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Lotelhsa no produce nada

¿Quién no ha oído el slogan «sueña y gana con La Diaria«? ¿O de las loterías del Pega 3 y la Loto? Nos hemos acostumbrado a los anuncios de Lotelhsa, y ya hay muchos compatriotas enganchados probando suerte comprando boletos de lotería de esta compañía en forma regular.

¿Qué de bueno le trae Lotelhsa al país? Lotelhsa nos ha bombardeado con su publicidad, y ha desplazado a la Lotería Nacional, que es una empresa pública de beneficio social.

Aunque se puede argumentar que Lotelhsa produce empleos, y que a nadie obligan a comprarle boletos de lotería de esta compañía, la verdad es que esta empresa no produce nada. No tiene justificación social para existir.

Es claro que Lotelhsa recibe del público más de lo que da, de lo contrario ya habría desaparecido, por que es una organización de lucro. Por lo tanto, esta es una organización parásita, que le extrae el dinero a muchos ingenuos, que esperan que la suerte les favorezca, sin trabajar individual y colectivamente para lograr sus sueños.

Es bueno tener sueños, pero no es bueno estar esperanzados al puro azar para conseguirlos.

Con estas empresas que venden sueños no funcionan las teorías que defienden el libre mercado. Muchas personas que viven esperanzadas a que la fortuna les favorezca están actuando en forma irracional, el dinero que invierten en rifas y loterías podría ser mejor invertido en algo productivo, o simplemente ahorrarlo.

Lotelhsa debe desaparecer

El diputado de Comayagua, Fabián Discua Carranza, ha presentado una moción para derogar el proyecto que le dio vida a Lotelhsa. ¿Por qué será que no hemos oído nada de esto en los medios de comunicación? ¿Será que la influencia financiera de Lotelhsa tiene silenciada a la prensa? Sabemos que Lotelhsa compra espacios publicitarios en los medios, los cuales no son baratos. Al hacer esto Lotelhsa compite por el espacio de publicidad con empresas que ofrecen productos que sí son útiles, encareciendo sus costos de producción. Al bloquear la censura en su contra, aunque no sea en forma deliberada, Lotelhsa perjudica a la libertad de expresión, y se coloca por encima del derecho de los hondureños de conocer sobre algo que les atañe como ciudadanos.

Patricia Rodas: Doctora en Historia

Patricia Rodas Baca
Foto: elnuevodiario.com.ni

Doctora en Historia

Patricia Isabel Rodas Baca nació en Comayagüela, municipio del Distrito Central, el 22 de junio de 1962, siendo hija del connotado líder liberal Modesto Rodas Alvarado y de doña Margarita Baca Saravia de Rodas Alvarado.

Realizó sus estudios primarios en la Escuela Miguel Obregón de Alajuela, Costa Rica, en donde sus progenitores estaban exiliados a raíz del golpe militar del 3 octubre de 1963. Su enseñanza secundaria la hizo en el Instituto Sagrado Corazón y en el Instituto Tegucigalpa donde se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras.

Recibió su título de licenciada en Historia, con excelencia académica en la UNAH. Se especializó en la Universidad Internacional de Andalucía en la Rabida, España, en donde leyó una tesis con el nombre de: «1921: el fracaso de la Federación Centroamericana, del Estado Cafetero al Negocio del Canal Interoceánico», bajo la dirección de los profesores Jorge Celman y Juan Machena Fernández, obteniendo el grado de Master, Cuma Cum Laude.

Radicada en Sevilla, en la Universidad Pablo Olavide, presentó el trabajo de investigación «Movimiento de Resistencia Jurisdiccional en la Construcción de Frontera en la Región Centro-Sur de Honduras (1830-1840)», para poder aspirar al grado de Doctora en Historia, con la calificación de sobresaliente.

Fue convencional suplente liberal por Sabanagrande en 1978 y fue dirigente del Movimiento Esperanza Liberal (MEL) que impulsó la candidatura presidencial de Manuel Zelaya. Se desempeñó como presidenta del Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal, de donde pasó a ser la primera ministra de Relaciones Exteriores.

Contrajo matrimonio con Rodolfo Gutiérrez Gonzales, es madre de Braulio Antonio Gutiérrez Rodas y es la hermana menor de Mabel, Modesto José, Lempira Rafael, Ana Joaquina de la Cruz y Victoria Margarita Rodas Baca.

(Revista Política de Honduras, Editorial Iberoamericana)

Tomado de «La Tribuna», del sábado 31 de octubre del 2009.

El fracaso de Óscar Arias como mediador

El señor Óscar Arias tiene un Premio Nóbel de la Paz en su haber, por sus gestiones diplomáticas para resolver los conflictos armados en Centroamérica, durante la guerra fría de los años ochentas.

Sin embargo, ante la crisis interna de Honduras demostró una incapacidad que demuestra que no se merecía el Premio Nóbel.

Desde el primer día en que se expulsó a Zelaya de Honduras hacia Costa Rica, Arias demostró una parcialidad hacia el derrocado presidente que nunca abandonó.

En vez de ser facilitador del diálogo entre las partes, Arias se convirtió en un estorbo, ya que presentó en forma unilateral su propia propuesta, a la que llamó «Acuerdo de San José», siendo que todavía no se había llegado a un acuerdo. Pero él pensaba que él sabía más que las partes mismas lo que a ellas les convenía, y ante su falta de ideas, pensó que lo único que faltaba era presionar al «gobierno de facto» con amenazas de más aislamiento para que firmara su «acuerdo».

Nunca trató de aproximar a las partes, probando diferentes propuestas. Su papel de mediador quedó desvirtuado, pues el papel de mediador no es decidir por las partes, sino tratar de aproximar las posiciones de las partes hacia un punto de convergencia.

Al regresar Manuel Zelaya a Honduras, y refugiarse en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, el diálogo avanzó rápidamente, ya sin el estorbo de Arias.

Como vio que llevaba las de perder, Arias se descalificó a sí mismo al decir en una entrevista que la Constitución política de Honduras era un «adefesio jurídico», y que era la peor sobre la faz de la tierra. Este tipo de expresiones resulta algo inaudito para un mediador. Un verdadero mediador no trata de ofender a una de las partes.

Algo que demuestra en forma palpable el fracaso de Arias es el asunto de la amnistía. Las dos partes en el diálogo Guaymuras no tuvieron problemas en descartar rápidamente el asunto de la amnistía. Al mantener en su «acuerdo» el tema de la amnistía, Arias pretendía imponer algo que las dos partes rechazaban, alejándolas así aun más de un acuerdo.

Creo que sin la desvirtuada mediación de Arias este conflicto se hubiera resuelto más rápidamente.

No se puede, en justicia, llamar al acuerdo logrado en Tegucigalpa gracias al empujoncito de Thomas Shannon «Acuerdo de Tegucigalpa – San José». Quitémosle lo de San José, este es un acuerdo netamente hondureño.

Arturo Corrales es un "gallo"

Arturo Corrales Álvarez
Foto: Noticiero DC

«Sos un gallo», le decimos en Honduras a una persona inteligente y brillante. Así es Arturo Corrales Álvarez, que ha sido parte importante de la comisión negociadora del presidente Roberto Micheletti en la mesa de diálogo con el ex-presidente Manuel Zelaya.

Durante las Jornadas del diálogo de San José, con el señor presidente Óscar Arias de Costa Rica, él siempre pudo destacar lo positivo, aun cuando otros solo miraban obstáculos.

«Me gusta ver las cosas en términos de soluciones, en vez de problemas», dijo una vez refiriéndose al contenido del «Acuerdo de San José», es decir, la propuesta del señor Arias, que exigía la restitución del señor Zelaya.

Arturo Corrales pudo ver muchas cosas positivas en ese documento, a pesar de la imposición que pretendía hacer el señor Arias. Él pudo ver que en la propuesta de Arias se aceptaba implícitamente la legitimidad de los otros dos poderes del Estado hondureño: el Poder Legislativo y el Poder Judicial; y que se aceptaba que un delito al promover la Constituyente, por que de otra manera no tendría sentido pedir amnistía, por eso exclamó jubiloso: «¡El diálogo ha triunfado!», cuando el triunfo no era tan aparente.

Estas concesiones de Arias validaban la posición de Micheletti, de que no se había dado en Honduras un golpe de Estado militar, en medio de un diluvio de desinformación de los medios de comunicación internacionales que indicaban lo contrario.

Mientras muchos hondureños desconfiábamos de ese diálogo, debido a las constantes mentiras de Zelaya, Arturo Corrales nunca perdió la fe que se alcanzaría una solución.

No cabe duda de que Arturo Corrales tuvo un papel importante en lograr al fin el acuerdo con la comisión de Zelaya, por su creatividad para proponer soluciones y alternativas.

Arturo Corrales es para mí un caso ejemplar de que se puede ser optimista en situaciones difíciles sin con ello pecar de ingenuo.