Este es un resumen de algunos de los acontecimientos en Honduras desde el regreso de Manuel Zelaya al país hasta el día de hoy.
Mel Zelaya apareció el pasado lunes 21 de septiembre en Tegucigalpa, después de haber permanecido fuera del país por tres meses, al haber sido derrocado legalmente el 28 de junio.
En medio de una confusión inicial, en la que el gobierno de Micheletti negó en un principio su presencia, Zelaya apareció en la sede diplomática de Brasil en Tegucigalpa, después de que se dijo de que estaba en el edificio de las Naciones Unidas en la misma ciudad.
Las primeras declaraciones de Zelaya fueron las de un llamado al diálogo, sin embargo no pasó mucho tiempo antes de que gritara la consigna de «Patria, restitución, o muerte», lo que constituye un claro llamado hacia la insurrección y la violencia.
Zelaya continúa atrapado en la sede diplomática de Brasil, en medio de un cerco de policías y militares, pero su presencia en el país ha envalentonado a sus seguidores para arreciar sus acciones violentas y delictivas.
Alrededor de mil personas permanecieron la noche del lunes 21 frente al inmueble diplomático, los que fueron desalojados por la fuerza a tempranas horas del martes 22 por las fuerzas del orden, luego de las acciones vandálicas en las que fueron destrozados los vidrios de los vehículos estacionados en las inmediaciones, y hasta de asaltos a los vecinos de la localidad de la embajada, que se encuentra en la colonia Palmira de Tegucigalpa.
Se dice que Zelaya esperaba la venida de medio millón de personas para recibirlo, que lo condujeran en una marcha triunfal hacia la Casa de Gobierno a reinstalarlo en el poder. Sin embargo, la asistencia fue muy pobre. Zelaya no tiene la popularidad que él cree tener.
Zelaya ha caído en una trampa, en una ratonera diplomática, en medio del hacinamiento producido por sus seguidores, que poco a poco han ido desalojando la embajada, que de llegó a tener 300 personas seguidoras de Zelaya, y que ahora alberga alrededor de 40 zelayistas, incluyendo a la esposa de éste, Xiomara Castro.
Por esta razón, el vocero alterno de Estados Unidos en la OEA considerá que la acción de Zelaya de volver al país sin un acuerdo político previo es «irresponsable y estúpida».
Manuel Zelaya, después de haber disfrutado de habitaciones de lujo pagadas con dineros del pueblo venezolano (Hugo Chávez ha patrocinado sus viajes por todo América, buscando aplicar sanciones más fuertes contra Honduras para forzar su restitución) ahora se encuentra en una situación precaria.
La violencia producido por sus seguidores llegó a los barrios de la capital el martes 22 con el saqueo de supermercados y tiendas de electrodomésticos en horas de la noche de ese mismo día.
El Consejo de Seguridad de la ONU ha pedido que se respete la sede diplomática de Brasil, y que «cese el acoso» de las fuerzas públicas hondureñas, ignorando en todo momento que es Honduras la víctima de la agresión del gobierno de Brasil, que ha permitido que su inmboliario diplomático sirva de centro de agitación política. El gobierno de Brasil todavía no ha definido el estatus legal de Zelaya, éste permanece como un huesped de la sede diplomática, y no tiene la condición de asilado.
Si la fuerza pública hondureña irrumpiera en la sede diplomática para capturar a Zelaya, esto sería perfectamente legal, ya que el recinto diplomático no tiene para Honduras la categoría de una embajada, ya que actualmente no existen relaciones diplomáticas con ese gobierno. Sin embargo, esto tendría seguramente graves consecuencias para Honduras, ya que el gobierno actual es ampliamente ignorado por los presidentes del mundo. No queremos dar ninguna excusa para que nuestro suelo patrio sea invadido.
La presencia de Zelaya en Honduras es más que una incomodidad con sus constantes llamados a la insurrección y a la violencia. Las pérdidas por los toques de queda a nivel nacional son millonarias. El vandalismo y la subversión contra el gobierno aumentó con la venida de Zelaya. Lo más conveniente hubiera sido capturar a Zelaya para someterlo a juicio, lo que podría servir de alguna manera para lavar el nombre de nuestro país, ya que se acusa al presente gobierno de haber cometido un golpe de Estado al haber expulsado del país a Zelaya, sin antes haberlo sometido a un proceso legal completo.
La noche del jueves 24, los cuatro candidatos presidenciales que se comprometieron con el presidente tico Óscar Arias de impulsar el diálogo entre el gobierno interino y Zelaya en el marco de las conversaciones de San José, se reunieron con Zelaya en las instalaciones de la embajada brasileña en Honduras. Las conversaciones se dieron en un clima de cordialidad, y aparecieron fotografías de Zelaya abrazándose con cada uno de los candidatos presidenciales. Se pensó que esto significaba una disminución de la tensión y de una pronta solución al conflicto, ya que Zelaya ha acusado a estos candidatos de ser «golpistas». Sin embargo, esta ilusión duró poco, ya que Zelaya continúo haciendo llamados a sus seguidores para «continuar la batalla» contra el gobierno interino.
Lo países de la OEA y la Unión Europea anunciaron que harían retornar a sus embajadores, que después del cambio de gobierno fueron llamados «a consultas» a sus respectivos países, y esto con el fin de presionar por la restitución de Zelaya. Sin embargo, el gobierno anunció que para admitir el retorno del personal diplomático primero deben normalizarse las relaciones con el gobierno actual. Con esto se frustan los planes de Zelaya de crear un «gobierno paralelo» con la ayuda de la «comunidad internacional».
Para este efecto, también se ha dicho que el Fondo Monetario Internacional asignaría una millonaria cantidad de dólares a ex-funcionarios del gabinete económico de Zelaya, con el fin de apoyar la política monetaria del país. Sin embargo, al no tener Zelaya acceso al Banco Central, no se sabe como haría Zelaya uso de estos recursos.
El gobierno se dio a respetar el domingo 27, cuando una comisión técnica de la OEA de cinco personas vino al país sin haber solicitado el permiso correspondiente. Cuatro de estas cinco personas tuvieron que salir del país sin haber conseguido su objetivo.
El vocero alterno de Estados Unidos ante la ONU, Lewis Anselem, dijo que esta acción del «gobierno de facto» era un insulto a la comunidad internacional. Sin embargo, no toma en cuenta que etiquetar al gobierno de Micheletti como «de facto» es un insulto contra la mayoría del pueblo hondureño, que entiende que la sucesión presidencial se hizo de acuerdo a la Constitución hondureña.
Estados Unidos también ha insultado a nuestro país al quitarle la visa a magistrados de la Corte Suprema de Justicia, por haber procedido de acuerdo a las leyes del país en el caso del señor Zelaya. Como ha insultado a varios empresarios hondureños, al quitarles la visa por sus opiniones políticas.
Sin embargo, como somos un país pequeño, se espera que renunciemos a nuestra dignidad y nos traguemos nuestro orgullo.
El mismo domingo 22, se anunció en cadena nacional de la existencia de un decreto del Poder Ejecutivo que restringe algunas garantías constitucionales que tienen que ver con la libertad personal, la libertad de asociación, la libertad de locomoción y la libertad de expresión. Esto se hizo ante los llamados de Zelaya a sus seguidores para hacer la batalla para una «ofensiva final» contra el régimen de Micheletti.
Se razónó que era preferible tomar estas medidas que someter a la población a largos toques de queda, como el que se adoptó el lunes 21 cuando se supo de la presencia de Zelaya en el país.
Sin embargo, la medida ha tenido una fuerte oposición en el Congreso, y en la comunidad internacional, aunque goza de una fuerte aceptación popular. El decreto de estado de sitio continúa vigente, y desde el lunes 28 fueron sacados del aire la radioemisora «Radio Globo» y el canal 36, también conocido como «Cholusat Sur». Estos medios se dedicaban a la desinformación y a la agitación política.
Ante las presiones adversas, el presidente Micheletti ha dado marcha atrás y planea derogar el controversial decreto de estado de sitio en los próximos días.
Mientras tanto, el embajador de Estados Unidos en Honduras, el señor Hugo Llorens, ha estado cabildeando con políticos y empresarios por la restitución de Mel Zelaya al poder, pero el gobierno de Micheletti continúa firme en la defensa de la libertad y la Constitución. Las medidas del estado de sitio han sido para preservar la libertad y la Constitución, no para anularlas. La figura del estado de sitio es reconocida y regulada en la Constitución hondureña en el artículo 187 de ésta, y en la constitución de otros países, y también en convenios internacionales.
Hoy finaliza el mes de septiembre, y todavía no se vislumbra una solución al conflicto.