

Esta frase se ha sacado de contexto. Las declaraciones de Rodrigo Castillo con respecto a la necesaria violación de la Constitución se dieron en respuesta a un escrito publicado por un grupo de diputados que condenaban la manera en que se sacó al conocido narcotraficante Juan Ramón Matta Ballesteros del país.

Este escrito fue leído en el Congreso el 7 de abril de 1988 por el entonces diputado Manuel Zelaya Rosales, y en una de sus partes decía: “Exigimos que la Corte Suprema de Justicia, sin vacilaciones, ejecute los actos legales pertinentes en contra de las autoridades que han perpetrado este atentado a nuestra Constitución.”

Los parlamentarios que refrendaban con su firma estas palabras fueron los siguientes: del Partido Liberal, Manuel Zelaya Rosales, Ramón de Jesús Sabillón y Walter Galindo; del Partido Demócrata Cristiano, Efraín Díaz Arrivillaga.

A estos diputados les respondió el mismo 7 de abril de 1988 el también parlamentario y entonces Ministro de Recursos Naturales, Rodrigo Castillo Aguilar, con la declaración de donde se sacó la célebre frase: “Yo entiendo que con la entrega de Matta a Estados Unidos se violó la Constitución, pero si es para beneficio de Honduras, que se viole las veces que sean necesarias.” (El énfasis es nuestro)

Esta frase se ha querido relacionar con la dicha por el diputado nacionalista Plutarco Martínez en 1936, cuando defendía el continuismo en la presidencia del general Tiburcio Carías Andino con la frase “La Constitución es pura babosada.”

Sin embargo, la diferencia es clara. No hay cinismo en la declaración de Rodrigo Castillo, por que defiende ante todo el bienestar del país. En un claro orden de prioridades primero está Honduras, y la Constitución se hizo para servir al país, y no el país para servir a la Constitución. La parte de “violarla cuantas veces sea necesario” se puede entender como un recurso retórico para darle fuerza a esa idea, y no como un llamado a violar reiteradamente la Constitución.

Ironías de la vida: Manuel Zelaya Rosales, que en ese tiempo defendía la Constitución, después siendo ya presidente intentó violarla sin ningún escrúpulo; y posteriormente, después que le dieron el “golpe”, estuvo de acuerdo con la declaración de Oscar Árias de que “la Constitución de Honduras es un adefesio”.

Por otra lado, al haberse expulsado a Zelaya del país, el asesor legal de las Fuerzas Armadas, Herberth Bayardo Inestroza, admitió que se cometió una ilegalidad al expulsar a Zelaya, pero que se hizo para evitar la muerte de muchos hondureños; y que están dispuestos a someterse al proceso legal correspondiente.

Fuente: Libro “Evolucion Histórica de Honduras” (2009) de Longino Becerra.

Ver la nota de La Tribuna: Fallece reconocido dirigente político Rodrigo Castillo.

Enrique Nuila: anarquista hondureño

Por: Rafael López Murcia

Por las primeras dos décadas del siglo recién pasado expira la impronta del anarquismo en Honduras, la cual estaría marcada por la figura de Enrique Nuila, quien muere asesinado en 1919 contando a la sazón con treinta y dos años; sin hijos y con una obra situada por los estudiosos alrededor de 1907, y que estaría supuestamente en las antípodas del sistema ideado por Fourier; el ensayo inédito denominado “Cristianismo y Anarquismo”.

El escritor Juan Fernando Ávila Posas1 no vacila en en denominarle como “uno de los hombres más ilustres de Honduras (…) quien había adquirido una formación admirable y un caudal de conocimientos en la lectura disciplinada de los filósofos anarquistas”.

Un mérito personal que se le atribuye a Nuila, corresponde en haber influido en la formación de otro grande y poco estudiado hondureño: Juan Pablo Wainwright, cofundador del Partido Comunista de Honduras, y a la sazón sobrino materno de Enrique Nuila.

Escasos de su obra como estamos, bastará delinear una anécdota real que lo retrata como hombre consecuente con sus ideas: se dice que cuando fundó la escuela “Eliseo Reclus” de Olanchito, Yoro, iniciando funciones con 80 alumnos de los cuales ese joven espigado era Director, se obtuvo providencialmente una subvención gubernamental que ascendía a cien pesos mensuales para pagar su sueldo. Pero nuestro Director, le devolvía —nótese la singularidad— setenta pesos de los que devengaba al Estado de Honduras, al considerar que treinta le eran suficientes para mantener, lo que ahora llamaríamos su “costo de vida”. Por eso tal vez un pensador calificó al anarquismo como “el más extremo de los iusnaturalismos”,2 y puede en justicia reinvidicarse, en sus vertientes más idealistas, como “el franciscano del pensamiento político” (Esto es tanto más acertado si se mira la situación más bien lamentable en que han caído diversas variantes del pensamiento social cristiano).

Vemos aquí, un fragmento de su obra escrita, la cual junto a lo que se vaya conociendo de su vida, le será reconocida tal vez en la posteridad: “Las primeras comunidades cristianas en el fondo fueron anarquistas, como lo es todo el cristianismo, y si ya no existen, si fracasaron, tal fenómeno fue el resultado no de un vicio de tal naturaleza, sino de causas externas o porque sus miembros perdieron la fe y adoptaron costumbres anticristianas 3 (…) la anarquía es Dios que vuelve otra vez a visitar a los mortales para hacerlos buenos”. (el énfasis es nuestro).

Su apariencia física e indumento no desmiente la presencia del anarquista auténtico, uno que como veremos, es actitud cultural y no solo ideología. El padre José María Tojeira, en su Historia de la Iglesia en Honduras, tiene un aparte para este pensador nacional: “Nuila era un poco excéntrico en el vestir, de un pacifismo absoluto, sin ningún interés por la política de partidos y con un modo de comportarse que se asemejaba al de los gurús orientales. Enrique Nuila era algo más que un liberal. Había leído anarquistas rusos y franceses y captado la profunda veta religiosa que se da en el anarquismo ruso (…)”.4

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1 Nos referimos al estudio “El signo trágico de los intelectuales de Olanchito”, 1.ª Edición en la Editorial Universitaria, 1999. p. 22 y ss.
2 Zaffaroni, Manual de Derecho Penal. Cárdenas Editor. 2ª Edición.
3 Por antítesis citamos aquí la opinión divergente de Rousseau: “Se nos dice que un pueblo de verdaderos cristianos formaría la sociedad más perfecta que cabe imaginarse. No le veo a esta suposición más que una gran dificultad: es que una sociedad de verdaderos cristianos ya no sería una sociedad de hombres”. “El Contrato Social”.
4 Ávila (Op. Cit)
Tomado de el ensayo “Tradición Liberal y Anarquismo Filosófico”, de Rafael López Murcia. Universidad Nacional Autonóma de Honduras, Editorial Universitaria. p. 28 y ss.

Golpes de Estado en Honduras

El coronel Oswaldo López Arellano participó en los golpes de Estado contra Julio Lozano Díaz, Ramón Villeda Morales y Ramón Ernesto Cruz. En su segundo período de gobierno logró «constitucionalizarse» después de unas elecciones fraudulentas. En su tercer y último período de gobierno tuvo una tendencia progresista. El ex-presidente Rafael Leonardo Callejas considera que López Arellano ha sido el mejor gobernante de Honduras.

Desde la Independencia de Centro América de España, Honduras vivió un permanente estado de inestabilidad política. Al principio el Estado de Honduras era muy débil, y no tenía pleno dominio sobre su territorio. Los demás países de Centro América intervenían en la política interna, así como Honduras intervenía en la de estos. Y los países centroamericanos frecuentemente prestaban sus territorios para las fuerzas insurgentes de los países vecinos.

En el siglo XIX fueron derrocados por la fuerza de las armas los siguientes gobernantes hondureños: Dionisio de Herrera en 1827, José Trinidad Cabañas en 1855, Francisco Montes en 1863, José María Medina en 1872, Céleo Arias en 1874, Ponciano Leiva en 1876, Marco Aurelio Soto en 1883.

A inicios del siglo XX, el presidente Miguel R. Dávila fue atacado por el General Manuel Bonilla en 1911. Estados Unidos intercedió a favor de la facción conservadora de Bonilla, y en las negociaciones en el buque de guerra “Tacoma” se acordó que Miguel R. Dávila y su vicepresidente, Dionisio Gutiérrez, interpusieran la renuncia para entregarle la Primera Magistratura del país a Francisco Bertrand.

En 1919, el presidente Francisco Betrand renunció por amenaza de intervención militar de parte de Estados Unidos, al desatarse una crisis política en el país, por la pretensión de Bertrand de imponer un familiar político suyo en la presidencia.

La dictadura del General Tiburcio Carías Andino, que empezó en 1933 y duró 16 años, trajo una época de estabilidad política al país y la consolidación del Estado de Honduras. Sus primer período constitucional de cuatro años fue legal, pero al finalizar legalmente su mandato convocó a una Constituyente para que elaborara una nueva constitución que cambiara los períodos presidenciales de cuatro a seis años, y asimismo para que prorrogara el ejercicio del Poder a los titulares Carías y Williams por un subsiguiente período de seis años. En la reunión del Congreso ordinario, al vencerse este segundo período de seis años, se ratificó el Artículo de la Constitución que prorrogó el período presidencial a dichos seis años y la Presidencia en los titulares Generales Carías y Williams hasta el 31 de Diciembre de 1948, cuando se convocó al pueblo a elecciones generales.

Al presidente Carías le sucedió en 1949 el presidente Juan Manuel Gálvez. Este gobierno tuvo una influencia relativamente modernista. Al finalizar su período ninguno de los tres candidatos presidenciales obtuvo una mayoría absoluta. El presidente Gálvez, sintiéndose enfermo el 16 de noviembre de 1954 dejó el poder en manos del vice-presidente Lozano Díaz y se marchó a Panamá.

El presidente Julio Lozano Díaz se quedó gobernando de facto, asesorado por miembros del Congreso Nacional, que pasaron a ser Consejeros de Estado. Gobernó por medio de decretos-leyes.

El día 21 de octubre de 1956, las Fuerzas Armadas de la nación conminaron al presidente Díaz a que entregara el poder a una Junta Militar. Díaz se marchó a los Estados Unidos, falleciendo en Miami, Florida, el 20 de agosto de 1957.

Tomó el poder una Junta Militar formada por el general Roque J. Rodríguez, Jefe Director de la Escuela Militar “Francisco Morazan”, por el coronel Héctor Caraccioli, Jefe de las Fuerzas Armadas, y por el ingeniero Roberto Gálvez Barnes.

El 17 de noviembre, en virtud de la renuncia de los triunviros Roque J. Rodríguez y del mayor e ingeniero Roberto Gálvez Barnes, se reorganizó la Junta Militar de Gobierno con los triunviros Oswaldo López Arellano y el Coronel Héctor Caraccioli, quienes continuaron ejerciendo el poder de la nación hasta el momento de hacer la transmisión de mando al presidente electo por la Cámara Constituyente, Dr. Ramón Villeda Morales. La misma Constituyente eligió Jefe de las Fuerzas Armadas al coronel Oswaldo López Arellano.

El gobierno de Villeda Morales emitió algunas leyes importantes, como el Código de Trabajo, la Ley de Reforma Agraria, la Ley del Seguro Social, la Ley de Fomento Industrial y otras de gran importancia. Convocó al pueblo a elecciones, y diez días antes de celebrarse aquel evento electoral, el que se verificaría el día 13 de octubre de 1963, un golpe militar derribó su gobierno.

En su proclama del 3 de octubre las Fuerzas Armadas dieron tres motivos para el Golpe de Estado: La infiltración comunista en el gobierno de Villeda Morales, la existencia de la Guardia Civil como una amenaza contra el Ejército, y el lanzamiento de un candidato —Modesto Rodas Alvarado— que predicaba “el odio y no la unidad de la familia hondureña.”

Asumió el poder Oswaldo López Arellano, como Jefe de Estado, desde el 3 de octubre de 1963 al 5 de junio de 1965. El 6 de junio de 1965 empezó su nuevo mandato constitucional, después de unas elecciones notoriamente fraudulentas.

El 6 de junio de 1971 regresaron al poder los civiles, con un pacto entre el Partido Liberal y el Partido Nacional. El gobierno bipartidista, cuyo titular era el presidente Ramón Ernesto Cruz, resultó un fracaso. Un nuevo golpe de Estado militar, el 4 de diciembre de 1972, le puso fin al régimen civil.

Continuó gobernando Oswaldo López Arellano. El 22 de abril de 1975, el señor López Arellano fue destituido de su cargo por el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, al verse involucrado en un escándalo de corrupción en un caso de soborno por parte de la compañía estadounidense Chiquita Brands. Lo sustituyó en el poder el coronel Juan Alberto Melgar Castro. Melgar fue destituido de su cargo el 7 de agosto de 1978 por el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, y sustituido por una Junta Militar de Gobierno compuesta por los militares Policarpo Paz García, Domingo Antonio Álvarez y Amílcar Zelaya Rodríguez.

El 20 de julio de 1980 se instaló la Asamblea Nacional Constituyente. El 25 del mismo mes ésta emitió el Decreto No. 2, por medio del cual se eligió Presidente de la República al general Policarpo Paz García.

En las elecciones del 29 de noviembre de 1981 resultó electo presidente el doctor Roberto Suazo Córdova, quien asumió el poder el 27 de enero de 1982.

Así se le puso fin a un período de gobiernos militares, pero éstos conservarían una gran influencia en los gobiernos civiles, hasta que el gobierno de Carlos Roberto Reina le quitó la autonomía a las Fuerzas Armadas y abolió el servicio militar obligatorio.

Pero culminado el período de los golpes de Estado en 1982, ahora se darían golpes de barraca en el seno de los gobiernos civiles. Grupos de militares rebeldes defenestraron al Jefe de las Fuerzas Armadas en tres ocasiones: en 1984 a Gustavo Álvarez Martínez, en 1986 a Walter López Reyes, y en 1990 a Arnulfo Cantarero López.

Supuesto golpe de Estado 2009

La expulsión del presidente Manuel Zelaya el 28 de junio del 2009 es considerada por algunos como un golpe de Estado. Leer más>>

Fuentes:

  • Revista Histórica Presidente
  • Libro Evolución Histórica de Honduras, de Longino Becerra.